En circunstancias normales -y cuando digo normales quiero referirme a las circunstancias que se han presentado otros años- uno tendría que estar escribiendo esto en marga corta después de un día de playa en el que la temperatura no baja de los 30 grados a la sombra. Con un Cartagonova que estaría unos meses parado, sin que los tacos de las botas de los futbolistas pisasen el césped del feudo albinegro, el Carabela de Plata se estaría disputando en pleno mes de agosto. Pero eso es, repetimos, en circunstancias normales. Este año los acontecimientos nos llevaban a presenciar el torneo por excelencia del fútbol cartagenero en el mes de febrero debido al mal estado que presentaba el césped del estadio durante el pasado verano.

Las condiciones en las que se encontraba por entonces obligaron a ir retrasando la fecha de su celebración. Los diferentes compromisos que ha ido teniendo el Cartagena -entre los que contamos la competición liguera, la Copa del Rey e incluso el amistoso que se disputó frente al Fútbol Club Barcelona para recaudar fondos para los afectador por la Dana del mes de septiembre- han hecho que febrero sea el mes en el que se dispute. Un trofeo que la temporada pasada se disputó frente a un recién ascendido CD Castellón, al que el Cartagena terminaría venciendo en la tanda de penaltis tras el empate a uno en los noventa minutos reglamentarios.

Lo que sí se repetía era el rival con el que se enfrentaba el Cartagena el año pasado en estas fechas. De hecho, fue exactamente el mismo día (19 de febrero) cuando el conjunto entonces dirigido por Gustavo Munúa se enfrentaba en un amistoso a uno de los grandes equipos de la liga rusa y, por qué no decirlo, un histórico en el fútbol europeo. El equipo ruso se encuentra como cada año por la zona del sureste español con motivo del parón que la liga rusa hace en los meses de invierno. Desde el pasado 14 de enero, y tras ser eliminado de la Europa League en fase de grupos en el mismo grupo del Espanyol, el conjunto ruso se encuentra en España, periodo en el que habían disputado nueve amistosos. Y al igual que sucedió hace exactamente un año, el partido servía para recaudar fondos que serán destinados a la AFCT (Asociación de Clubes de Fútbol de Cartagena y Comarca).

El Cartagena afrontaba el encuentro sabiendo que era un rival de categoría muy superior el que tenía enfrente. Es por ello que Borja Jiménez aprovechó los noventa minutos de partido para continuar probando a jugadores en diferentes posiciones. También hizo uso el técnico abulense de algunos jugadores del filial que tuvieron la oportunidad de mostrarse frente a la afición albinegra. Destacados los nombres de Uri y Leomar, que disputaron los noventa minutos y dejaron muy buenas sensaciones. También destacada fue la presencia de Esteve en portería y las vueltas de Santi Jara y Jovanovic, que llevaban varios partidos sin disputar ni un solo minuto. El CSKA, por su parte, no reservó a ninguno de sus grandes jugadores. Akinfeev, Dzagoev o Sigurdsson disputaron toda la primera parte.

Una primera mitad en la que el Cartagena trató de llevar la iniciativa del juego durante los primeros compases del encuentro. Los de Borja Jiménez llevaron la iniciativa, tuvieron el balón y consiguieron incomodar, aunque sin apenas peligro al conjunto ruso. Sin embargo, fue cuando pasó el minuto veinte cuando el CSKA comenzó a quitarle el balón al Cartagena y a crear peligro. Especialmente cuando los hombres de mitad de campo en adelante conseguían combinar entre ellos. La velocidad del juego de los rusos se disparaba y a l Cartagena le costaba reducir los espacios por los que sí entraban los visitantes. En una de esas acciones iba a llegar la peor noticia para los albinegros. Un intento de remate de Vlasic en el que Verza se lanzaba al suelo para cortar el disparo terminaba con el alicantino doliéndose en el suelo. De hecho tuvo que pedir que fueran a atenderle las asistencias y terminó retirándose en camilla. Fue el preludio del primer gol del encuentro. El propio Vlasic conseguía llegar a la frontal del área sin apenas oposición y con un disparo seco y bajo lograba batir a Esteve. Fueron los mejores minutos de un CSKA de Moscú que terminó dominando.

Tras el paso por vestuario y la revolución de cambios en los rusos, no tardó en llegar el segundo. Maradishvili cazaba un rechace dentro del área tras una gran jugada dentro del área y ponía tierra de por medio en el marcador. El Cartagena trató de reaccionar y maquillar el resultado. Y pudo hacerlo en dos acciones consecutivas. Primero, con un disparo raso del canterano Nacho Pais, que nada más saltar al terreno de juego probó suerte. Después, con un remate de Uri que se estrellaba en la madera a la salida de un córner.

Finalmente el CSKA venció por 0-2 y se llevó el trofeo Carabela de Plata convirtiéndose en el segundo equipo internacional en conseguirlo después del PSV Eindhoven. El Cartagena, por su parte, piensa ya en el compromiso del domingo ante el Algeciras.