Sois primos de opinión política y hermanos de leche resentida, creo que sin causa ni padre. Igual que os admiro en lo deportivo, pienso que no deberíais estafar al pueblo, catalanes o no, con falsedades interesadas y denuncias injustas. Lo vuestro es el fútbol profesional y claro que sí tenéis derecho a opinar, pero sin menoscabar a un país, España, que garantiza democráticamente el derecho a difundir cualquier idea. Y a más a más, que diríais, conocéis bien países que os han pagado millones y allí no habéis tenido cojones, ¡sí, digo cojones!, para criticar dictaduras, ausencias de derechos humanos elementales y discriminaciones por creencias religiosas, sexo, raza y condición social. Ni tampoco habéis denunciado los sables que amenazan los cuellos de quienes sí se atreven.

Sois dos privilegiados, cómplices de tanto delincuente desnortado, y deberíais, al menos, ejercitar la prudencia. En 1978, un noventa y cuatro por ciento de ciudadanos de Cataluña votó la Constitución, de los mayores síes de España, y los poderes que de ella emanan y tanto despreciáis, Supremo y Constitucional incluidos. Y las preguntas son: ¿quienes la votaron libremente en referéndum, eran tan catalanes como vosotros y los que ahora penan por boicotearla en vuestro parlamento y desde el gobierno de la Generalidad? ¿Sí, verdad? ¿Y en esa norma máxima de convivencia, está permitido un referéndum de autodeterminación en cualquiera de las autonomías que se configuraron? ¿No, verdad? ¿Y esa misma ley de leyes, tiene previstos mecanismos para cambiarla democráticamente? ¿Sí, verdad?

Aparte, esa misma constitución aprobada abrumadoramente por millones de españoles, catalanes también, y bastantes más de los que ahora delinquen saltándosela o queriendo ser independientes sin tenerla en cuenta salvo para quemarla en la hoguera de la intolerancia, la dictadura étnica lingüística y el desprecio hacia quienes no piensan como vosotros; también proclama que la soberanía nacional reside en la totalidad del pueblo que la posibilitó ejemplarmente. Lo honrado es acatar las leyes, aunque discordemos, y trabajar con los mecanismos democráticos previstos para cambiarlas.

Lo demás es delincuencia de guante blanco por no mancharse las manos, los políticos. Criminal por provocar que pueda haber víctimas inocentes; aquellos cobardes de cualquier nivel social, religioso, político o económico que tiran la piedra y esconden la mano. E irresponsable, como en vuestro caso, porque desde los estrados que os proporciona vuestro estatus azuzáis las llamas donde arderán ingenuos para quienes vuestra palabra es sinónimo de verdad a emular.

Está bien ser valientes o idealistas, pero si lo hacen gentes como vosotros con el paracaídas de la Constitución que ninguneáis, es también cínicamente cobarde. Y, además, sobre tal cobardía, añadís la ignominia hacia millones de conciudadanos que cumplen las leyes y la Constitución del 78, ayudan a mantener el país, soportan vuestro desprecio público y, encima, ven con tanta paciencia como indignación que aquí, en la dictatorial España según pontificáis, podáis seguir diciendo lo que os venga en gana sin temores. Sois, en fin, unos ventajistas sin vergüenza sobre los que recaerá parte de la sangre que inevitablemente derramará la locura colectiva que representáis.

Y no queda ahí vuestra desfachatez, sino que tú, Pep, te permites la bravuconada de mostrarte dispuesto a «defender los derechos humanos hasta en los países árabes». Mira, campeón, lo voy a singularizar. No tienes cojones para criticar a alguien con turbante y petrodólares. ¿Me entiendes, figura?

Diferente es defender la diversidad de las tierras que formaron España hace siglos y exigir su reconocimiento. O criticar las injusticias de la financiación estatal porque benefician a unos sobre otros. O señalar aspectos mejorables en vuestra Cataluña, que también los hay. O denunciar que hay ciudadanos de algunas regiones que se benefician de demasiadas mamandurrias y subvenciones, para agravio comparativo con otros que las sufragan a base de trabajo y forzosa fiscalidad. Y hasta defender democráticamente posiciones independentistas.

Cuando se entierre la primera víctima, aparte de señalar a políticos con nombres y apellidos a lo largo de nuestra democracia, catalanes y no, miraos por si acaso vuestras soflamas tienen parte de culpa. Porque vosotros y vuestros colegas deportistas, intelectuales y supuestos, artistas y titiriteros varios, tampoco iréis jamás al hoyo. Los cadáveres serán de incautos que alguna vez os creyeron. Las víctimas útiles de todos los desaprensivos que en el mundo han sido, sois y serán.

Mientras, el Barça ganó bien, el Valencia mereció más frente al Atlético y el Madrid perdió porque sin espada no hay matador.

Que os aproveche, nens.