Francisco Tornel, presidente del Real Murcia, provocó ayer un nuevo incendio en Nueva Condomina. Apenas unas horas después de que el consejo de administración se reuniese para debatir si se inscribe o no a Mauricio García de la Vega en la junta que se celebrará el domingo en segunda convocatoria, el máximo accionista grana no dudaba en hacer unas declaraciones al diario digital Murcia Plaza en las que daba por hecho que el mexicano tendría acceso a la cita. Las palabras del notario cayeron como una bomba en los despachos de Nueva Condomina. Pese a que todavía no se sabe qué camino van a seguir, según explicaban ayer a distintos medios desde el consejo de administración, y a que la idea era hacer un comunicado oficial para explicar la decisión una vez que esté tomada, Tornel rompía de golpe la discrección con la que se estaba llevando el debate para provocar un nuevo incendio.

No solo sentaron mal las palabras del presidente dentro del consejo de administración. También fueron cuestionadas por algunos aficionados no entendían que ahora se deje ejercer de accionista a Mauricio García.

Tanto los integrantes del consejo de administración como los encargados de las distintas áreas de dirección no tardaron en reprochar la actitud a un Francisco Tornel que cada vez tiene menos apoyos dentro de Nueva Condomina. Aunque el presidente volvió a pedir perdón, reconociendo que no había actuado consecuentemente, cada vez está más solo, y es que pocos ya confían en él, al considerar que muchas de sus actuaciones, sin contar con nadie, perjudican más que ayudan.

Las primeras grietas se abrieron a finales de año. Pese a que en una reunión del consejo se decidió rechazar la oferta de Alfonso García para comprar el club, Francisco Tornel siguió manteniendo reuniones con el aguileño a espaldas del resto de consejeros. Esas conversaciones, publicadas en exclusiva por este diario, coincidieron con las negociaciones con los últimos acreedores, que al tener conocimiento de la posible inyección de dinero endurecieron sus condiciones. Al final los coqueteos de Tornel costaron al club un millón de euros. El propio presidente reconocía en rueda de prensa que se había equivocado.