El Real Murcia ha vuelto a sonreír en casa. Los goles de Alberto Toril y Víctor Curto han salvado a los granas en un partido en el que se adelantó el Don Benito. Aunque no merecieron ganar, sobre todo por el canguelo de Adrián Hernández, que se empeñó en capar cualquier intento de fútbol ofensivo, finalmente fueron capaces de mantener el 2-1 en el marcador.

Anda Adrián Hernández señalando a sus jugadores de ataque un día sí y otro también. Pero el problema del Real Murcia no está en el ataque. Es real que Chumbi no anda en su mejor momento, que desespera verlo tan parado en el césped, pero esta tarde, cuando Curto saltó al terreno de juego en el once titular, tampoco se enteró de casi nada en la primera parte. Aislado, al igual que cuando juega el aguileño, las ocasiones no llegaron.

Se ha repetido tantas veces ya la cosa que a veces hay que mirar más allá de la lógica. Y el problema del Real Murcia pronto se vio que volvía a estar en el esquema. Que los granas jueguen con cinco defensas en partidos de alta intensidad, con rivales con más armas, ayuda; pero que el Real Murcia juegue con cinco defensas ante conjuntos de la parte baja, lo único que hace es perjudicar y frenar. Se ha vuelto a ver en una primera parte pésima, en la que el centro del campo grana era incapaz de tener el control, en la que Pedrosa y Curto apenas entraron en juego.

Todo olía a que se iba a repetir la misma historia de siempre. Cuando el Murcia no compite, el Murcia pierde. Y los nervios de la grada se confirmaron en el último minuto de la primera parte. Abraham Pozo se sacó un latigazo lejano para batir a Tanis que vio como el balón le superaba por arriba mientras hacía la estatua.

Con una afición desesperada, cansada del conformismo del Real Murcia, solo podía elegirse el camino de la reacción. El primero en corregir sus propios errores fue Adrián Hernández. Descubrió hace ya muchas jornadas el técnico grana la defensa de cinco, y parece que en su libreta ya no hay más páginas. Se empeña en repetir y repetir, aunque en determinados partidos no dé ningún resultado.

Debería haber aprendido el Real Murcia de lo ocurrido en Mérida. Era ya la enésima vez que se equivocaban los granas ante equipos de la zona baja. Pero nada de eso. Siguió Adrián Hernández empeñado en alinear a cinco defensas. Ahí estaban Álvaro Rodríguez, Armando, Antonio López, Edu Luna e Iván Pérez. Y mientras el centro del campo se ahoga y la delantera es una isla.

El gol de Abraham Pozo hizo que Adrián Hernández reaccionase por obligación. En el 46, Alberto Toril saltaba al terreno de juego en sustitución de Antonio López. Y solo necesitó diez minutos el mallorquín para marcar su quinto gol de la temporada, superando a Chumbi e igualando por unos minutos a Curto. El 1-1 animó a los granas, que además se sentían cómodos con más piezas en ataque.

Seguía intentándolo el Don Benito. Los dedos de Tanis y el larguero evitaron el segundo tanto de Abraham Pozo en el minuto 57. Y en el 62, Álvaro Rodríguez sacó un remate de Artiles. El sufrimiento acabó cuando Víctor Curto demostró que está de vuelta. En el minuto 63, el catalán daba la vuelta al marcador al marcar su sexto gol de la temporada, recuperando el título de 'pichichi' en solitario.

Parecía que el Real Murcia había purgado sus pecados, y aunque logró mantener la victoria, Adrián Hernández se empeñó en que los granas no sumaran los tres puntos. Y es que su obsesión por mirar a la defensa empieza a dar miedo. Podían disfrutar los aficionados por un rato de algo más que pelotazos, pérdidas de balón y sufrimiento. Pero ahí estaba el técnico para borrar la sonrisa de la boca a la grada. Su segundo cambio fue retirar a Víctor Curto y sacar a Manolo. El segundo, quitar a Pedrosa y poner a Juanra.

A la vez que el Real Murcia reforzaba la defensa, el Don Benito asustaba a Tanis. Tuvo ocasiones para empatar, pero no tuvieron la suerte necesaria para convertirlas en gol y dar el escarmiento que Adrián Hernández necesitaba, porque esta tarde el peor enemigo del Real Murcia ha sido su propio entrenador.