¿Cómo acabó en Murcia?

Porque mis padres trabajaban en Cox, al lado de Orihuela, y cuando terminé en el tenis en 2014, empecé a estudiar la carrera aquí y mis padres se hicieron un chalet en Altorreal.

¿Cuándo y por qué empezó a jugar al tenis?

Porque a mis padres no les gustaba el ambiente del fútbol que había en el pueblo. Ellos son maestros y conocían a los niños que iban y tampoco les inspiraba mucha confianza el entrenador. Además, como son de La Rioja, les gustaba el frontón y la raqueta, y al final me llevaron a probar en el tenis en Granja de Rocamora cuando tenía cuatro o cinco años.

¿Cuándo dio el salto como tenista?

Es que yo era un jugador muy normalito. En benjamines y alevines ganaba muy pocos partidos, tampoco competía mucho, pero no destacaba. En infantiles jugaba torneos, pero no destacaba más de la cuenta. Con 15 años sí que empecé a ganar partidos, pero siempre llegaba a unas rondas donde había jugadores mejores que yo. Descubrí que me gustaba y que lo hacía bien, pero no tenía continuidad de entrenadores hasta que encontré uno que venía de Barcelona y que empezaba con una escuela. Cuando ya se me había pasado un poco el tren, con 15 años, me cogió y me puso al día en un año. Me enganché, empecé a ganar algunos torneos y decidimos que como había llegado un poco tarde, lo mejor era jugar absolutos, los ITF y los Future. Acabé el Bachiller y me dediqué durante un año solo a jugar al tenis, con mi entrenador y mi preparador físico. En aquella época estaban Carlos Boluda y Pablo Carreño un paso por encima, pero yo llegaba hasta las rondas finales. Lo intenté entre 2012 y 2014 y cuando parecía que ya no daba el dinero para más, fue cuando me lesioné.

¿Qué le pasó?

Una lesión importante. Fue un problema en el tobillo que me diagnosticaron como un esguince normal y corriente, pero en realidad era una rotura parcial en el ligamento peroneo. Al no diagnosticarlo bien, se alargó.

¿Se vio en un callejón sin salida, sin dinero lesionado€?

No tenía confianza en mi tobillo. Cuando apoyaba y empezaba a correr hacia la izquierda, me molestaba. Médicamente estaba bien, pero mi cabeza no me dejaba.

¿Y entonces empezó con el atletismo?

Me desconecté un poco del tenis, trabajaba echando bolas en un club, pero como me gustaba competir, salía a correr y me apuntaba a alguna carrera de pueblo. Y uno de esos críos que entrenaba en el club me decía que su padre era campeón del mundo de veteranos. Yo pensaba "¿quién será éste?". Una vez me dijo que su padre era José Antonio Alcaraz, con quien había subido una vez al podio en una carrera. Y ahí empezamos a hablar, le conté que salía a correr y que había sido tenista. Las marcas que hacía le llamaron la atención para la 'mierda' de entrenamientos que hacía. Empecé a entrenar con él y me pasó como en el tenis, que me cogió tarde pero rápidamente me hizo correr más rápido. El deporte te da unos hábitos, te ayuda a ser ordenado, y como soy muy obediente con los entrenadores y confío en ellos, así me pasó con José.

¿Se le cayó el mundo encima cuando supo que tenía que dejar el tenis?

Si le preguntas a mis padres te dirán que se vivieron momentos duros, pero depende de la gente que tengas alrededor. Con mis padres era más fácil que no se me cayera el mundo encima porque siempre me apoyaron para llegara lejos en el tenis, pero siempre apoyándome para que no me dejara los estudios y me la jugara solo a un motor. Yo, aparte de todo, quería enseñar y me metí en Magisterio y después hice Educación Especial. Pasé un tiempo desconectado del tenis, unos cinco o seis meses, pero rápidamente busqué la forma de volver a meterme yendo a congresos y haciendo cursos de entrenadores. No fue especialmente traumático, pero es verdad que siempre he sido una persona bastante ordenada, que nunca he perdido la perspectiva.

Pero debió ser frustrante.

Sí porque lo que había soñado desde que era pequeño no lo conseguí. Pero mira, apareció el atletismo y puedo seguir compitiendo.

Es que el tenis es muy complicado y más viniendo a remolque de Nadal. Qué difícil es ser tenista en la época de Nadal.

Cuando ya estás metido en el mundo de los ITF, todo el mundo sabe que es difícil porque desde el primer rival de la previa es complicado. Cuando entrenas en el club siempre escuchas al clásico aficionado que dice que eres el próximo Nadal y eso te puede confundir. Pero todos sabemos que con 17 años solo gana uno Roland Garros y es complicado aceptar que todos jugamos al tenis, pero que algunos lo hacen mejor. El mismo Rafa dice que la diferencia con el resto es que juega mejor al tenis, porque en lo demás es una persona normal y corriente.

Es que el deporte español ha tenido mucha suerte con Nadal, ya no por sus éxitos, sino por la normalidad de sus actos.

Efectivamente, porque al final es eso, que juega mejor al tenis, pero es una persona normal pese a que es el mejor en lo que hace.

¿Y qué ha encontrado en el atletismo?

La sensación de que aunque parezca que corremos mucho, somos populares. Es la realidad, somos populares rápidos, pero populares, pero tienes la posibilidad de seguir compitiendo y de viajar, porque te da la oportunidad de ir a sitios que no podrías de otra forma. Y también tienes la posibilidad de ir a competiciones muy buenas y acabar contento sin ser el primero, algo que no pasa en el tenis. El 1 de diciembre voy a Valencia al 10K, donde seguro que no voy a ganar, pero puedo volver a mi casa contento si hago marca personal. Eso es algo que no existe en el tenis.

Lo mejor del tenis es que se gana o se pierde, que nunca se empata.

A mis jugadores de competición de El Limonar les digo que lo bonito del tenis es eso, que no hay punto intermedio. Y en el atletismo tienes lo bonito de competir contra ti mismo. Al final, en la vida no hay empates, hay acuerdos.

¿Es difícil mantener los pies en el suelo a los niños que quieren ser tenistas?

Mucho, mucho€ Te ganan el torneo de la golosina de Molina de Segura y se creen que son los amos del mundo. Pero al final depende del entrenador que tengan, el equipo, los padres€ Los jugadores que tengo yo, hasta el momento, se van comportando. Detrás de ello hay mucho trabajo y mucha charla.

¿Les cuenta su historia personal para que vean que no todo es de color rosa?

Claro, porque realmente yo lo he intentado, pero también hay que tener en cuenta que muchas veces que no tienes dinero para seguir. Yo me lesioné y fue eso lo que no me dejó seguir, pero hay otros que tienen que dejarlo porque no les da el dinero para más.

¿A qué se dedica además de dar clases de tenis y correr?

En julio aprobé la oposición y me han dado una jornada parcial en un colegio de La Alberca en un centro de educación especial. Estoy allí con niños que necesitan apoyo, autistas, y eso sí que es una pasada. Ahora pienso que estoy trabajando en lo que he estudiado y soy muy feliz, soy un privilegiado.

Pero trabajar con niños con necesidades especiales es duro.

Todavía hay días que me traigo a casa más problemas de los que debería y tengo que aprender a separar cosas, pero eso también me pasa con los niños de competición, pero es porque me gusta mi trabajo.

¿Descarta ser entrenador de un jugador profesional?

Me gustaría sacar uno. Ver jugar a un niño al que le has puesto por primera vez una raqueta en la mano en una pista grande tiene que ser una pasada. Al final es un proyecto tuyo y se crea un gran vínculo. Eres un entrenador, pero al final eres un segundo padre o un hermano mayor. Con José Antonio Alcaraz me pasa lo mismo, porque empezó siendo mi entrenador y ahora es mi amigo.

¿Ahora es más complicado sacar tenistas?

Es interpretable todo lo que diga, pero en mi época todavía había mucho dinero, no había terminado de reventar la burbuja. Viajaba muchísima más gente a los torneos y eso se traducía en más competencia, pero no quiere decir que el nivel de ahora sea más bajo. Había más gente, los cuadros eran más grandes y todo influye. Llegar siempre es difícil. Por ejemplo, lo que está haciendo Carlos Alcaraz ahora en Murcia es una animalada y me parece que lo están llevando muy bien en su entorno, pero hay que tener paciencia, dejar que siga su camino y ya aplaudiremos si tenemos que aplaudir. Tiene que hacer su camino, no el camino que tiene que seguir porque hay un español que se llama Rafa Nadal. Hay dejarlo ser Carlos Alcaraz.