Los jugadores del Real Murcia se marcharon de vacaciones el 12 de mayo. Sin billete para el play off, los futbolistas granas ponían fin a la temporada antes de tiempo. Aunque se ga dejado de competir, la campaña, ya larga de por sí por los constantes líos institucionales, no ha acabado, alargando una pesadilla que bien podría titularse 'Un año en el infierno'.

Y es que la plantilla murcianista no duda en privado en mostrar el malestar que sienten por el atosigamiento que están sufriendo por parte de los responsables de la entidad. Si al inicio de temporada soportaron el maltrato recibido por parte de Víctor Gálvez, que no fue capaz de pagarles ni una mensualidad de julio a noviembre; y en enero tuvieron que aguantar sin levantar la voz las constantes presiones que recibieron para que se marcharan o se rebajaran el suelo ante la incapacidad de José María Almela, Francisco Tornel y compañía de pagar los contratos que están firmados; ahora, con el inicio de la planificación del próximo curso, la historia se repite.

Los jugadores que tienen contrato en vigor ya han sido llamados a Nueva Condomina, donde han recibido un mensaje que todos esperaban. Sus contratos son inasumibles, por lo que o aceptan la reducción propuesta por el club -con cifras muy por debajo del mercado de Segunda B- o se marchan sin negociaciones ni exigencias. El atosigamiento ha llegado hasta tal punto que algunos integrantes de la plantilla no han dudado en mostrar su malestar por cómo están siendo tratados en los despachos.

Algunos futbolistas tienen claro que no se agarrarán a sus contratos y que están dispuestos a marcharse a otro club, pero lamentan en que nadie se haga eco de que el consejo de administración no es capaz de cumplir con su responsabilidad en los pagos, y es que desde que recibieron una parte de la nómina de febrero, no han vuelto a ver un euro en sus cuentas corrientes, acumulando ya tres mensualidades -marzo, abril y mayo-.

Los responsables del Real Murcia, que manejan el club grana pese a no tener liquidez ni de momento forma de conseguirla, han presupuestado en 700.000 euros los gastos para la plantilla del próximo curso. Esa cifra ya estaría prácticamente cubierta con los catorce futbolistas que tienen contrato en vigor, de ahí que sea imposible mantener esos salarios y sea necesario buscar una salida.

Nada más acabar la liga, los jugadores fueron llamados a los despachos de Nueva Condomina para pedirles que se marchasen o que se bajasen las nóminas a menos de 40.000 euros, cifras insuficientes para jugadores que están en su mayoría por los 50.000 euros y en algunos casos como Hugo Álvarez y Aquino, cerca de los 100.000 euros.

El disgusto es generalizado entre los futbolistas que han vestido de grana y que continúan perteneciendo a la disciplina murcianista. El capitán Armando Ortiz, por ejemplo, ya ha explicado a gente de su confianza que no está dispuesto a seguir en un club en el que la inestabilidad es diaria. El centrocampista murciano, al que Víctor Gálvez renovó y subió el sueldo por ayudarle en su batalla contra De la Vega, se rebajaba la nómina en enero, quedándose en 55.000 euros, pero para el consejo ese esfuerzo no fue suficiente, y ahora le han vuelto a pedir que siga perdonando dinero. Armando, que no está dispuesto a bajar a los 40.000 euros, tiene otras ofertas, y no sería extraño que buscase una salida.

No es el único. Futbolistas como Forniés, Hugo Álvarez y Chumbi están viviendo la misma situación que el capitán. Los jugadores entienden que el club no pueda pagar sus contratos, pero tampoco comparten las formas de actuar de un club que no está demostrando señorío. Y es que los futbolistas están muy cabreados porque desde Nueva Condomina se están filtrando todos los detalles de sus contratos, considerando que los consejeros solo tienen el fin de dejarles en mal lugar y animar a los aficionados a que les ataquen continuamente por no ajustarse a las necesidades del club.

También señalan que las filtraciones son más que interesadas, porque hay otros aspectos noticiables, como que están sin cobrar tres meses, que desde las oficinas prefieren mantener en secreto. Alguno de los integrantes de la plantilla incluso llega a decir que mientras que con Gálvez se hablaba continuamente de los impagos, actualmente, pese a que el problema sigue sin solucionarse, nadie se hace eco, y mientras tanto las nóminas sin pagar se acumulan.