El 29 de diciembre de 1999 Louis Van Gaal pronunció unas palabras que quedarán para la posteridad. En una de sus siempre entretenidas ruedas de prensa, el técnico holandés del FC Barcelona se enfadaba con un periodista, al que le acusaba de ser siempre negativo. No hace falta que les diga la frase exacta. Seguro que las imágenes ya circulan por su cabeza. Lo que Van Gaal resumió en un 'tú, siempre negativo, nunca positivo', es una cantinela muy típica de entrenadores, que siempre culpan a la prensa de buscar el lado malo de las cosas.

No existe ese problema en el Real Murcia. Da la casualidad que Adrián Hernández además de ser entrenador también es periodista titulado. Será por eso que después de cada partido, los más críticos con los granas no son los que preguntan sino el que responde. No hace falta que nadie intente hurgar en lo negativo, porque ya está el murciano para destacar con todo lujo de detalles los errores de sus futbolistas.

Volvía a sacar ayer Adrián Hernández su versión periodista. Después de un partido en el que el Real Murcia, además de sobreponerse a dos duros golpes, se adelantó en el marcador y en los últimos minutos sobrevivió a una incesante lluvia de balas del San Fernando, el técnico grana incidió una y otra vez en las debilidades defensivas de sus futbolistas. Una vez más, la zaga quedó marcada, y no por los medios de comunicación. Quedó señalada por un entrenador que lleva toda la temporada echando leña a una hoguera que está instalada en su propio vestuario y que, de estar formada por jugadores mucho más veteranos, ya habría saltado por los aires.

Es real que el Real Murcia trabajó y mucho para que el San Fernando en dos picotazos se pusiese por delante en el marcador, pero no es menos cierto que los granas se enfrentaban a uno de los ataques más peligrosos de toda la Segunda B, y sobrevivieron. Porque si hace solo un mes los isleños hubiesen pasado por encima de los granas sin despeinarse, en la tarde de ayer los murcianistas fueron capaces de reaccionar a los goles de Hugo Rodríguez y de Ferrón, para después sobrevivir cuando Perdomo puso el 3-3 en el marcador y los locales se lanzaron con todas sus armas a destrozar la meta de un Tanis que salió ileso de la guerra de misiles.

Dieron para tanto los noventa minutos que quedarse solo con los despistes defensivos es injusto con un Real Murcia que ayer sacó a relucir su lado más maduro. A diferencia de hace solo unas semanas, se comportó el equipo grana como un superviviente nato. No tienen los granas recursos ofensivos para competir de tú a tú con las plantillas más fuertes del campeonato. No estaba Víctor Curto en el campo por lesión y nadie sabe qué le pasa a un Chumbi por el que en verano se hizo un esfuerzo extra para que comandara este proyecto. Sin embargo, los murcianistas igualaron los tantos de Hugo Rodríguez y Francis Ferrón con dianas de Dorrio e Iván Pérez, que se estrenaban en la lista de goleadores. Incluso Armando, aprovechando un error grotesco de Rubén Gálvez, demostró que este Murcia, del que muchos hemos desconfiado, quiere guerra.

No llegó el 1-0 de Hugo Rodríguez por un error defensivo. Simplemente fue un auténtico golazo. Tampoco hay que matar a nadie cuando Pumar cabalgó por la izquierda para poner en bandeja el 2-1 a Ferrón, que por si alguien no se acuerda es el pichichi del Grupo IV con nueve goles. Y Armando, Edu Luna y Juanra resistieron cuando el San Fernando, ya con el 3-3 en el marcador, dio un paso al frente por tierra, mar y aire. El único fallo destacable llegó en el córner en el que Perdomo remató solo para poner el 3-3, un error que condenó a los granas, pero una situación que se da cada semana en múltiples campos.

Ese despiste era la gran preocupación de Adrián Hernández después del partido. Porque Adrián Hernández siempre mira para el mismo sitio cada vez que no se consiguen los tres puntos. Y ese sitio son los jugadores, especialmente los que forman la defensa.

En las primeras jornadas decía que los futbolistas tenían miedo, mucho miedo; luego recalcó que eran inexpertos para competir en la categoría; después aseguró que Nueva Condomina les venía grande; y a continuación dijo que no eran capaces de entender los partidos; para posteriormente enfadarse porque no se pueden repetir semana tras semana los errores en defensa... Y así una jornada tras otra cada vez que no se suman los tres puntos.

Pese a todas las críticas y golpes, la plantilla del Real Murcia ha entrado en 2020 como esas flores que brotan en primavera. Se sienten como el patito feo del cuento cuando descubre que no es un pollito malformado si no un auténtico cisne.

Después de tres victorias consecutivas llegaron a San Fernando y fueron capaces de competir de tú a tú con un equipo que, si bien es cierto que no vive su mejor momento -un triunfo en nueve jornadas y diez semanas sin ganar en casa-, cuenta con uno de los ataques más peligrosos de todo el curso. Y además ayer estrenaba técnico -Alberto González ha sustituido a Tito García Sanjuán-. Tampoco hay que olvidar que nunca había ganado el Murcia en el Bahía Sur.

Decía Adrián Hernández que este partido podía ser un punto de inflexión. Y posiblemente lo dijo pensando en lo que ocurrió en la primera vuelta ante el Don Benito, cuando el Real Murcia decepcionó pese a llegar a ese encuentro después de sumar tres victorias y un empate. Pero en el Iberoamericano, el equipo que llegaba después de ganar tres choques de forma consecutiva, no defraudó.

Con sus enormes limitaciones, porque el Murcia las tiene pese a que en los buenos momentos muchos quieran olvidarlas, los granas leyeron bien el partido. Frenaron al San Fernando y solo encajaron cuando Hugo Rodríguez y Ferrón sacaron su pegada.

El primero puso el 1-0 con un misil colocadito a la escuadra que se convirtió en un auténtico golazo. Pero nadie se lamentó ni un segundo, porque nada más sacar de centro, Quereda, ayer muy activo durante los cuarenta y cinco minutos que estuvo en el campo, metía un balón al área para que Dorrio, a trancas y barrancas, controlase y batiese a Gálvez.

Ferrón, por su parte, fue más listo que toda la defensa y solo tuvo que empujarla cuando el exmurcianista Fernando Pumar se aventuró por la izquierda para meter un pase de la muerte.

Hizo un movimiento un poco extraño Adrián Hernández en el descanso. Castigaba a un Quereda que había ofrecido buenos minutos para poner en liza a Iván Pérez, sin embargo vive el Real Murcia en un momento dulce en el que todo le sale bien, y el cambio fue determinante. A los tres minutos de estar en el campo, el de El Palmar, pese a su baja estatura, conseguía rematar de cabeza un balón puesto por Toril para poner el 2-2.

Por dos veces se había levantado un Real Murcia que parece más maduro que nunca. Luego no pudo mantener la ventaja del 2-3 establecido por Armando, sin embargo sobrevivió al asedio del San Fernando tras el tanto de Perdomo y la decisión de Adrián de quitar del campo a Peque para poner a un Manolo que desde hace ya varias semanas no es un seguro en el centro del campo y que su salida coincidió con el paso atrás de los granas, otro aspecto negativo que también se encargó el preparador murciano de achacar a sus jugadores.