Blanca María Manchón Domínguez (Sevilla, 6 de marzo de 1987), seis veces campeona del mundo de windsurf, se enteró en 2016 que iba a ser madre. Se quedó sin patrocinadores y casi todo el mundo le dio la espalda porque dejaron de creer en ella. Nadie pensaba que tres años después se iba a convertir en una de las primeras regatistas españolas en lograr la clasificación para los Juegos Olímpicos de Tokio. Pero lo consiguió esta andaluza que lleva toda la vida haciendo windsurf y que cuenta con un palmarés espectacular.

Ahora no solo es deportista con pasaporte olímpico, también es requerida para dar charlas de motivación donde explica su vida. Esta semana ha estado en Alcantarilla, en la factoría de Hero, donde ha contado sus vivencias tanto a trabajadores de la multinacional como a alumnos de último curso de Pediatría.

Su caso, como ella mismo califica, es «totalmente inusual». Recuerda que hace tres años, cuando comunicó que estaba embarazada, «no me renovó ninguno de los patrocinadores que tenía, me olvidaron, pero yo sabía que tendría el niño y que seguiría para los Juegos de Tokio. Tuve que empezar de cero, siendo madre primeriza, pagándomelo yo todo, sin ayuda de patrocinadores porque no estaba en el equipo nacional, y hasta que no conseguí resultados y no salí en los medios de comunicación, no tuve de nuevo apoyo. Conseguí ser campeona del mundo y ya vino todo», relata la sevillana, quien asegura que ni siquiera después de ser madre llamaron a su puerta los sponsor. «Me decían que ahora que era madre, los patrocinadores se volverían locos por ficharme, pero no, ha sido al revés», añade.

Ahora va acompañada a todas las competiciones de su niño: «En diciembre cumple tres años y ya ha cogido más de cuarenta aviones, va a todos lados conmigo y está muy ilusionado con lo que hace su madre porque ya va entendiendo. Ha empezado el colegio, pero no va a ir mucho en el próximo año porque su madre tiene una vida peculiar», dice.

¿Y después de Tokio, qué? Blanca no ha hecho aún planes, solo sabe que quiere volver a ser madre, pero le ilusiona mucho París 2024: «Sinceramente, voy a seguir hasta que el cuerpo aguante. Sí es cierto que de una lesión grave no te recuperas a mi edad como cuando tenía 20 años porque mi deporte es muy físico. Si no me encuentro al cien por cien para estar a mi máximo nivel, no sé qué pasará, pero me atrae París 2024 y también me gustaría tener otro niño», avanza.

La española es una de las bazas para una medalla en Tokio, donde los regatistas y todos los deportistas se van a encontrar condiciones de calor extremas. Ella se ve entre las favoritas: «Ahora mismo somos una diez o doce chicas que puede ganar una u otra. Voy a pelear por la medalla, pero hay que estar muy preparada y concentrada porque me voy a encontrar cualquier cosa», termina diciendo.