Cuando el verano acababa y la Liga contaba las horas para empezar, el UCAM Murcia era uno de los equipos más elogiados del Grupo IV por los jugadores que había logrado incorporar a su plantilla. Pese a la falta de piezas en defensa, los universitarios habían armado un equipo con futbolistas apetecibles y con distintas ofertas. Sin embargo, seis meses después, el conjunto azulón es una de las grandes decepciones de la competición. Tras 21 jornadas disputadas, no solo no se ha acercado al play off -objetivo fijado en La Condomina- sino que hay semanas en las que han estado rozando el descenso.

A las primeras de cambio se señaló a Rubén Albés. El técnico elegido para liderar el proyecto era destituido en la jornada siete. Los responsables del UCAM, no contentos con lo que veían, cortaron por lo sano, señalando al gallego y protegiendo a la plantilla.

Miguel Rivera era el elegido para sustituir a Albés y revertir la situación. Tenía el andaluz mucho tiempo por delante, pero ni en un mes, ni en dos, ni en tres. La irregularidad, la falta de gol, los fallos defensivos ensombrecían los momentos de buen juego. Hace una semana, tras la derrota en el campo del Sanluqueño, el técnico malagueño era destituido. Los jugadores lo colocaron al borde del barranco y los responsables del club le dieron el último empujón.

Si cuando Rivera llegó el UCAM tenía 7 puntos, los mismos que el Villarrobledo, en play out, y uno más que el Don Benito, en zona de descenso; tras su destitución, los universitarios, con 23 puntos, estaban a solo tres de la zona peligrosa, y eso que desde la entidad presentaron una campaña de abonados para la segunda vuelta en la que se hablaba de ‘Operación Remontada’.

26 puntos en 21 jornadas son los pobres números de un equipo señalado por sus errores infantiles en defensa, por su falta de gol y por su incapacidad para jugar como un conjunto. Ni con Albés ni con Rivera los futbolistas, algunos de ellos contrastados en Segunda B, han dado la talla, sin embargo pocos de ellos han entonado el mea culpa. Tampoco después de los malos resultados que costaron el puesto al entrenador malagueño.

Tras la victoria en el último minuto ante el Linense, Rafa de Vicente, autor del tanto de la victoria, aprovechaba su aparición en rueda de prensa para posicionarse a favor de la continuidad de Sergio Aracil, técnico que ha cogido el equipo de forma provisional. Sobre Rivera se limitó a decir que «no queremos pensar en el pasado», destacando el buen trabajo que realiza la plantilla y hablando de que merecen estar más arriba.

«Esto es fútbol, hay veces que no sale nada, y luego cambia la dinámica y sale todo», fueron las únicas palabras críticas que se le escucharon a De Vicente cuando se le cuestionó por la responsabilidad de la plantilla en esta crisis.

Si el malagueño pasó de puntillas en todos los acontecimientos que se han vivido en los últimos días en el vestuario de La Condomina, el que no se calló fue Cristian Galas. El central, que comparecía ayer ante los medios, fue muy crítico con Miguel Rivera. Reconociendo que su relación con el técnico andaluz «no era buena», el defensa apenas necesitó una pregunta para lanzar el primer dardo contra el ya ex entrenador del UCAM Murcia. «Se está entrenando que es lo que queríamos», dijo para empezar, deslizando que con el anterior preparador no se trabajaba en los entrenamientos. «Se entrena», repitió al ser preguntado por su anterior respuesta. «Ahora estamos mentalizados en entrenar y ya está».

Cuando se le siguió cuestionando por Rivera, Galas, al que se le escapaba la risa, prefirió no entrar en más detalles. «No voy a decir una palabra más sobre él», comentaba, pasando a continuación a elogiar al recién llegado Sergio Aracil. Al igual que De Vicente, el central pidió la continuidad del alicantino. «Apostaría por él. Es un hombre de club. Dice que nos ha visto muchos partidos, y tiene muchas ganas. Yo le daría una oportunidad».

Cristian Galas, cuyos fallos ayudaron a la remontada del Linense en un choque que el UCAM tuvo que remangarse en los últimos minutos para ganar, se limitó a decir sobre esos errores que «no se pueden volver a cometer», reconociendo que «no estaba concentrado».

Las palabras de Galas solo expresan el malestar que había dentro del vestuario con Miguel Rivera, y es que los jugadores no estaban contentos con el trabajo del entrenador. El andaluz es el segundo técnico al que ha triturado la plantilla universitaria. Siete jornadas duró Rubén Albés.