El Yeclano Deportivo tiró ayer de fortaleza mental y de capacidad de sufrimiento para vencer su segundo partido lejos de La Constitución ante un Recreativo Granada que pudo golear en la primera media hora (2-3). Los de Sandroni exhibieron todo un manual de resistencia para sobreponerse a un chorreo futbolístico sin precedentes y metieron el dedo en la llaga de unos talentosos y superiores pero acomplejados nazaríes, que recibieron una lección de fe y optimización de recursos por un bando azulgrana que, salvo Hector Camps, su once competía el pasado curso en Tercera.

La advertencia generalizada durante la semana en el vestuario de Yecla de que el filial del Granada podía pintarles la cara se confirmó en los primeros segundos del partido. Como si un alud de Sierra Nevada se le hubiera echado encima al Yeclano, el primer cuarto de hora de juego del Recreativo Granada fue la mayor avalancha futbolística sufrida para los azulgranas en lo que llevamos de temporada.

El gol granadino era cuestión de tiempo, y al sexto córner botado en tan solo diez minutos, un rechace en la frontal sin oposición azulgrana se estampó en el larguero, y Rubén cazaba la bola en boca de gol para conseguir casi a placer el 1-0. Con los once metidos prácticamente en su área, y con San Serna parando a destajo, el Yeclano se sentía tan sitiado como pudo sentirse el sultán Boabdil ante el poderío militar de los Reyes Católicos allá por 1492. Pero quien conoce a este equipo sabe que los de Sandroni no capitulan nunca, ni aún agonizando. Saben agarrarse estoicamente a la vida y devoran la más mínima opción que les da el fútbol para sacar armas de retaguardia y darle un giro de 180 grados a la historia en su particular toma de Granada.

Habiendo avisado en un córner anterior, fue el lateral Héctor Camps, quien en falta lateral sacada por Vaquero, iba a rematar una catapulta mortal talentosos nazaríes. Los prometedores jóvenes, confusos por su nefasta concordancia entre calidad y resultados, parecieron irse de cabeza directos al paseo de los tristes, necesitados para cambiar la tendencia de una pequeña pizca de autoestima y fe ciega en sí mismo de la que tiene el Yeclano. En el descanso la incógnita era saber si la cantera nazarí sería capaz de superar sus miedos o si el Yeclano impondría ese relato del canciller Sandroni. Poco se tuvo que esperar para comprobar que sería lo segundo, a través de un chispazo surgido de un saque de Serna que el curtido en mil batallas Tonete iba a transformar genialmente en gol. El desasosiego se generalizó en las tropas nazaríes, y Fran Martínez iba a dar lo que parecía la puntilla en el saque de un córner de Fenoll.

La expulsión por doble amarilla de Burtke allanaba el camino triunfal a los azulgranas, pero parece que a este épico Yeclano no le luce si no es con sufrimiento, que es como mejor saben las cosas, y todavía pidió la hora tras el magnífico gol de Mario ante la poca oposición que obtuvo. Y así es como el Yeclano celebró a lo grande con su cerca de centenar de aficionados el haber alcanzado ya 26 puntos, con el triunfo en una bonita ciudad deportiva.