La pista central del Murcia Club de Tenis ha acogido a lo largo de sus cien años de historia encuentros de leyendas como Andre Agassi, Pete Sampras o Manolo Santana, así como eliminatorias de Copa Davis con las gradas repletas de público. Sin embargo, nunca había vivido hasta la fecha, como así lo corroboran incluso los empleados más veteranos del club, que un niño de quince años concitara tres días consecutivos la atención generada esta semana en el Challenger Murcia Open por Carlos Alcaraz Garfia, un chico de El Palmar que hace no mucho tiempo jugaba en esas mismas pistas partidos del Circuito Promesas de la Federación Murciana. Ahora, mucho antes de lo que dictan las leyes del tenis, un deporte donde cada día es más difícil brillar a edades tempranas, ha irrumpido con fuerza un adolescente que se mueve por la pista con desparpajo pero al delata su juventud el acné.

Ayer, como era de esperar, se despidió en octavos de final ante el alemán Rudolf Molleker (6-1, 6-7 y 6-3) en un choque que en algunos momentos se convirtió en una Copa Davis por el apoyo enfervorizado de la afición, más propio de una eliminatoria del torneo por países que de un encuentro de tercera ronda de un Challenger. Un día después de convertirse en el primer español con menos de 16 años que ganaba a un 'top 200' del mundo desde que en 2002 lo consiguió Rafa Nadal, a punto estuvo de elevar a dos su lista de víctimas, pero el alemán de origen ucraniano (170 ATP), otro talento precoz, excelente sacador que ya tiene en su palmarés un torneo de la misma categoría pese a que acaba de convertirse en mayor de edad, lo impidió. Pero no lo tuvo fácil el germano, puesto que después de ganar la primera manga por un contundente 6-1 en apenas media hora de juego y de convertir en un calvario para Alcaraz una manga donde no pudo desarrollar su juego de ataque, atenazado ante la imposibilidad de imponer su saque, se encontró en la segunda con la reacción portentosa del murciano. La resurrección no llegó en el quinto juego. Después de situarse Molleker con 3-1, el tenista de El Palmar por fin encadenó tres buenos primeros saques que le permitieron sumar el 3-2 y romperle por primera vez el servicio con un globo (3-3). Ese fue el punto de inflexión, el saque. El murciano, agazapado hasta ese instante en el fondo de la pista, defendiendo y sin poder atacar, se situó por primera vez con ventaja (3-4) al ganar el siguiente pese a cometer dos errores. Pero no pudo evitar que Molleker llevara el choque hasta la muerte súbita, donde de nuevo no pesó la presión al joven pupilo de Juan Carlos Ferrero y Kiko Navarro, a quienes miró en más ocasiones en esta ocasión que en los partidos precedentes. En la muerte súbita se puso 3-0, vio como su rival le remontó hasta el 3-4, pero de nuevo sacó esa clase innata para jugar al tenis que tiene en sus brazos y piernas para hacerse con el set por 7-5.

La grada, enfervorizada, echó el resto, pero para un chico en formación como es Alcaraz es muy complicado completar tres días consecutivos al más alto nivel en un torneo de la categoría del murciano. Molleker lo sabía y se limitó a mantener su servicio. Además, logró un break dejando en blanco al jugador local para situarse con 3-1 en la última manga. Pese a desarrollar un buen saque, aunque aún es inmaduro para competir a estos niveles, Alcaraz ya no pudo remontar y perdió el último set por 6-3, despidiéndose de un público entregado a su nueva estrella, a quien ya espera la fase previa del Conde de Godó, un ATP 500, para después regresar a su hábitat que marca su edad, los torneos de categoría júnior.