¿Dónde están sus orígenes deportivos?

Siendo muy, muy pequeñita, mis padres decidieron apuntarme a natación, pero se ve que no me gustó mucho porque me sacaron enseguida. Por lo visto lloraba mucho y a día de hoy casi me sigue pasando lo mismo en el agua, que es la parte del triatlón que menos me gusta. Después empecé con el taekwondo y el tenis porque mi padre ha jugado desde siempre y nos lo inculcó a mi hermano pequeño y a mí. El tenis me gustó mucho y estuve trabajando de monitora tanto de niños como de mayores en la Universidad, y a día de hoy, aunque no puedo jugar por un problema que tengo en la muñeca, me encanta seguirlo y soy superfan de Nadal. El otro día, con la Copa Davis, disfruté mucho.

Entonces, tenis, taekwondo, triatlón€

Sí, y también estuve jugando al baloncesto en Madrid. Cuando dejé el tenis y el taekwondo, donde estuve muchos años compitiendo en Castilla-La Mancha porque vivía allí, me apunté a un equipo de baloncesto que había al lado de mi casa. Pasé de deportes individuales a uno colectivo y fue una experiencia muy bonita, porque pasé de afrontar mis miedos y mis retos a nivel individual a comprender que formas parte de algo más y que tienes que apoyar al resto y dejar que te apoyen.

¿En qué ha sido mejor?

En taekwondo, sin duda ninguna. Destacaba mucho. Vivía en Almansa y he sido campeona autonómica en todas las categorías infantiles hasta que llegué a Madrid y por unos problemas entre las federaciones, me quitaron las ganas de seguir compitiendo.

¿En esa época había muchas chicas en su pueblo que hacían taekwondo?

No, al principio había muy poquitas compitiendo. En mi club solo éramos dos frente a un montón de chicos. Por eso en las competiciones nos enfrentábamos muchas veces con los chicos. Y ojo, que les ganábamos.

¿Y cómo acabó una vallisoletana criada en Almansa en Murcia?

Acabé por amor, pero me quedé pese a que el amor se acabó. Al final conocí gente aquí, trabajo, encontré mi sitio y ya no me iría a ningún otro. Y me encanta la ciudad. Es cierto que echo de menos a mi familia y a mis amigos de toda la vida, que están en Madrid, pero al final te acabas haciendo a lo que te toca.

¿Qué le llamó del triatlón?

No me hace especial gracia la natación, pero siempre he corrido y en bici llevaba montando unos años. Un día me levanté, me dije 'vamos a ver qué pasa si lo junto todo a la vez'. Conocí a quien actualmente es mi entrenador, Manuel Muiña, y hablando con él tiró de mí para que me apuntara a su club, el Bitec Tri Impulso. Y ahí estoy desde entonces. Empecé en el duatlón de Archena por equipos, que fue el mejor inicio que pude tener, ya que aunque el triatlón es un deporte individual, cuando estás en equipo te facilitan mucho las cosas las compañeras. Empezar así me ayudó mucho a superar mis miedos iniciales. Y desde entonces llevo dos años sin parar.

Sí, pero no se ha conformado con duatlones, porque ha ido metiendo más.

Sí, he ido aumentando las distancias. En mi primer triatlón casi me agobié en el agua porque sufrí un pequeño ataque de ansiedad. Me dije a mí misma que no volvía, pero era mentira. Después empecé haciendo triatlón olímpico y vi que las distancias largas era lo que mejor se me daba. Este año he hecho mi primer medio Ironman en Gandía y estoy muy contenta porque el objetivo era terminar y lo conseguí, pero en la cabeza tenía ser 'top 10' y se convirtió en realidad porque acabé novena de la general. Fue una alegría enorme porque mejoré mi tiempo.

¿Encuentran muchas mujeres para hacer este tipo de locuras hoy en día?

Un poco de locura hay que tener, pero bendita locura. Sí, hay muchas mujeres que hacen este deporte y cada vez se ven más chicas en el mundo del triatlón y el duatlón. En estos dos años me he encontrado siempre mujeres nuevas que han empezado en estas competiciones porque esto, una vez que empiezas, es como una droga, que quieres más. Da mucho gusto encontrar mucha participación femenina, pero aún queda mucho camino porque la proporción de hombres y mujeres aún está muy desequilibrada.

¿De dónde saca tiempo para entrenar?

En mi caso, que tengo horario de oficina de nueve de la mañana a siete de la tarde, me levanto a las seis o las siete y saco parte del entrenamiento ahí para después continuar tras acabar el trabajo. Y luego aprovecho mucho los fines de semana para hacer las tiradas largas.

¿Y cuando sale a las siete de la tarde le quedan ganas?

No te queda otra, lo haces porque forma parte de tu rutina diaria. Es mantener una constancia, porque te da un equilibrio, te lo propones y al final mi día a día es trabajar y entrenar.

De todos los deportes que ha hecho, ¿qué le aportado el triatlón?

De todos se aprende mucho. Del taekwondo aprendí el autocontrol, el respeto al rival. La gente piensa que las artes marciales son agresivas, pero es todo lo contrario, en ese deporte te inculcan mucho valor de respeto hacia tu rival. Del triatlón destaco la capacidad de superación personal, porque aunque es muy físico, es fundamentalmente un deporte muy mental. Cuando en una competición no te salen las cosas, te empieza a doler algo y te das cuentas que no estás bien físicamente, la capacidad que tengas de afrontar ese momento y de superarlo es clave y es lo que más he aprendido.

Seguro que ahora querrá dar un paso más.

Siempre, de hecho ahora mismo no sé cuál será mi próximo objetivo porque todavía no he terminado la temporada, me queda una media maratón por el camino, pero habiendo hecho ya un half, el siguiente paso será hacer otro o prepararme una larga distancia a medio plazo.

¿Pero tendrá que sacrificar muchas cosas por esto, no?

Al final sacrificas lo que quieres. En vez de salir de trabajar, irme a casa a tumbarme en el sofá o salir a tomar una cerveza, me voy a entrenar. No sacrifico mi vida social porque entrenando y haciendo este deporte también se hace. A veces entreno sola, pero muchas veces lo hago con gente. Y el triatlón te da muchas amistades que creo que van a ser para toda la vida. Mi vida personal no la sacrifico por entrenar, no dejo de salir.

Pero se limitirá un poco.

Evidentemente. Antes, cuando salía, a lo mejor estaba hasta las cuatro de la mañana y ahora me controlo porque sé que me va a pasar factura.

La natación es su punto débil, pero ¿cuál es el fuerte?

En la bici no hay quien me gane. Una vez que termina la natación digo que empieza mi triatlón porque en la bici es muy difícil que me ganen. La natación es mi peor sector, siempre salgo como puedo del agua, pero a partir de ahí hay que tener la cabeza fría y pedalear porque gano muchas posiciones, y después también corro bien. Eso me da ventaja mental para afrontar la última parte de la prueba.

Han formado un equipo femenino en su club muy majo. ¿Qué les mantiene unidas?

Casi todas son muy jovencitas, salvo alguna que pasa los treinta para arriba como yo, pero formamos un grupo humano muy bueno. Están para lo que necesitan. Si tengo cualquier problema, sé que puedo llamarlas que están ahí, igual que ellas conmigo. Desde el principio me han acogido como si llevara años con ellas, y al final es una familia, gente con la que entrenas y compites, con la que pasas muchas horas, sobre todo en las competiciones por equipos. Ahora mismo son mucho más que compañeras, son mi familia al final.

Es que con el deporte se crean lazos especiales.

Se crean unos vínculos que en otros aspectos de la vida no se generan. Quizás es por la capacidad de superación, el sufrimiento; los vínculos y los lazos son diferentes y especiales a la vez.

¿Qué prueba tiene marcada en rojo en su calendario?

Me encantaría hacer el Campeonato de España de Larga Distancia, pero no sé cuándo estaré preparada para eso. Es verdad que lanzarme a un half me ha requerido muchas horas de entrenamiento, pero tengo que hacer más para preparar esa distancia.

¿Pero esto no es un hobby

Sí, es caro porque la parte de ciclismo es la más cara de todas. Una bici es una inversión porque tienes que ponerle unas ruedas de carbono, las zapatillas, el casco, puedes invertir lo que te quieras gastar. No es lo mismo comprarse unas zapatillas baratas que unas que tengan una amortiguación especial. Y luego están las inscripciones a las pruebas, el alojamiento, la gasolina. Yo tengo la suerte de que estoy becada por mi club y les tengo que agradecer el apoyo porque gracias a eso puedo viajar a competiciones. Además, siempre hay ayudas cuando competimos a nivel nacional gracias a los patrocinadores.

Se han hecho muy activos en redes sociales.

Es una forma de darle visibilidad a los patrocinadores que han apostado por nosotros.

Pues también su trabajo es duro, porque ser publicista es complicado hoy en día.

Bueno, al final es como todo, hay que ser muy duro para ser publicista o periodista, al final cada día es un mundo y cada cliente es diferente. Solo hay que ponerse en la piel del otro, entender lo que necesita y ofrecerle la mejor solución. Hay que saber lidiar con todas las psicologías de clientes, tanto con el que tiene conocimientos como con quien no sabe nada.