El artículo 363.1.e de la Ley de Sociedades de Capital se ha convertido en los últimos años en el gran enemigo del Real Murcia. En ese punto, la LSC deja claro que una sociedad de capital deberá disolverse cuando «por pérdidas el patrimonio neto quede reducido a una cantidad inferior a la mitad del capital social». No solo lleva la entidad varios ejercicios incumpliendo el equilibrio patrimonial, sino que además las distintas fórmulas llevadas a cabo, como reducción del capital social hasta prácticamente el mínimo o ampliaciones de capital como la de 2016, no habían sido suficientes para acabar con un problema que a cualquier otra empresa hubiera llevado a la liquidación.

Cuando en junio de 2018 Víctor Gálvez presentó las cuentas correspondientes al ejercicio 2016-2017, la auditoría, elaborada por Pronaudit, volvía a incidir en el peligro que corría el club, hablando de la existencia «de un importante patrimonio neto negativo en la sociedad (18.808.492 euros), lo cual la hace estar inmersa en un supuesto de liquidación al estar éste por debajo de la mitad del capital social».

Un año y cuatro meses después, el equilibrio patrimonial ha pasado de ser una auténtica quimera a hacerse realidad. No se verá en las cuentas que se sometan a aprobación el próximo 2 de noviembre en la junta de accionistas convocada por el Real Murcia para presentar los números de los dos últimos ejercicios -2017-2018 y 2018-2019-, pero sí será posible el próximo 30 de junio, cuando se cierre la contabilidad llevada a cabo esta temporada.

Cuando los actuales responsables del Real Murcia aterrizaron en Nueva Condomina en noviembre de 2018, el desequilibrio patrimonial era incluso peor que el que habían reflejado los auditores en las cuentas anuales del ejercicio 2016-2017. La gestión llevada a cabo durante la campaña 2017-2018 y el inicio de la 2018-2019, con hasta tres gestores en ese periodo -Raúl Moro, García de la Vega y Víctor Gálvez- no solo no había solucionado el problema sino que lo había agravado notablemente, elevándolo hasta los casi -21 millones.

La única medida tomada en esos meses de crisis institucional fue la ampliación de capital aprobada y puesta en marcha por Víctor Gálvez en septiembre de 2018 y que en un primer momento estaba abocada al fracaso absoluto.

La dimisión del oriolano y la llegada de la PARMU al consejo de administración relanzó un proceso que finalmente terminó siendo un éxito, después de ingresar 1,3 millones de euros. Ese pellizco fue el primer paso de un camino que ya permite ver la luz en el Real Murcia y es que, según fuentes del club, el equilibrio patrimonial, aunque todavía no quedará reflejado en las cuentas que se presenten el próximo 2 de noviembre, es una realidad.

1,3 millones de euros cuando había que restar 21 millones era poco o nada, sin embargo, fue un primer paso que continuaría con la renegociaciones con acreedores en las que siguen trabajando Daniel Moreno y Emilio García. Ese trabajo es el que ha permitido cortar por lo sano una importante parte del pasivo que acumulaba el Real Murcia.

Destacan en este apartado los acuerdos alcanzados con Paco Casal, que era el segundo máximo acreedor y que hizo una quita importante de los 3 millones de euros que tenía pendientes de pago por parte del club grana; y con Gabriel Torregrosa, que perdonaba los 6,5 millones de euros que tenía en sus manos y que procedían de deudas con empresas de Jesús Samper. Hay además otros acuerdos más pequeños, que al hacer la suma permiten al club rozar el equilibrio patrimonial a 30 de junio de 2019.

Los tratos cerrados después de esa fecha, explican a esta redacción desde las oficinas de Nueva Condomina, no han podido ser contabilizados, pero sumados también hacen que a día de hoy ya se pueda hablar de que el Real Murcia ha abandonado el patrimonio neto negativo. Solo habrá que esperar a las cuentas del actual ejercicio -2019-2020- para que se haga completamente realidad.