Hace justo un año, el UCAM Murcia vivía una situación agónica. El equipo andaba metido en puestos de descenso con solo cinco victorias, las mismas que en la actualidad. Acababan de llegar a la plantilla Luka Mitrovic y Dino Radoncic. La grada apuntaba al banquillo, entonces ocupado por Javi Juárez, quien solo unos días después fue despedido para recibir a Sito Alonso. Casi 365 días después, la vida sigue igual o peor, ya que esta campaña el aficionado no tiene el aliciente de la Champions, donde el equipo batía récords, y en la Liga Endesa está a una sola victoria del último clasificado -el curso pasado tenía una renta de dos- y cuenta ya con una desventaja de tres con respecto al undécimo -en la 2018-2019 era solo de dos-.

Desde todos los estamentos del club se insistió durante la racha consecutiva de ocho derrotas en afirmar que una victoria provocaría el cambio. Pero el mismo no llegó en la pista de un Valencia Basket que llegaba de jugar dos encuentros de Euroliga entre semana fuera de su pista. El UCAM volvió a las andadas y cayó de nuevo en los problemas del pasado. El mensaje «cuando se gane un partido todo cambiará» quedó desmontado en un santiamén. Dejó de defender y se convirtió otra vez en un equipo excesivamente previsible en ataque. Al conjunto valenciano solo le hizo falta anular a Askia Booker (14 puntos) y Jarell Eddie (8) para acabar con sus recursos ofensivos. Así de sencillo. Y es que el UCAM ha pasado de tener uno de los mejores ataques en las primeras jornadas, en las que aún el scouting de los rivales no podía ser tan exhaustivo como en la actualidad, a caer en picado en este ránking, siendo en la actualidad el decimotercero con 80,6 puntos de media. Y en defensa, solo el Monbus Obradoiro y Joventut de Badalona reciben por jornada más puntos que los murcianistas, que están en 85,3. Pero otro dato que es incluso más alarmante es la media de asistencias: solo 12,9. Esta cifra deja en la última posición al UCAM y pone de manifiesto que su juego es el menos colectivo de toda la competición.

Un solo triunfo en las diez últimas jornadas. Ese es el balance que presenta ahora mismo un UCAM Murcia que comienza ya en el mes de enero a jugar finales. Con la segunda vuelta también entran en juego los averages particulares, esos que fueron cruciales la pasada temporada, sobre todo contra el Delteco GBC y ese triple de Charlon Kloof sobre la bocina que evitó perderlo con los donostiarras. Y la primera final llega este sábado ante el Montakit Fuenlabrada, a las seis de la tarde en el Palacio de los Deportes. Será el último partido en casa hasta el mes de marzo, ya que el choque correspondiente a la vigésimo primera jornada frente al Iberostar Tenerife se ha trasladado al 19 de marzo por la participación de los insulares en la Intercontinental de la FIBA. Los fuenlabreños, que ocupan el penúltimo puesto con una victoria menos que los universitarios, ganaron en el choque en el pabellón Fernando Martín por 75-74. Por tanto, un triunfo por dos puntos supondría poner una ventaja de tres victorias sobre el Fuenlabrada, pero una derrota llevaría al UCAM a meterse en otro grave problema.

Después de este encuentro y antes de afrontar un largo mes de descanso, ya que la competición se parará también por la Copa del Rey de Málaga, los universitarios visitará el sábado 1 de febrero al Casademont Zaragoza. La siguiente cita será ya el 1 de marzo a domicilio ante el Obradoiro.