Trabajadora de ElPozo y corredora. Elvira Gutiérrez Bernal (Alhama, 9 de octubre de 1988) es una luchadora que ha superado gracias al deporte una enfermedad silenciosa como es la bulimia. Trabaja en ElPozo, reside en Murcia y también logró dejar el tabaco. Toca el piano, la viola y la guitarra. Su vida dio un giro cuando rompió con su pareja y cambió los tacones para salir de fiesta por las zapatillas de deporte.

¿Cómo se inició en el deporte?

Siempre que he hecho algún deporte ha sido correr, pero porque mi padre hacía medias maratones, al igual que mi madre. Empecé a salir con él con 6 o 7 años y corría 5 kilómetros de uvas a peras. También me apuntaba a la carrera de mi pueblo y me quedaba segunda o tercera de mi categoría y me motivaba€

Y eso le picó.

Sí, me picaba, pero en ese momento de vida tenía otras prioridades. Tenía ya 27 o 28 años, pero mi vida dio un cambio de muchos grados en ese momento. Me quedé soltera y mis prioridades cambiaron. Llevaba con mi pareja toda la vida y tenía que llenar ese hueco de alguna manera. Con una amiga mía empecé a salir a andar por la sierra porque no tenía ganas de salir de fiesta ni de hacer nada. Empezamos a correr poco a poco.

¿Le sirvió como terapia?

Sí, no me apetecía hacer otra cosa. Necesitaba superarme a mí misma después de acabar una relación de la que era muy dependiente. Ver que podía hacer cosas sola fue descubrir que yo valía para hacer muchas más cosas. Ya las hacía, pero hacerlo sola era algo nuevo para mí. Ese fue un punto de inflexión en mi vida. Hicimos una carrera, me fue bien, quedé cuarta. Me valía para pasar momentos con mi amiga y conocer a gente nueva. Fue un cambio radical en mi vida.

¿Y por qué le gusta tanto la montaña?

También hago asfalto y, por ejemplo, he corrido la Media Maratón de Santa Pola, pero es todo llano, recto. En la montaña subes, bajas, te paras, es otro rollo.

¿Pero de joven no hacía deporte?

Es que de joven estaba rellena, no me gustaba. Además, estudiaba música y mi vida era del conservatorio a casa. Hacía lo justo de deporte, como ir dos o tres veces a la semana al gimnasio y por temporadas.

Al piano le ha dado fuerte.

Sí, empecé con cinco años a tocar el piano y terminé el conservatorio. Y de viola tengo el elemental y el medio.

¿No le ha dado a la guitarra?

Sí. Cogí una guitarra que tenía mi madre, le puse cuerdas y me metí en cuerdas.net para aprender los acordes. Y le pedí al cura ir a tocar a la iglesia para practicar el ritmo.

Vamos, que le ha dado a todo en la música.

Sí, de hecho en verano me iba a campamentos de música y hacíamos intercambios con gente de otros puntos del país.

En el deporte también me han contado que hizo un triatlón y que se quedó penúltima.

Así es, es cierto. Eso fue en Alhama, en el primer triatlón que hice. Acabé muy mal, pero era cuestión de participar. Lo sufrí, y eso que no era un triatlón de los grandes, pero siempre he tenido fobia a lo que hay debajo del agua. Siempre he tenido miedo a las luces de la piscina y tuve que hacer el triatlón sin gafas para no ver lo que había. Éramos siete chicas por cada calle y yo me ahogaba. Recuerdo los gritos de mi madre fuera de la piscina diciendo 'muchacha, sal, que te vas a ahogar'. Tengo fotos donde se me ve solo la cara con ansiedad en la piscina. Salí última y un compañero me pidió que parara, pero yo quería terminar el triatlón porque otra cosa no, pero agallas tengo.

¿Es muy competitiva, le da importancia a acabar en el podio?

Sí y no. Si compito aquí en Murcia, quizás sí porque sé que puedo estar ahí arriba. Yo creo que sí soy competitiva y saco los dientes€

¿Y cuando se queda cuarta, le da vueltas?

Es que me he quedado cuarta muchas veces. Tuve un año con una racha de cuartos puestos increíble. Es que el cuarto es el primer perdedor y eso fastidia mucho. Pero llegó el día donde me quedé tercera, segunda y primera.

¿Todos los fines de semana está liada con las carreras?

Prácticamente desde que tengo entrenador desde enero de 2018. Me puse en contacto con el mejor de aquí de Murcia, Borja Rubio, y lo hice sobre todo por prevención de lesiones, porque yo lo que más miedo tengo es a lesionarme. Cuando empecé con él llevaba una temporada mala porque he estado enferma con bulimia muchos años. Entonces tuve una recaída y dejé de fumar. Hablé con él en diciembre y dijimos de empezar en enero. Yo tenía siete u ocho kilos de más, estaba fatal y tenía dudas de cómo iba a estar, pero es que en enero del año pasado yo pesaba 10 kilos más. Había dejado de fumar y me pilló la Navidad, me hinché.

¿Era fumadora empedernida?

A mí me gustaba fumar. Veía imposible dejarlo porque me gustaba sentarme después de comer a fumar.

¿Y cómo lo consiguió?

Porque cuando me puse a hacer series en la pista de atletismo pensaba que me iba a dar algo. Y, sobre todo, porque me convocaron para la selección regional. Cuando nos fuimos de viaje me dio vergüenza fumar allí. Nadie se imaginaba que yo pudiese fumar y me daba una vergüenza que me moría. Un día que me fui a entrenar con el seleccionador y una amiga más le dije a él que si sabía que yo fumaba. Le comenté que me quedaban cuatro cigarros y que cuando terminara ese paqueta, se acababa, no había más. Ese día estaba de turno de noche en ElPozo y a las cinco de la mañana me fumé el último. Desde entonces no me he puesto un cigarro más en la boca.

No le han hecho falta ni parches ni médicos.

Nada. Tú imagínate cuando me iba a las carreras, se me salían los pulmones. Yo he hecho podios fumando, pero desde que lo dejé empecé a mejorar y es lo mejor que he hecho en mi vida.

¿Y qué más ha notado?

Por ejemplo, que no he vuelto a ponerme mala, a saborear la comida€ Mira, de vez en cuando tengo la tentación de echarme un cigarro, pero no. Espero no volver a fumar más.

Ahorra con el tabaco, pero su hobby, aunque parezca que no, es caro.

Lo que no me gasto en tabaco, me lo gasto en deporte porque esto es muy caro. La nutrición, las zapatillas de deporte, la ropa, bicicletas, fisioterapeuta, entrenador€ Pero es que también voy de vez en cuando a una máquina que se llama Indiva, que desprende mucho calor y hace que la sangre vaya bien al músculo y la pierna se oxigene. Te quedas nuevo con eso.

¿Sigue haciendo triatlones?

No me gusta porque la natación me cuesta.

Entonces, duatlones.

Sí, hice el duatlón de Murcia hace unos años. En la montaña sé que me defiendo, pero hacer un duatlón y quedarme de las últimas, no me llama. Ahí sí te puedo contestar a la pregunta de competitiva, y lo cierto es que visto así, lo soy.

Aunque no lo crea, lo es.

Mira, cuando hice el duatlón de Murcia yo quería quedar de las primeras, pero eso es algo que sí consigo en la montaña.

El problema de la montaña es que los tobillos sufren mucho.

Sí, pero para eso trabajo con José ejercicios para que los tobillos estén bien. Las rodillas y los tobillos, con las piedras, sufren mucho, pero para eso hacemos muchos ejercicios para evitar las lesiones.

¿Y la bulimia, cómo la superó?

Por mi psicóloga, Mari Carmen Cortijo, a quien le tengo que poner un piso en el centro de Murcia porque me ha ayudado muchísimo. La bulimia es algo que se supera pero que siempre está ahí. Por eso también me puse en contacto con Ana Nusade, que no es una nutricionista cualquiera. Ella tenía un reto, porque yo no puedo hacer una dieta normal y corriente, no puedo pasar hambre porque la bulimia siempre está ahí. Hace muchos años que no me pasa y la superé gracias a Mari Carmen. Es una enfermedad que también llega por depresiones y te castiga a ti mismo, pero quitando esos problemas, ya está solucionado.

¿Tiene algún referente deportivo?

Me gusta mucho Sheila Avilés y Teresa Nimes, con quien puedo entrenar aquí. Es una tía muy natural y muy cercana, que te ayuda siempre que lo necesitas. Tiene buen corazón.

Y es muy activa en redes sociales.

Sí porque me gusta. Enseño, por ejemplo, lo que como y hay mucha gente que se anima a comer bien.

Pues yo llegué a pensar al ver sus publicaciones en Instagram que era nutricionista.

Qué va, si la alimentación la he llevado siempre muy mal porque no hay cosa que me guste más que comer. Disfruto comiendo. Me das a elegir lo que sea y comer, y yo siempre voy a elegir comer. Soy un pozo sin fondo.

¿Tiene que estar siempre controlándose?

Así es. Nusade conmigo tiene el cielo ganado porque para que le hiciese caso y empezara a perder peso, pasó tiempo. Haciéndole caso no paso hambre y he perdido peso. Y para que yo entienda que tengo que hacerle caso€

¿Es cabezona o autodidacta?

Soy cabezona y hasta que no me doy con la pared€ Me pasa con todo. Mi madre siempre me dice que hasta que no choco de frente, no aprendo.

¿Le gustan los retos de grandes kilometrajes?

No. El año pasado sí que hacía carreras más largas, pero ahora no. Si tú haces una carrera de 30 o 40 kilómetros tienes que ir suave, pero yo ahora mismo quiero ir rápida. Hice una vez 42 kilómetros, sufrí mucho, me quedé la última y lloré cuando vi a mi entrenador y los fisios a mitad de carrera.

¿Pero es sano correr tanto?

Dicen que del deporte se sale, pero no sé yo. Si lo llevas con cabeza, sí es sano, pero como te obsesiones no. Tienes que tener siempre los pies en la tierra y saber que el lunes vas a ir a trabajar a ElPozo, que es lo que te da de comer. A correr vamos a pasarlo bien y no tienes que agobiarte. Como tu vida dependa de eso, no es bueno. Estas navidades he salido con mis amigas, he comido lo que me ha dado la gana, pero siempre con un control.

Es que lo tendrá que pasar mal cuando ve a la gente comer.

Mira, en Nochebuena y en Nochevieja no pude salir de lo que comí, pero sabía que era la última vez, que en enero ya empezaban las carreras. A mí me apetece más levantarme un domingo temprano a entrenar que salir de fiesta.

Es que tienen que madrugar mucho.

En verano sí, pero en esa época, por el calor, hacen las carreras por la tarde. Con mi amiga Vanesa me levantaba a las cinco de la mañana para salir a andar 30 kilómetros. Ahora que es invierno salimos a las nueve o las diez de la mañana. A mí me suena un viernes el reloj para irme a trabajar y me cuesta trabajo levantarme, pero eso pasa el domingo a la misma hora para salir a entrenar, y salgo rápidamente. Palos con gusto no duelen y eso es así. Hay veces que me pregunto de dónde saco la fuerza.

¿Es obediente?

Sí. Lo que ordena Borja lo hago. Soy muy constante y responsable, pero es que si no lo haces así, al final el fruto no llega.

Pero no vive del deporte.

Ahí llevas razón, pero es que cuando termino un entrenamiento siento tanta satisfacción, que me compensa.

¿Qué retos se ha planteado este año?

Tengo unas cuantas carreras, pero ninguna en Murcia. Yo disfruto más yéndome un fin de semana con el grupo de gente que nos vamos, que correr aquí. Como entreno por aquí, no me motiva correr por aquí. El año pasado estuve en Zumaia, La Sagra y Cantabria. Cuando yo empecé a correr dije que me iba a recorrer el mundo entero en zapatillas y ahí estoy. Como ahora mismo no tengo nada que me ate aquí y puedo hacer lo que me da la gana y me lo puedo permitir, prefiero irme a Las Palmas, por ejemplo, a hacer la Transgrancanaria.

¿Ha notado en estos años que cada día hay más mujeres compitiendo?

Muchísimas más.

Pero siguen siendo minoría.

En El Buitre de Moratalla había unas 75 mujeres. Somos pocas, pero cada día hay más. Hay una amiga con la que solo me veía los sábados de fiesta y ahora nos vemos los domingos en las carreras. Eso está bien. Por eso tengo puesto en Instagram la frase cambié los tacones por las zapatillas de deporte. Antes solo salía y ahora no tengo ni tacones en la habitación.

Le pasa lo mismo que a mí con las corbatas, que no me las pongo salvo que me obliguen.

Sí. Antes vestía más femenina, me gastaba el dinero en ropa en los centros comerciales y ahora voy a las tiendas deporte. Ahora me falta de armario para meter la ropa de deporte.

Y eso ha ocurrido en poco tiempo.

Solo llevo tres años corriendo, esto ha sido un cambio radical.

¿Un sueño?

Llegar a meta y levantar la cinta. Una vez que gané no había cinta y eso me quedó ahí. Pero el otro día, en la Carrera de Los Olivos, lo conseguí. Me tuvieron que quitar la cinta de las manos porque no la soltaba.