Cuando el 7 de noviembre la jueza María Dolores de las Heras fallaba a favor del Real Murcia dando por válida la ampliación de capital llevada a cabo hace un año, la paz institucional parecía instalarse por fin en Nueva Condomina. Solo cinco días antes, los granas, en junta de accionistas, habían aprobado los dos últimos ejercicios económicos y Francisco Tornel había aprovechado la cita para reestructurar el consejo de administración, sacando del órgano de mando a Chema Almela, Chema Cano y Quique Baeza, y apostando por el equipo que en los últimos meses había logrado poner un poco de luz a las cuentas del club así como reducir en unos diez millones de euros la deuda concursal.

Sin embargo, cuando todos los esfuerzos estaban centrados en convencer a los acreedores que todavía no han aceptado la propuesta de los murcianistas -quitas de hasta el 80% y espera de tres a cinco años- antes de que llegue el 31 de diciembre, la tranquilidad institucional ha vuelto a romperse. Y es que en Nueva Condomina se ha abierto un nuevo frente tras la oferta del empresario Alfonso García, ex dueño del Almería, de hacerse con el control del club.

Las distintas reuniones en unos casos con el aguileño y en otros con sus asesores legales han abierto un debate dentro de las oficinas del club grana, y es que, a la vez que Alfonso García estudia las condiciones que le han puesto los responsables murcianistas, los mismos consejeros han puesto sobre la mesa distintas posturas sobre cuál es el mejor camino a seguir para no perjudicar los intereses de una institución que hace solo un año estaba más cerca que nunca de la desaparición y para continuar teniendo cierta capacidad de control.

El paso de Raúl Moro, Mauricio García de la Vega y Víctor Gálvez por el club ha hecho que todas las alarmas estén encendidas a la hora de hablar de inversores, de hecho, en el último año, el actual consejo ya ha enviado varias propuestas a la carpeta de 'spam' al no considerarlas serias. De ahí, la defensa a ultranza de un modelo en el que no haya un accionista con más del 50% del capital social. Tampoco se quiere tomar una decisión equivocada y que se tire por tierra todo el trabajo realizado en el último año en cuanto a equilibrio presupuestario y reducción de deuda concursal.

Pero, por otro lado, en Nueva Condomina saben que con las negociaciones y el nuevo calendario de pagos no es suficiente, que se necesita dinero y mucho para afrontar un 2020 durísimo, donde la entidad está obligada a pagar más de 1,5 millones de euros a Hacienda si no quiere enfadar a un organismo que no ha dudado en años anteriores a pedir la liquidación de la entidad y que a partir del 1 de enero podrá hacerlo ya sin que el Real Murcia tenga la protección del juzgado. También saben en Nueva Condomina que con los recursos del propio club, por mucho ahorro y esfuerzo, no es suficiente, y ahí es donde la balanza se inclinaría a facilitar la entrada de un Alfonso García que sobre todo está intentando convencer a Francisco Tornel, máximo accionista con un paquete accionarial del 13%.

Desde hace más de un mes, ambas partes mantienen conversaciones, aunque en el Real Murcia habían preferido no mostrar demasiado interés, esperando a ver los movimientos del aguileño y apostando por la cautela, sabedores de que todavía faltan cinco millones de euros por negociar con acreedores y que cualquier noticia sobre una posible inyección económica podría complicar unos acuerdos que en las últimas semanas ya se estaban ralentizando.

Por su parte, Alfonso García también ha querido llevar absoluta discreción. Aunque desde octubre ambas partes mantienen reuniones y conversaciones, no fue hasta el sábado, en una noticia adelantada por este diario, cuando se conoció el fuerte interés del aguileño por asumir el control absoluto del club. El empresario, que en agosto ingresaba veinte millones de euros por la venta del Almería a un jeque árabe, quiere entrar de forma inmediata y con mando en plaza.