Faltan dos meses y medio para que arranque la Navidad, pero en apenas tres o cuatro semanas, cuando vayan paseando por los pasillos de los supermercados, ya verán los turrones, los bombones y otros dulces típicos de esas fechas. El Real Murcia no ha querido ni esperar a octubre para impregnarse de ese espíritu navideño que llena nuestras casas de amigos y regalos. En los últimos quince días, si el equipo murcianista ha destacado por algo es por su gran generosidad. Regaló dos goles al Cádiz B, se lo puso muy fácil al Algeciras hace una semana en Nueva Condomina y ayer, cuando los aficionados aplaudían la mejoría del juego grana, Juanra cumplió con la costumbre y, con un penalti inocente al tocar el balón con la mano, puso en bandeja de plata la victoria a un Córdoba al que pocos equipos tendrán este año tan entre las cuerdas como lo tuvo el Real Murcia. Y es que no hay mejor premio que enfrentarse en los primeros partidos a los conjuntos que descienden de Segunda. Quince días en el verdadero infierno no son suficientes para superar el shock y encajar la presión que les ponen sus propios seguidores, que quieren que arrasen desde el minuto 1.

Si cuando llegue diciembre escucharán cada vez que paseen por un centro comercial ese villancico que dice algo así como 'ya vienen los Reyes Magos, ya vienen los Reyes Magos' y con el que nos animan a sacar nuestro lado más consumista; en estos momentos, no se extrañen si cuando el Real Murcia salte al terreno de juego sus rivales, cambiando la letra, le cantan algo así como 'ya viene la defensa del Murcia, ya viene la defensa del Murcia'. Tampoco se sorprendan si la historia no cambia, que los representantes de sus Majestades en la ciudad sean los mismísimos jugadores murcianistas. De momento, el Cádiz, el Algeciras y el Córdoba ya han recibido sus regalos de Navidad, y, como diría Adrián Hernández, solo estamos en septiembre.

Perdió el Real Murcia ayer en el Nuevo Arcángel. Cedió los tres puntos el equipo grana pese a mejorar su imagen, pese a mostrarse mucho más compacto y con más ideas que hace una semana, pese a mirar el área defendida por Becerra con más hambre que ante el Algeciras. Le benefició a los murcianistas no tener la presión que sí tenían ante sus rivales anteriores, ambos recién ascendidos.

Contra el Córdoba, eran los andaluces los que tenían que ganar sí o sí, porque los aficionados blanquiverdes todavía tienen sus cabezas en el fútbol profesional, porque los aficionados cordobesistas, como dirían en Juego de Tronos, no saben nada de dónde juegan ahora. Y cuando te miran con lupa, lo normal es que te tiemblen las piernas, y ayer ese problema pasó de los jugadores del Real Murcia a los futbolistas locales, que no dieron pie con bola en la primera parte, que nunca supieron a qué jugaban y que jamás encontraron la magia de Javi Flores. Solo se vio a Owusu, y muy poco para suerte de los granas.

Con jugadores del Córdoba y aficionados vigilándose de cerca, no dándose ni un respiro, el Real Murcia, también animado por los cambios introducidos por Adrián Hernández, no desperdició la ocasión de dar pasos adelante y crecer un poco -mucho comparado con la mala imagen ofrecida frente al Algeciras-. Manolo dio seguridad al centro del campo y Marcos Legaz puso la chispa, trabajando atrás y no bajando la cabeza arriba. Peque también sacó provecho de la defensa de tres por la que apostó Enrique Martín.

No necesitaba el Murcia demasiado para llevar el peso del partido. Solo demostrar que, a falta de calidad y experiencia, tienen las uñas y los dientes afilados. Merecieron los granas el gol por la insistencia, pero no lo consiguieron y lo pagaron. Lo pagaron sobre todo porque son tan débiles en defensa que los rivales solo necesitan pisar un poco el acelerador para hacer saltar por los aires cualquier virtud del Real Murcia.

Ocurrió superada apenas la media hora. Owusu, en una de las primeras veces que entraba en contacto con el balón, convirtió en clicks de Playmobil a los defensas granas. Quebró a Kevin en un pis pas y libre de marca se coló en el área. Lo que no esperaba el exalbinegro fue lo fácil que lo iba a tener. No tuvo que buscar a un compañero, ni mirar a puerta, solo centró y por el camino vio como Juanra, ayer titular en lugar de Alberto Rodríguez, sacaba la mano como un niño que juega por primera vez al fútbol y que todavía no sabe que con el brazo no se puede tocar el esférico. Se desconoce cuál es el Rey Mago favorito del centrocampista murciano, pero en un segundo se vistió de Gaspar, Melchor y Baltasar. Y Juanto Ortuño, delantero yeclano del Córdoba, no desaprovechó la pena máxima para poner el 1-0 en el marcador.

Daba igual que el electrónico no representara lo que se estaba viendo sobre el terreno de juego, el Real Murcia había vuelto a herirse a sí mismo, tirando por tierra el buen trabajo realizado en la primera media hora.

No acusaron los granas el golpe. En otro aspecto que destacar, tras el tanto, los de Adrián Hernández siguieron igual de concentrados, buscando a Legaz y Peque por banda como camino rápido para llegar a un Chumbi que ayer no fue capaz de ver puerta pese a intentarlo una y otra vez. Había tiempo y las piernas parecían responder. Además, el Córdoba siguió en negro, escuchando incluso los pitos de sus aficionados en algunas fases del encuentro.

Chumbi, tras un pase de Peque, no pudo batir a Becerra en una de las ocasiones más claras de los murcianistas, mientras que Ortuño, a la media vuelta, no aprovechó otro boquete dejado por la defensa grana. Ni Julio Algar ni Edu Luna fueron capaces de cubrir al yeclano, que se inventó un bonito disparo, pero que no pudo ampliar las distancias.

Pero las sensaciones en la segunda parte ya no eran tan positivas para los de Adrián Hernández, que aunque intentaban seguir mirando a portería, ya no encontraban tanta claridad en ataque. En defensa, por su parte, nada cambiaba, temblando cada vez que Owusu entraba en contacto con el balón.

Los cambios tampoco ayudaron. Primero Enrique Martín intentó dotar de más seguridad a su equipo con cambios en defensa y en el centro del campo, lo que anuló algunos caminos utilizados hasta ese momento por los murcianistas, y luego Adrián Hernández hizo algunas modificaciones, apostando por jugadores jóvenes como Álex Melgar -por Juanma- y Toril -por Chumbi-. Aunque lo intentaron, se vio que todavía están muy verdes para ser protagonistas y resolver un partido que se había puesto muy cuesta arriba desde el momento en el que el Real Murcia volvió a empeñarse en hacernos creer que ya estamos en Navidad.