La estabilidad institucional se ha instalado en Nueva Condomina. Si hace un año el Real Murcia lanzaba un SOS al murcianismo y a los empresarios de la Región para superar la crisis generada por Víctor Gálvez; en el día de ayer, en la cara de los consejeros murcianistas empezaba a aflorar una pequeña sonrisa. Solo es un paso, pero un gran paso. Y es que, la entidad murcianista minimiza el riesgo de liquidación después de llegar a acuerdos con 171 acreedores. El 1 de enero de 2020 era un día señalado en rojo en el calendario. La protección del reconvenio acababa y cualquiera podía acudir al juzgado a solicitar la disolución del Real Murcia. La jueza, en ese caso, ya no podría hacer nada para evitar el fin de la entidad. Sin embargo, el trabajo del actual consejo de administración del club ha conseguido espantar en gran medida ese problema. Ahora mismo solo la Agencia Tributaria, que en dos ocasiones anteriores ya ha puesto la mira del revólver sobre el corazón murcianista, podría cortar cualquier hilo de esperanza. Sabedores de que sus antecesores hicieron muy mal las cosas y de que la desconfianza en la AEAT es extrema, el actual equipo de dirigentes del Real Murcia ha colocado en el primer lugar de la lista de prioridades a Hacienda, a la que se le adeudan unos 17 millones de euros. «Hemos pagado los 390.000 euros por los que hace unos años pidieron la liquidación. Se está abonando el corriente, además de la deuda histórica. Hemos cerrado Cobatillas para venderla y que ese dinero vaya a las arcas públicas. Lo mismo que si conseguimos el millón de euros que falta por el traspaso de Kike García», explicaban ayer en una rueda de prensa los consejeros Daniel Moreno y Francisco Cobacho, y Emilio García, uno de los hombres fuertes de la comisión económica.

Tendrá que seguir remando el Real Murcia para negociar con la AEAT un nuevo acuerdo singular que permita abrir un calendario de pagos asequible para un club que en Segunda B apenas percibe ingresos para sobrevivir. Pero antes de que eso llegue, los responsables granas se tomaron ayer un pequeño respiro para celebrar un hito histórico.

Después de muchos meses de negociaciones y con el 1 de enero de 2020 como fecha límite, 171 acreedores se han adherido a la propuesta murcianista, aceptando una quita y una espera de hasta cinco años. De los 18,7 millones que se debían dentro del concurso se ha pasado a solo 6,1 millones. Las quitas totales han permitido rebajar la deuda en 12,5 millones. Ahora mismo, el Real Murcia debe en total 27 millones, cuando al cierre del último ejercicio esa deuda era de 39 millones.

Gracias a la generosidad de los acreedores, el trabajo encabezado por Daniel Moreno y Emilio García ha permitido al Real Murcia ganar varios años de vida. Solo dos clubes -Rayo y Tenerife-, la agencia de representación Bahía y la Liga han descartado la posibilidad de dar el OK. Las negociaciones siguen abiertas y en Nueva Condomina confían en que antes de final de mes se consigan nuevos avances. De no llegar a buen puerto las conversaciones, el Real Murcia debería desembolsar unos 275.000 euros para finiquitar esas deudas y así evitar cualquier riesgo.

Uno de los huesos duros de roer está siendo el organismo presidido por Javier Tebas. La LFP, que ya descendió administrativamente al Real Murcia en 2014, no cede ni un centímetro. Se le adeudan cerca de 800.000 euros, pero no aceptan ni quita ni un nuevo calendario de pagos. Pese a ello, los responsables granas mantienen su postura de alabar cualquier gesto llegado desde la Liga. En el día de ayer agradecían que en los últimos días Tebas haya cogido el teléfono y que, pese a que siguen sin adherirse, hayan enviado una carta en la que se comprometen a no pedir la liquidación.

Una vez acabado el trabajo de negociación, el consejo de administración del Real Murcia presentará toda la documentación en el Juzgado de lo Mercantil para solicitar que se levante el concurso. Si esto se consigue, la entidad grana obtendrá nuevas posibilidades de financiación. Y es que según explicaban tanto Emilio García como Daniel Moreno uno de los objetivos es «poder acceder a créditos bancarios» que ayuden a ir abonando los 6,1 millones aplazados y que deberán ser pagados en los próximos cinco años, con cantidades totales por ejercicio que irían de los 600.000 a los 900.000 euros.

Para lograr convencer a los acreedores ya se les ha hecho un pago inicial. Según explicaba ayer Francisco Cobacho, se ha desembolsado 1,6 millones de euros en esa partida.

Mientras se estudia como desarrollar la nueva estructura financiera, Daniel Moreno anunciaba ayer que en las próximas semanas se convocará junta de accionistas para someter a aprobación la puesta en marcha de una nueva ampliación de capital para «lograr cierta tranquilidad a la hora de pagar la deuda».

Sin dar más detalles, lo normal es que, tal y como indicaba Emilio García, se ponga un límite a aquellos inversores que no sean accionistas, y es que el consejo de administración presidido por Francisco Tornel sigue apostando por un modelo de club en el que nadie tenga más del 50% de las acciones. Además, Daniel Moreno también reiteraba la posibilidad de exigir una prima de emisión al que quiera entrar. «Será una prueba de fuego al modelo por el que apostamos», comentaba Emilio García, y es que de la respuesta de los pequeños accionistas dependerá de que el Real Murcia pueda ir afrontando los próximos pagos sin tener que abrir las puertas de Nueva Condomina a un empresario que tenga en sus manos el control absoluto del club.

Patrimonio neto positivo

Otra de las buenas noticias en este cierre del año es que después de todo el trabajo para reducir la deuda concursal, el Real Murcia tiene un patrimonio neto positivo de 1.014.313 euros, por lo que también se sale de la causa de disolución. Emilio García destacaba que este dato «tiene mucho valor», defendiendo la importancia de hacerlo bien en la parcela económica. «Se nos ha tachado de insistir demasiado en lo económico, pero todos los aficionados y accionistas tienen que saber que antes de llegar nosotros vivíamos en una mentira, porque competíamos por un objetivo -ascenso a Segunda- que no se podía conseguir al no cumplir con las exigencias de la Liga y la Federación».