El UCAM Murcia CB viajó a Zaragoza con el claro objetivo de mejorar su versión como visitante en la Liga Endesa antes del largo del parón. Pero no lo consiguió. Todo lo contario. Mantuvo las mismas incógnitas de las últimas semanas, generó otras y se quedó sin opciones de pelear por la victoria antes del descanso (80-70). Por lo que ahora afronta cuatro semanas sin competir -al solaparse el cambio de fecha del partido frente al Iberostar Tenerife con la disputa de la Copa del Rey y las ventanas FIBA- en las que el club deberá reflexionar y analizar si el contexto actual permitirá cumplir los objetivos sin sufrimiento esta temporada o se deberá apostar por cambios para evitar caer en otra crisis de resultados de la que sea demasiado tarde salir.

Y es que el conjunto universitario olvidó ayer frente al Casademont Zaragoza su lado más colectivo, el que hace tan solo una semana le permitió superar al Montakit Fuenlabrada en el primer partido clave ante un rival directo en la lucha por la permanencia. Pese a que los de Sito Alonso dieron la cara en la segunda parte, todo se diluyó antes del descanso. Cuando el UCAM volvió a encajar treinta puntos en diez minutos en un encuentro en el que no se encontraba tampoco cómodo en ataque. A veces por falta de acierto y otras por exceso de precipitación, el cuadro murciano pecó de ansiedad en muchas de sus posesiones. Además, tuvo la oportunidad de bajar la barrera psicológica de los diez puntos en el marcador, sin embargo, en los momentos clave aparecieron de nuevo las pérdidas y la falta de concentración que le han lastrado durante toda esta campaña. Cierto es que la dinámica actual en la que se encuentran los de Porfi Fisac roza la excelencia, pero el conjunto aragonés también contaba con dificultades para afrontar el partido al tener que utilizar por momentos a Nemanja Radovic como pívot ante las bajas de sus interiores y a la espera de que incorpore alguna cara nueva. Dj Seeley, que en el verano de 2018 estuvo en la órbita para recalar en el UCAM, fue el que inició la sangría de puntos para los locales a la que más tarde no dudaron en unirse Brussino, Radovic y Ennis. Los de Sito Alonso simplemente no pudieron frenarles, se bloquearon en ataque y volvieron a ser víctimas de sus propios errores. Como ocurrió con Askia Booker, quien prácticamente calcó su partido al de la temporada pasada en el Príncipe Felipe cuando decidió de nuevo hacer la guerra por su cuenta cuando los locales empezaron a distanciarse en el marcador. Lo cierto es que la idea de marcharse al parón con mejores sensaciones no se cumplió y Sito Alonso, como ya ocurrió el pasado curso cuando se hizo con las riendas del equipo por estas fechas, tendrá que hacer que todas las piezas encajen con mayor fluidez en este largo parón.

Un triple de Larentzakis liberado nada más arrancar el partido sirvió para que el UCAM se adelantase en el marcador (2-3). Sin embargo, a partir de ahí, el juego ofensivo se convirtió en el talón de Aquiles de los universitarios. Los de Sito Alonso no encontraron el tono en la canasta contraria en ningún momento durante el primer cuarto y el 1/6 en tiros de campo obligó al entrenador madrileño a tener que parar el encuentro después de que Seeley anotase con facilidad varias canastas (11-4). El Casademont Zaragoza movía bien el balón para hacer daño a la defensa universitaria, aunque el UCAM fue de menos a más atrás. Así llegó la reacción cuando el acierto no estaba de su lado para devolverle el parcial a los de Porfi Fisac, a pesar de que la fluidez ofensiva no se encontraba tampoco con las rotaciones (17-13).

El Casademont Zaragoza respondió a otro triple de Larentakis en el segundo cuarto, y lo hizo duramente pese al 1/4 en triples con el que contaba. Los de Sito Alonso, como ha ocurrido en otras ocasiones esta temporada lejos de casa, se fueron diluyendo en defensa conforme pasaron los minutos (28-18). El Casademont Zaragoza movió el balón en ataque a la perfección para encontrar siempre a alguien liberado, siguió castigando las pérdidas de los visitantes y aprovechó el nerviosismo del UCAM. Y es que mientras que Askia Booker se presentaba como única solución, los universitarios se empezaron a cargar de faltas y enviaban al tiro libre a un Krejci que terminó por romper el marcador (30-20). El UCAM acabó encajando 30 puntos en diez minutos, y no logró paliar esos números con su ataque tras varios fallos desde el perímetro, por falta de acierto o por exceso de precipitación (47-26).

La segunda parte arrancó con algo más de intensidad por parte de los murcianos, pero de poco sirvió. El tercer cuarto contó con dos partes diferenciadas, donde los malos porcentajes de tiro continuaba y hasta Kevin Tumba erró un mate sin oposición (56-34). Fue entonces cuando surgió de nuevo la duda de si el UCAM jugaba solo con Booker porque no tenía más armas o no tenía más armas porque solo estaba Booker. Instantes después, el base norteamericano, con cuatro faltas, se tuvo que retirar al banquillo a mitad del tercer periodo y el UCAM supo aguantar sin mayores problemas. Además, logró firmar un parcial de 0-8 moviendo con criterio el balón y encontrando buenas opciones de tiro. No obstante, no fue suficiente para meterse un poco más en la pelea por la victoria (63-49).

El último cuarto arrancó con un UCAM que no arrojó la toalla y que confiaba en sus escasas posibilidades de poder voltear el marcador. El objetivo no era otro que bajar cuanto antes de la barrera psicológica de los diez puntos para generar alguna duda en el juego del Casademont Zaragoza (67-55). Pero en los momentos clave volvió a cometer fallos. Una pérdida de Larentzakis y varias posesiones erradas mantuvieron la distancia, pese a que el UCAM estaba ahí dispuesto a engancharse de nuevo. Sin embargo, volvió a repetir la misma historia de siempre. Fue la víctima de sus propios errores en las oportunidades que tuvo para intentar meter miedo a su rival (80-70).