Érase una vez un patito que era totalmente diferente al resto... No hace falta que siga. Su mente ya está continuando con la historia de manera automática hasta que el protagonista se convierte en un bello cisne.

Bien podría ser el Real Murcia. Un pollito que a las primeras de cambio se trastabillaba, que con los primeros fríos se acatarraba, que veía como al más simple despiste le robaban la comida... Si sus defectos eran evidentes ya de por sí, su mamá, en vez de protegerlo de sus más críticos, aprovechaba cualquier rueda de prensa para resaltar esas debilidades, para hacerlas más evidentes. Porque durante seis meses no hay jornada en la que Adrián Hernández no aprovechara para recordar los errores de sus pupilos.

Era el Real Murcia un patito feo al que solo le quedaba sobrevivir. Pero algo empezó a cambiar hace tres semanas. Cuando todos señalábamos a los jugadores granas por volver a las andadas y cerrar la primera parte del partido frente al Cádiz con empate en el marcador y con más posibilidades de perder que de ganar, el Real Murcia empezó a cambiar el plumaje. Un gol de Víctor Curto significó el comienzo de una racha que tres semanas después continúa abierta. Se venció a los gaditanos, se creció en el campo del Algeciras y se ilusionó a la afición ayer con un notable triunfo frente al Córdoba.

No sabemos si el cuento del patito feo es uno de los que Víctor Curto lee a su pequeñaja. Lo que sí sabemos es que con el catalán en el campo el Real Murcia es más un cisne que un endeble pollito. A la misma vez que el '10' murcianista conseguía su tercer gol de forma consecutivo, los de Adrián Hernández sumaban nueve de nueve. Y lo hacen dando muestras de que si quieren, pueden alcanzar metas mayores.

Porque el Real Murcia sigue teniendo complejos. Solo hay que ver a un Peque que tiene problemas para resolver; o a un Víctor Meseguer que no da regularidad ofensiva... Tampoco hay que obviar que cuando Edu Luna tiene una mala tarde, la tiene, y ayer no fue el día del central de Puente Tocinos. Bailó con la más fea -Willy Ledesma- y pocas veces salió bien parado. Sin embargo, los errores que en otros partidos hubieran condenado a los de Adrián Hernández, ayer no hicieron daño. Unas veces porque el Córdoba no los aprovechó y otras porque Tanis se creyó más cisne que nunca.

Muchas críticas ha recibido el meta vasco, la mayoría merecidas, pero ayer tuvo mucha culpa de que los granas sumasen los tres puntos. Frenó a Ledesma en la primera parte; y en el segundo periodo realizó dos intervenciones que fueron claves para un conjunto visitante que pasó de verse metido en el choque a desesperarse hasta renunciar a sacar algo positivo del estadio murciano.

La victoria de Real Murcia ante el Córdoba empezó por Víctor Curto y acabó en Tanis, pero alrededor hubo otras muchas señales que sirven para exigir mucho más a un equipo que, viendo la confianza que ahora muestra, puede alcanzar metas más altas.

El primer golpe en el partido lo dio Adrián Hernández. Como en una partida de ajedrez, el técnico grana movió a Armando de la defensa al centro del campo, y la presencia del capitán, junto a Manolo y Meseguer, permitió elevar el músculo hasta prácticamente anular al Córdoba hasta el descanso. Con la batalla en el medio ganada, se permitió el Murcia lanzar a sus jugadores más veloces -Álvaro Rodríguez, Dorrio, Peque...-, avisando a los de Agné que no podían despistarse si querían salir vivos de Nueva Condomina.

Falló Curto en el minuto 4, pero no en el 32, cuando el catalán primero se encontró a Becerra y a continuación puso el 1-0 en el marcador. Con el resultado a favor, y pese a los fallos de Edu Luna, se vio a un Real Murcia mentalmente preparado para sufrir.

Hace bien el catalán al juego grana, porque Curto no es solo gol, es mucho más. Y da gusto ver a Armando. Cada uno de sus gestos es una muestra de su evolución. Con el capitán y con el delantero todo es más fácil. Son los ingredientes básicos de una receta a la que luego se van sumando ingredientes. Ellos son los que dan consistencia. Si ellos están bien, el resto solo tiene que seguir los pasos y no desentonar.

Superó el Real Murcia con tranquilidad en el marcador la primera parte, y cuando las cosas empezaban a ponerse feas, apareció Tanis para ir salvando ocasiones -González, Ledesma, Valverde-. Corría el minuto 55 y los granas estaban ya superados. Parecía que aguantar era imposible, pero Adrián Hernández volvió a realizar un movimiento ganador. Antonio López saltaba el césped para reforzar una defensa que sufría constantemente con la insistencia de Ledesma y con la salida al campo de Moutinho.

Generó dudas que para que entrase el de Puerto Lumbreras tuviese que marcharse Víctor Curto, el único delantero grana que había sobre el césped; pero pronto pasó desapercibido lo que ocurría en ataque, porque lo importante era frenar como fuese a un Córdoba que desde el inicio de la segunda parte estaba llegando con facilidad. Y lo consiguió el Real Murcia.

Con cinco defensas y dos centrocampistas de contención se creó una tela de araña que los andaluces ya nunca fueron capaces de superar. Es más, los últimos minutos, mientras que Tanis apenas tenía que intervenir, eran los granas los que aprovechaban cualquier ocasión para salir a la contra. Aunque una vez más se demostró que para que haya goles tiene que estar Curto sobre el terreno de juego.