Hace veinte años, en el patio de un colegio, nació un club de fútbol sala femenino que dos décadas después ha alcanzado la cima de Europa. Aquellos locos que en 1999 iniciaron una maravillosa historia de amor con el deporte en Roldán, una pedanía de Torre Pacheco que llegó a tener un equipo de fútbol en Segunda División B, solo pensaban en que un grupo de chicas hiciera deporte. Ni siquiera soñaron con tener un día a uno de sus equipos de cantera campeón de España, como así ocurrió en 2011; ni por supuesto ascender a Primera División, hasta donde llegó en 2012; y mucho menos ganar el título de la liga más igualada de la historia -junio de 2018-.

Unos meses después, pese a perder a su estrella, la brasileña Vanessa Pereira, considerada en varias ocasiones la mejor jugadora del mundo, una plantilla compuesta casi en su totalidad por chicas de la Región, ganó en San Javier, en un pabellón abarrotado hasta la bandera, el título en la tercera edición del Europeo de clubes al vencer en la gran final al Kick Off italiano (5-2), un club de la ciudad de Milán que había conquistado un mes antes la Copa de su país y con una plantilla plagada de jugadoras brasileñas y dos españolas. Las protagonistas fueron la pamplonica Ana Belén Etayo, una guardameta que se convirtió en gigante con sus paradas; la cierre cartagenera Mayte Mateo, espectacular en defensa y autora de tres goles; las yeclanas Alba Gandía y Ángela Górriz, dos jóvenes que han madurado a pasos agigantados; la internacional molinense Consuelo Campoy, una de las mejores jugadoras en la actualidad del fútbol sala español; la ciezana Tere Salmerón, un diamante que crece como la espuma; la murciana Miriam Ruiz, una institución en el club, al que llegó hace ya ocho años; la madrileña Clara Rodríguez, ala pívot natural de Alcorcón que ya ha sido internacional; la alicantina de Banyeres del Real Sara Navalón, goleadora y que fue el único refuerzo del pasado verano; la barcelonesa Bet Carrasco, una ala derecha que se ha convertido en fundamental con el paso de las jornadas; y la oriolana ya pachequera Claudia Terrés. Junto a ellas, las dos porteras suplentes, la ejidense Coke, con amplia experiencia tras pasar por el Burela y el Ourense; y perla cartagenera Almudena Pagán. El equipo técnico, asimismo, es de la tierra, con el molinense Joaquín Peñaranda al frente de un grupo que ha logrado llevar a la cima al club de Roldán, que se ha ganado el corazón de todos los aficionados al deporte.

La final disputada en el pabellón Príncipe Felipe de San Javier, abarrotado, con público esperando en la puerta desde una hora antes, fue de claro dominio del Jimbee, aunque en los primeros compases pesó el miedo escénico. Las imprecisiones le costaron a las locales que el Kick Off se adelantara en el marcador a los cuatro minutos. Pero en ningún momento perdieron su posición en la pista las murcianas, con la guardameta Ana Etayo mostrándose muy sólida y firme ante los ataques de las italianas. El premio tenía que llegar porque las chicas de Peñaranda se quitaron la presión de encima, con Mayte Mateo y Consu Campoy, recientes campeonas de Europa con España, al frente de las operaciones. A cuatro minutos del descanso, Mateo, quien en el último partido de la primera fase no jugó con molestias y que saltó a la pista mermada, se inventó un disparo en un contragolpe cayendo al suelo que acabó batiendo a la meta rival. Y a un minuto y medio del descanso, Sara Navalón selló la remontada y permitió irse a sus compañeras a los vestuarios con esa dosis de confianza que necesitaban para asestar el golpe definitivo en la segunda parte, donde el Jimbee fue un ciclón.

Una jugada de estrategia al minuto y medio de la reanudación, en una perfecta conexión entre Mayte Mateo y Consu Campoy, la molinense conectó una cabezazo tras un saque de banda que puso el 3-1. El Kick Off se lanzó a la desesperada al ataque, poniendo a prueba a Ana Etayo, quien respondió con varias paradas espectaculares. Pero también dejó espacios atrás y el equipo de Roldán disfrutó de varias oportunidades. Al conjunto de Milán no le quedaba más remedio que dar un paso más y lo hizo jugando de cinco a cuatro minutos y medio del final. Pero las locales se mantuvieron sin fisuras en defensa y un robo de Sara Navalón permitió a Mayte Mateo marcar desde su campo con la puerta rival vacía.

A un minuto y medio del final, Deborah Marín hizo el segundo tanto para el Kick Off (4-2), pero ya solo quedaba controlar el tiempo que restaba de partido para coronar al Jimbee Roldán como campeón de la tercera edición del Europeo de fútbol sala femenino, aunque aún quedó un último regalo de Mayte Mateo, quien otra vez tras un robo en su pista, marcó con la portería vacía.

El júbilo se desató en la pista, donde se vivieron momentos de gran emotividad y exquisita deportividad, con las jugadoras del Jimbee Roldán haciendo el pasillo de honor a las subcampeonas, como posteriormente hicieron las italianas con las roldanenses. Pero la conquista de la Copa de Europa es solo un piso más de ese edificio construido desde un club que en las próximas semanas tendrá que afrontar la renovación de su compromiso de patrocinio con la empresa cartagenera que le patrocina desde hace unos años. Los partidos no solo se ganan en la pista, también en los despachos.