El Real Murcia ha vuelto a la senda de la victoria después de ganar al Granada B en Nueva Condomina (2-0). En un mal partido, los granas aprovecharon la debilidad defensiva de los andaluces para llevarse los tres puntos con dos acciones aisladas. Alberto Toril, en el minuto 15, y Chumbi, mediada la segunda parte, finiquitaban el triunfo para los de Adrián Hernández.

Va a ser una temporada tan complicada para el Real Murcia por el corto nivel de la plantilla, que por encima de cualquier cosa, lo más importante es el resultado. Sin despegarse de la zona baja y después de acumular cinco jornadas sin ganar, los granas solo podían hacer una cosa ante el Granada B, y eso era ganar. Pero esa necesidad no se vio en el terreno de juego. Y eso que al cuarto de hora ya iban los murcianistas por delante. Un gran centro de Dorrio, en una jugada lanzada por Juanna Bravo, era rematado a la red por Alberto Toril. Esa acción, y otra protagonizada por el mencionado jugador, fueron las dos únicas acciones de un equipo que ni manda en Nueva Condomina ni domina a un rival en zona de descenso.

Un chispazo puso la balanza a favor del Real Murcia en una primera parte para olvidar, en 45 minutos penosos, en el que el fútbol no apareció por ninguna parte y en los que el único plan del conjunto entrenado por Adrián Hernández fue encerrarse bajo los palos de la portería de Lejárraga. Si el objetivo era buscar las contras, tampoco se consiguió.

El gol de Toril y otra acción en la que Rachveli despejó otro disparo del joven delantero grana fueron lo único destacado, porque los únicos que intentaron algo fueron los del Granada B. Con muy poco peligro, sin ser capaces de superar con ventaja la poblada defensa grana, los de David Tenorio se llenaron de balón. El esférico, ante la decisión del Real Murcia de desentenderse del juego, solo era controlado por los visitantes.

Y poco a poco fueron llegando al área de Lejárraga, aunque sus ocasiones, la mayoría con centros colgados, fueron demasiado tímidas. Hasta en cinco ocasiones remataron los visitantes, en un buen número de cabeza, pero daban poco miedo, por lo que el Real Murcia parecía tranquilo guardando la ropa y con la ventaja del 1-0.

Al descanso, el objetivo de ganar estaba encaminado. Otra cosa muy distinta era agradar a los aficionados que se habían dado cita en Nueva Condomina. Ni la debilidad del Granada B, que llegaba con siete derrotas, solo diez goles a favor y 19 en contra, eran suficientes para que el Real Murcia dejase entrever sus virtudes.

No cambiaron las cosas en el inicio de la segunda parte. El Real Murcia siguió dejando el balón al Granada B. E incluso en el 63 Armando tuvo que despejar bajo palos para evitar un centro de tacón de Isi Gómez, que acababa de salir al campo.

Se mueve el banquillo

Adrián Hernández también había movido su banquillo. Peque, titular por los problemas físicos de Josema, dejaba su sitio a Manolo. Con la entrada del bullense, el técnico grana intentaba poblar un centro del campo que no conseguía hacerse notar.

No importaba que el Real Murcia jugase mal. La debilidad del Granada B permitía a los granas ir a 90 por autovía. Se vio en el minuto 65. Como ocurrió en la primera parte, los murcianistas solo necesitaron un acercamiento para batir a Rachveli. En esta ocasión no fue ni con una buena triangulación. El 2-0 llegó en un córner. Chumbi, muy desaparecido hasta ese momento, no quiso faltar a su cita con el gol. Con un poderoso remate de cabeza a centro de Armando, el aguileño dejó el partido listo para sentencia.

Quedaban veinticinco minutos por delante, pero viendo lo que había ocurrido con anterioridad, los 4.500 aficionados en el campo bien podrían haber tomado el camino a casa con la tranquilidad de que no se iba a escapar el triunfo.

El Granada B ya ni tenía el balón. Sin embargo el Real Murcia seguía sin competir. Andando, con un centro del campo mal colocado, con extremos que no saben ni dónde juegan... Ese era el planteamiento de los murcianistas en un partido que llega en un mes en el que, según Adrián Hernández, se vería al mejor Real Murcia.

Sobre el césped se vio al verdadero Real Murcia, el que solo gana a equipos muy inferiores en el Grupo IV, y al verdadero Granada B, un conjunto que junto al UCAM es el menos goleador y que llegaba a Nueva Condomina con 19 goles encajados.

Pero hasta con esas, los andaluces siguieron mostrando todas las costuras del Real Murcia. Como una imitación que se descose en el primer lavado, los granas deambulaban sobre el terreno de juego. El desquicie era mayúsculo, llevando los nervios a una grada que ni con el 2-0 del marcador podía vivir una tarde plácida.