Había avisado Adrián Hernández de que la visita a Don Benito era un examen. También había dicho el técnico grana que su equipo tenía que ser «camaleónico» a la hora de interpretar el partido ante los extremeños. Por si las exigencias del entrenador no eran suficientes, los murcianistas tenían además que confirmar, por un lado, que saben sobreponerse a las bajas de hombres importantes -Chumbi y Josema- y, por otro, demostrar que están preparados para afrontar batallas más complicadas que las ganadas a equipos como el Mérida, el Villarrobledo o el Talavera. Pues nada salió bien en el guion diseñado por Adrián Hernández para el choque en el Vicente Sanz. El examen acabó con suspenso y la imagen 'camaleónica' solo apareció durante unos instantes y más con corazón que cabeza. Sin algunos de los titularísimos faltaron chispas e ideas y el punto de inflexión no llegó a la hora de la verdad.

Si ven la botella medio llena se quedarán con que el Real Murcia sin firmar un buen partido estuvo cerca de conseguir algo positivo; si ven la botella medio vacía resaltarán la ausencia de guion para afrontar el partido, los fallos en defensa, el conformismo en el segundo tiempo y las limitaciones ofensivas de un equipo que ayer no encontró la inspiración de Álvaro Rodríguez y en el que Iván Pérez siguió sin aparecer. Pero los verdaderos efectos de la derrota en Don Benito solo los dirá el tiempo. Porque dependiendo de lo que el Real Murcia haga en las siguientes jornadas se verá si perder en el Vicente Sanz era algo que podía entrar en el guion, un tropiezo sin más; o si esta derrota es realmente la realidad después de cuatro jornadas positivas en las que tocó lidiar con equipos que van a sufrir para salvar la categoría.

Se quedó muy cerca de puntuar el Real Murcia en Don Benito. A falta de diez minutos del final los de Adrián Hernández parecían convencidos de que con el 1-1 se iba a llegar a la conclusión del partido. Para evitar cualquier susto, tanto en el césped como en el banquillo ya miraban más el punto asegurado que los tres posibles. Se veía en la renuncia a ir al ataque -salvo acciones aisladas y algún córner que otro-, en el paso atrás dado para que el Don Benito dominase el esférico sin generar excesivo peligro y, sobre todo, en los cambios. Una vez más, aunque en esta ocasión sin tener el marcador a favor, Adrián Hernández desmanteló su delantera. Primero quitó a Toril para reforzar el centro del campo con Meseguer; luego cambió delantero por delantero -Curto por Melgar- y por último eliminó a Juanma para dar minutos a Dorrio. Y mientras tanto, como quien no quiere la cosa, como el león que escondido entre la maleza va dando pasos hasta mirar a la cara a su presa, el Don Benito no se cansaba de buscar algo más. Y el premio para los locales llegó en el minuto 79, cuando Manu Ramírez puso el definitivo 2-1.

Tiene el Real Murcia muchas debilidades, y sus rivales parecen conocerlas a la perfección. Una de ellas está en la banda izquierda de los granas. Iván Pérez es un cero a la izquierda. Apenas suma en ataque, donde pocas veces es capaz de tomar decisiones correctas; y es nulo en defensa.

Como el hacker que descubre un fallo en la seguridad de una gran empresa, los de Juan García insistieron por ahí. Con Trinidad, con Sillero, con Manu Ramírez... Cada arreón de los locales venía casi siempre por el centro o por la izquierda. Por ahí se inició la jugada del primer gol, cuando el lateral del Don Benito se adentró en mares profundos para meter el balón dentro del área. Rechazó Julio Algar como pudo, con tan mala suerte que asistió a un Artiles que desde el borde del área no falló.

Era solo el minuto 7, pero el Don Benito solo había necesitado insistir un poco para acabar con el buen momento defensivo de los murcianistas.

Encajó bien el golpe el conjunto grana. Son los murcianistas un equipo que se crece ante las malas noticias, que sabe levantarse cuando está en la lona. Lo demostró en Talavera, y ayer muchos aficionados pensaron que iba a suceder lo mismo después de ver el gol de Juanma Bravo a la salida de un córner. Era el minuto 20 y el partido volvía a empezar. Con el 1-1, los murcianistas acumularon ocasiones para ampliar distancias. Álvaro Rodríguez no aprovechó una oportunidad clarísima, lamentándose cuando entre varios defensas sacaban el balón bajo la línea. Posteriormente Manolo obligaba a Sebas Gil a mostrar sus virtudes con un gran paradón.

Sin seguir un guion, sin casi ideas, sin que los laterales fueran tan decisivos como en otras ocasiones, el Murcia necesitaba muy poco para igualar en fuerzas a un Don Benito cuyas llegadas ya eran muy tímidas. Manolo y Víctor Curto, con su experiencia y su seguridad, eran los jugadores capaces de mantener estable a su equipo, de acercarle a la victoria. Atrás, Antonio López se siente sobrado de fuerzas.

Solo había que mantener esa línea, que seguir por ese camino, pero nada de eso ocurrió en el segundo tiempo. A las primeras de cambio el Real Murcia se conformó con lo que tenía. Los camaleónicos no fueron los granas. Fue el Don Benito. Se disfrazaron de víctimas los locales. Los de Adrián Hernández parecían que lo tenían todo controlado, que no iban a sufrir, que los extremeños no iban a crearles peligro, pero en el minuto 79 Manu Ramírez demostró que la defensa de los visitantes no es tan segura como se dice. Como nadie era capaz de entrarle, el mediapunta fue avanzando pegado a la línea de cal del área hasta encontrar un hueco y batir a Lejárraga.

Con todo perdido, con el Don Benito con uno menos por la lesión de Manu Ramírez, el Real Murcia se lanzó con más corazón que cabeza, pero lo único que consiguieron es darse cuenta que no es buena señal fallar tantas ocasiones de gol.