Una de las primeras medidas que tomó Víctor Gálvez cuando se hizo con el control del Real Murcia fue romper el contrato que había firmado con Umbro para abrir las puertas de Nueva Condomina a Hummel, que, además, llegaba de la mano de Toni Hernández. Unos meses después, por el capricho del oriolano, la entidad murcianista fue condenada a pagar más de 140.000 euros a la marca británica, que acudió a la justicia para reclamar, por un lado, el dinero que se le había dejado a deber de la venta de ropa y, por otro, la sanción recogida en el contrato, válido hasta 2020, en caso de ruptura unilateral.

Dicen que de los errores se aprende, pero al actual consejo de administración presidido por Almela y gobernado por Tornel le ha llevado varios meses darse cuenta de ello, y es que una de las primeras medidas que intentaron llevar a cabo con vistas a la siguiente temporada fue poner fin al contrato con Hummel independientemente de que el acuerdo firmado hace ahora un año es válido hasta 2022.

Contrarios a las condiciones pactadas, especialmente las que se refieren a la gestión de la tienda de Nueva Condomina, Almela y su equipo se propusieron dejar de vestir la marca danesa al precio que fuese y contratar a otro proveedor deportivo, el tercero en apenas dos años. Nadie en el club grana parecía preocuparse en ese instante de una de las cláusulas aceptadas por Gálvez y que establece que en caso de divorcio por parte de los granas, estos tendrían que asumir una penalización que alcanza los 250.000 euros.

Así, a los 140.000 euros que hay que abonar a Umbro habría que sumar los 250.000 de Hummel. En total 400.000 euros por los caprichos de unos y otros gestores. Sin embargo, en las últimas semanas ha habido un cambio de guion en Nueva Condomina. Aunque el objetivo era llegar a un acuerdo con un tercer proveedor deportivo, finalmente dentro del consejo de administración y de las áreas de dirección prevaleció la cordura, barajándose otras opciones que no aumentaran los perjuicios económicos que ya suponen una mochila demasiado pesada para el club.

Una de las primeras opciones, teniendo en cuenta que pocos en Nueva Condomina quieren seguir vistiendo Hummel, fue romper con los daneses y llegar a un acuerdo con Umbro para que perdonase el dinero que se le adeuda a cambio de convertirse otra vez en el proveedor de la ropa grana.

Desde dentro de las oficinas hace un mes ya se daba por hecho el pacto con los británicos, sin embargo en las últimas semanas ha habido otro volantazo, siendo ahora más que probable que se cumpla el contrato con Hummel, aunque el deseo de los responsables murcianistas es renegociar para obtener unas condiciones más favorables, especialmente en lo que al control de la tienda se refiere, que ahora mismo está gestionada de forma externa por la empresa madrileña SmartGroup.

De rechazar de cualquier manera la continuidad de los daneses se ha pasado a sentarse a la mesa con los representantes de Hummel, cuya delegación en la Región y Albacete ha pasado a manos de Deseado Flores y Pedro Contreras, quienes no traen buenos recuerdos al murcianismo y quienes a inicios de 2019, tras abrazar la llegada de Mauricio García de la Vega, ya intentaron convencer, sin éxito, al mexicano para que rompiera con Umbro y firmase con los daneses el acuerdo que posteriormente sí aceptó sin rechistar Víctor Gálvez.

Contreras se ha dejado ver en las últimas semanas por Nueva Condomina. También ha habido otras reuniones fuera del estadio. Y, aunque de momento no hay nada cerrado, fuentes de esta redacción explican que, salvo cambio de última hora, el contrato con la marca danesa seguirá vigente. Ahora solo falta saber si el Real Murcia conseguirá renegociar algunos de los puntos con los que no está de acuerdo, y si Hummel, a diferencia de la pasada campaña, confeccionará prendas de calidad.