Diego Huéscar Sánchez (Murcia, 5 de junio de 1970) es Policía Local. Pertenece al Grupo Especial, que vela por la seguridad de todos los ciudadanos en esas largas noches donde los peligros se multiplican por diez. Cuando era un niño su padre le apuntó a un gimnasio para que practicara Kárate Goyu Riu. Ahora, a punto de cumplir los 50, ha logrado un hito histórico al proclamarse campeón del mundo de katas en Okinawa (Japón), la cuna de este marcial que fundó Chojun Miyagi. Fue el único occidental -el resto eran nativos- que triunfó en una competición especial, que conmemoró el cincuenta aniversario de la fundación de la asociación OGKK y donde se dieron cita deportistas de todo el mundo.

Huéscar, que es alumno de Ryoichi Onaga, quien se afincó en Murcia en 1972 y que en la actualidad es 9º Dan y vicepresidente de OGKK, aún no ha asimilado el triunfo que obtuvo en la categoría que comprende a karatecas de edades comprendidas entre los 41 y los 59 años de edad: «Ganar en Japón, en la casa de ellos, es muy difícil. Todavía no lo he asimilado, pero me emocioné sobre todo por mi maestro, que ha conseguido que alguien que no ha nacido allí y formado fuera de Japón, haya logrado un título mundial», dice este maestro de 7º Dan que también ha instruido a compañeros de la Policía Local en los últimos años en defensa personal e intervención. «He impartido desde el año 2000 cursos de formación a otros compañeros en la escuela de policías. Desde la jefatura se ha hecho una apuesta fuerte por este tipo de formación, para que llegue a toda la plantilla. Esto hace que los compañeros se sientan más seguros, confíen más en sí mismos y también se reduzcan las lesiones tanto en ellos como en los detenidos. Esta actividad genera muchos beneficios y actualmente la jefatura y el equipo de Gobierno ha apostado por ella», afirma Huéscar, quien ha obtenido a lo largo de su carrera deportiva numerosos títulos nacionales, así como otros reconocimientos. Hoy, solo unos días antes de iniciar sus vacaciones, recibirá un homenaje en el Ayuntamiento por este logro mundial histórico que él quiere compartir «con mis compañeros, porque esto da prestigio a la Policía».

A punto de llegar a los 50 años, no piensa para nada en la retirada de la alta competición, sino todo lo contrario, «ya que este deporte se puede practicar durante toda la vida y es mucho menos lesivo que otros, aunque pueda parecer lo contrario». Mientras tanto, seguirá patrullando por las noches la ciudad, como hace desde que ingresó en la policía en 1996, cumpliendo así con esa vocación de servicio que le ha acompañado desde su infancia.