¿Cómo, cuándo y por qué llegó al deporte?

De pequeña jugaba al baloncesto en los recreos y hacía un poco de ejercicio, pero nada más. Fue con 21 años cuando me apunté a una carrera universitaria donde acabé tercera y allí conocí a Begoña, una chica del Triatlón Murcia, que me animó a conocer este deporte. Y a final de 2014 empecé a correr...

Pero una cosa es correr y otra hacer ciclismo y nadar.

Empecé a tocar cada deporte un par de días a la semana, a nivel de iniciación, pero cuando estás dentro doblas todos los días.

¿Antes no había competido nunca?

Nada, no estuve nada vinculada al deporte.

Pero se metió de lleno, hasta el fondo.

Bueno, el primer año fue un poco de contacto y a partir de septiembre de 2015 empecé a entrenar en serio.

¿Y qué cambió para que se lo tomara en serio?

Me marqué en 2016 como objetivo hacer el Campeonato de España Elite, la máxima categoría del triatlón. Me lo propuse y lo conseguí. Competir en Elite y que no te doblen ya es un logro.

¿Desde que comenzó ha encontrado evolución en el nivel y número de participación femenina?

Muchísimo. En 2014, cuando empecé en el mundillo, no había prácticamente chicas y ahora tienes salidas de 50 fácilmente.

¿Y a qué se ha debido?

A la evolución de la sociedad, a que el deporte cada vez se ha acercado más al ámbito femenino. Pero eso también ocurre en la vida laboral. Yo, por ejemplo, estoy opositando a bombera y antes, a nivel nacional, había pocas, pero hoy en día prácticamente en cada comunidad autónoma hay una. Eso dice para mí mucho de la evolución de la sociedad.

Es que antes era raro ver a mujeres hacer deporte. ¿Pero es moda o hábito?

Bueno, actualmente hay mucho postureo, pero cada vez es más un hábito que una moda. Con todas las enfermedades que surgen y la necesidad de alimentarnos bien, nos ciudamos más.

Lo que encuentro es demasiado postureo en el deporte hoy en día en las redes sociales.

Todos, a día de hoy, postureamos. Las redes sociales están a la orden día, es lo que se lleva, pero lo veo bien, es una forma de llegar rápido a la gente, de socializar, lo veo guay y divertido.

Trabajo, oposición y deporte. ¿Cómo saca tiempo?

Es cuestión de organizarse un poco, pero tampoco trabajo a jornada completa. Como tengo tiempo parcial, me hago una planificación mensual.

¿Qué puede ser más difícil, acabar un Ironman o sacarse la oposición de bombero?

Yo creo que la oposición es brutal. Para un triatlón te preparas y si te organizas, en unos meses estás a punto, pero en la oposición hay muchos factores. Llevo tres años opositando y nadie me garantiza que me prepare bien y me salga. Juegas con el factor suerte, tener un buen día...

Físicamente deben estar muy fuertes para ser bomberos, por lo que usted llevará algo ganado gracias al deporte.

El triatlón es resistencia, pero para ser bombero te piden fuerza. Por ello tengo que combinar el triatlón con el gimnasio, al que voy tres veces a la semana. Tengo que encontrar el equilibrio porque si te pones demasiado fuerte, luego no puedes correr, pero tampoco puedes estar fino.

¿Y qué le mueve hoy en día en el triatlón?

Tengo una frase tatuada en mi espalda que dice 'Haz que tu vida esté llena de retos que superar' y la llevo a cabo diariamente. Vivimos en constante consecución de objetivos, porque de lo contrario la vida no tendría sentido.

¿Pero eso no es estresante?

A veces sí, pero por ejemplo sigo luchando por ser bombera y llevo ya tres años intentándolo. Es algo que deseo tanto y en lo que pongo tanta pasión, que no me canso.

¿Y por qué quiere ser bombera?

Porque de niña siempre he sentido la vocación de ayudar a los demás y, para mí, la profesión de bombero es entrega a los demás, como un médico. Arriesgas tu vida al máximo exponente.

¿Y de dónde le viene la vocación?

Me ha venido así, no sé.

Pero un bombero expone todos los días su vida, eso no está pagado.

Y ya no solo eso, también hay un desgaste a nivel psicológico. Por ejemplo, puedes ir a una excarcelación a un accidente de tráfico donde puedes encontrar una familia destrozada. Más allá de lo físico, también es psicológico.

¿Se plantea hacer un Ironman?

No, me gusta la distancia corta, lo explosivo, el sprint. Ahora mi movitación máxima es conseguir el ascenso a Primera División con el Club Triatlón Águilas-Primaflor. El equipo femenino está en puestos de lucha por subir tanto en duatlón como triatlón.

Pero el triatlón es un deporte invdividual, más que de equipo.

Sí, pero va más allá. La unión entre las componentes del equipo es lo que da la motivación. Para ascender un equipo a una división superior, todas las chicas deben tener el mismo objetivo y no dejar de entrenar.

No me quiero ni imaginar cómo son los grupos de WhatsApp de su equipo.

Una locura, todas animándonos. Competimos el 20 y 21 en Borio, en la liga de clubes, y esa es una prueba muy importante, donde vamos diez chicas del club y nos jugamos subir a Primera.

¿Cuántas veces le han dicho en casa que está loca?

Ya no me lo dicen porque saben cómo soy, de entrar, salir, estudiar, trabajar... Se han habituado a mi ritmo.

Y con ese ritmo, tener pareja...

Complicado. Yo ahora mismo la verdad es que no tengo la cabeza para eso. No tengo tiempo para hacer nada más y cuando llego a casa, es para dormir. La tele solo la pongo algún fin de semana un rato después de comer.

¿El nivel del triatlón femenino regional ha subido mucho?

Mira, yo me defiendo a nivel regional, pero es que a nivel nacional tenemos aquí a chicas jóvenes como Laura Durán y Natalia Hidalgo que están pegando muy fuerte.

¿El triatlón se ha profesionalizado?

Ha subibo mucho el nivel porque desde las escuelas están potenciando mucho este deporte y son como profesionales desde jóvenes. Las chicas de ahora, cuando tienen 16 años, tienen ya un nivel brutal.

¿Y cuál es ese triatlón que más le gusta?

Yo creo que la Copa del Rey de Águilas porque es una competición por equipos y esto, pese a que es un deporte individual, a mí me atrae mucho.

Veo que habla mucho de equipo, de unión.

Es que no es lo mismo competir por ti que por lo demás. Mi vocación la llevo al ámbito deportivo. Cuando estás en un equipo las sensaciones son mucho mayores proque ves a todas tus compañeras superándose. Por eso las competiciones de equipo me atraen mucho.

¿En cuántos triatlones ha tenido la tentación de abandonar?

En muchos porque la mente es traicionera. Pero en esos momentos hay que pensar en positivo.

¿Es una mujer positiva?

Sí, demasiado positiva. Prefiero ser optimista y después llevarme un batacazo que pensar en negativo. Hay que ser positivo y me encanta motivar y ayudar a mis compañeras. Si alguna encuentra que no puede más y quiere retirarse, yo le empujo para que llegue a meta. Todo eso es muy bonito y al final, cuando pasan los años, yo no recuerdo si he sido segunda o tercera en una prueba, sino ese momento de ayudar a una compañera.

¿Y lo ha hecho muchas veces?

Sí, en el equipo nos ayudamos mutuamente.

¿Por cierto, esto del triatlón no es un poco caro?

Yo tengo la suerte de que el CT Águilas me ayuda muchísimo. El mono me lo regala el club y, por ejemplo, para ir a Borio a competir, el Patronato pone el autobús. El club nos paga el hotel y eso es dinero que se nota. La bicicleta la compras y te dura mucho, la tengo desde que empecé. Entreno en Verdolay y allí lo hago todo. El mayor gasto es el gimnasio y el entrenador.

¿Qué le falta para ser bombera?

Pues conseguirlo. Ahora estoy sacándome el carné del trailer y solo tengo unos días. Mi vida tengo ya claro que es todo a contrarreloj.

¿Y no se agobia?

No, me motiva. Soy muy positiva, la presión no me puede porque me conozco y la canalizo bastante bien.