«Yo siento que puedo ganar a cualquier en cualquier superficie, pero éste no era el día». Así resumió su partido Naomi Osaka, quien protagonizó la imagen de la primera jornada de la Fed Cup. Con 5-3 en el segundo set, la nipona se llevó las manos a la cara. Todo el público creía que se estaba secando el sudor. Caló casi entre sus ojos la visera de su gorra. Cuando se quitó las manos del rostro, todo el mundo vio que estaba llorando. Se fue hasta el centro de la pista para que su entrenador le diera una toalla con la que se secó las lágrimas. Una campeona de un US Open y un Abierto de Australia llorando de impotencia ante una rival que también acabó con lágrimas en sus ojos, aunque en su caso de emoción por haber logrado el triunfo más importante de su vida.