No ha destacado el Real Murcia en esta pretemporada por su fútbol ofensivo. Los granas tienen dificultades para generar juego y pisar el área rival. Se ha visto en los amistosos veraniegos y se ha repetido en el inicio de la temporada en la Ciudad Deportiva Ramón Blanco de Cádiz. Solo un zapatazo de Juanma Bravo permitió a los granas estrenar su cuenta goleadora en su debut en esta campaña, sin embargo, el espectacular golazo del canterano no fue suficiente. Parecía que el choque estaba controlado. El gol en el minuto 36 había dado tranquilidad a los de Adrián Hernández ante un Cádiz B que no encontraba el camino de la meta defendida por Tanis, el tanto permitía echar cuerpo a tierra y tirar de solidez defensiva para volver a casa con la victoria. Sin embargo, en apenas ocho minutos, todos los planes murcianistas se fueron a la basura. El encuentro, que parecía controlado, cambió en los instantes finales. Los cambios de los locales revitalizaban al Cádiz B y paso a paso fueron capaces de dar la vuelta al marcador. Un penalti transformado por Sergio en el minuto 78 avisaba a los granas, que perdían su ventaja. Lo que pocos esperaban es que solo siete minutos después, en un gran despiste defensivo del Real Murcia, Javi Pérez, que acababa de entrar en el terreno de juego, sería capaz de conseguir la remontada, dejando sin puntos a los murcianistas en este inicio liguero.

Los inicios de temporada aportan sensaciones parecidas a los inicios de una relación. Nunca faltan esas mariposas en el estómago que revolotean cada vez más fuerte a la espera de que vayan sucediendo cosas. El primer roce o la primera alineación, el primer beso o el primer gol. Algo parecido han comenzado a sentir los aficionados granas conforme se acercaban las seis y media de la tarde, hora fijada para el inicio del estreno del Real Murcia de Adrián Hernández. Antes de que empezase a rodar el balón en Cádiz tocaba conocer la primera alineación. Y, como solo el técnico murciano sabía lo que iba a ocurrir, nadie se llevó una sorpresa. Pasase lo que pasase, iba a ser novedad. Tanis le ganó la partida a Lejárraga en la portería; Edu Luna y Julio Algar ocuparon el centro de la defensa, mientras que Manolo, Juanma y Alberto Rodríguez aparecían en el medio. Llamó la atención la suplencia de Josema, al que Peque quitó el puesto. Lo que estaba claro es que Chumbi estaría en el ataque.

Era el primer once de Adrián Hernández, era la primera apuesta del nuevo técnico murcianista, y ante un recién ascendido como el Cádiz B, más o menos todos los titulares consiguieron el aprobado en una primera parte en la que, sin dejar demasiados detalles técnicos, el equipo mantuvo la compostura, no siendo apenas exigido en defensa y apostando por presionar a un conjunto amarillo que no fue capaz de encontrar el camino hacia la meta de Tanis. Y cuando lo hizo, repitió el guion una y otra vez, con centros laterales que eran despejados sin problemas por los granas.

Con un Murcia empeñado en no salirse del esquema dibujado por su entrenador, apostando por la firmeza para no cometer errores, solo Iván Pérez, el futbolista más desequilibrante de los murcianistas, fue esparciendo polvos mágicos sobre el césped de la ciudad deportiva gaditana. Cada una de sus intervenciones generaba una crisis en los locales, que lo frenaban una y otra vez con faltas, acciones que se quedaban ahí, porque el Real Murcia no fue capaz de aprovechar las numerosas jugadas a balón parado de las que disfrutó en la primera mitad. Solo sirvieron para descubrir que Manolo es el hombre elegido por Adrián Hernández para poner en acción esas jugadas de estrategia.

No hubo altibajos durante la primera parte. Apenas se vieron acciones atractivas. Ni el Cádiz B ni el Real Murcia eran capaces de coger el control del balón. Como en esas primeras citas que no sabes qué paso dar, cómo actuar. Mientras los gaditanos buscaban las bandas y abusaban de los centros laterales, el Real Murcia apostaba por salir lo más rápido posible. Saltándose el centro del campo, el objetivo era claro, buscar a Iván Pérez, Peque o Chumbi.

Alberto Rodríguez fue el primero en avisar que por la izquierda había un filón. Luego lo fue puliendo una y otra vez Iván Pérez. No se generaban ocasiones, tampoco se pisaba con claridad el área, pero el Murcia, entre falta y falta, vivía en las inmediaciones de la meta defendida por Arco. Fue una pena que Manolo no estuviese fino a la hora de resolver las acciones de estrategia.

Sin intervenciones de los metas, con muchas imprecisiones y faltas y con ambos equipos intentando asentarse antes de poner sobre la mesa la estrategia, los minutos fueron pasando sin más. Ganaba la lucha al juego.

Seth no puedo rematar con claridad un pase en profundidad de Momo en unos momentos de dominio del Cádiz. El Murcia, mientras tanto, disfrutaba de una falta tras otra. Como si las porterías no fueran el objetivo, lo único que podía cambiar el partido era un chispazo. Y ahí apareció Juanma Bravo. Corría el minuto 36 cuando el centrocampista murciano se cruzó con un balón sin destino. Sin pensárselo, con un zapatazo espectacular, el canterano golpeó el balón con tanta fuerza que vio como entraba en la red tras estrellarse en el travesaño.

El tanto de Juanma quitaba un peso de encima a un Real Murcia que ya ha demostrado en pretemporada que no va sobrado en lo que a fútbol ofensivo se refiere. Ese defecto, que tendrá que corregir Adrián Hernández para no sufrir más de la cuenta esta campaña, quedaba cubierto de maquillaje gracias al zapatazo del centrocampista murciano, que solo necesitaba 36 minutos para tapar las bocas de todos aquellos aficionados y de algunos directivos que le cuestionaron cuando en el mes de junio dudó si renovar su contrato, al considerar que la oferta era a la baja.

El gol fue una mentira. Y es que con el 0-1 en el marcador y viendo al Cádiz incapaz de poner cordura al juego, el Real Murcia se confió. Olvidaron los de Adrián Hernández mirar al ataque. Conforme pasaban los minutos, el encuentro tenía menos sentido, sin embargo parecía que los visitantes no iban a sufrir. Cómodos atrás, sacando los continuos pelotazos con los que la zaga gaditana intentaba encontrar a sus hombres de ataque, hasta los defensas murcianistas parecían más sólidos de lo que realmente son. Pero el engaño acabó en apenas siete minutos. Los cambios de Juanma Pavón resultaron determinantes. Primero saltó al terreno de juego Chapela para poner un poco de tranquilidad y guiar a sus compañeros hacia el área, y posteriormente saltó al terreno de juego un Javi Pérez que se convertiría en decisivo.

La caída del Real Murcia comenzó pasado el minuto 70. El Cádiz, pese a no crear peligro, iba ganando metros. Y en el momento que los gaditanos pisaron área, la defensa grana se fundió como el queso cuando entra en contacto con el calor. En el minuto 78 cometían un penalti que transformó en el empate Sergio, y en el 84, en un despiste sin límites, consintieron que los locales firmasen la remontada con un gol que comenzó en un saque de banda. Javi Pérez, sin marca, batía a Tanis para dejar temblando a un Murcia al que le tocará mejorar y mucho para ir dando pasos firmes en la temporada. De momento, el inicio ante un recién ascendido no fue como los aficionados esperaban.