¿Cómo se metió en el mundo del fútbol?

Empecé de pequeña. Mi madre me apuntó a gimnasia deportiva, pero mi hermano José Ramón jugaba al fútbol en el Ranero y a ello se unió que en mi casa hay futboleros, como mi abuelo, que fue futbolista profesional. Iba a los partidos de mi hermano y siempre andaba por allí jugando con la pelota hasta que un día un entrenador me dijo que me apuntara. Empecé en alevines a jugar con chicos aunque a mi madre no le terminaba de convencer, pero no tuvo más remedio.

Vamos, que su madre no tenía salida.

Claro porque mi abuelo le dijo que si la chiquilla quería jugar al fútbol, que él se encargaba de llevarme a entrenar. Ese mismo día me compraron unas botas en Rumbo.

Está claro que su abuelo tenía muchas ganas.

Sí, mi abuelo tenía pasión con el fútbol y conmigo. Lo que yo quisiese iba a misa.

¿Cómo la aceptaron en ese momento los niños?

No estaban muy conformes con que estuviéramos otra chica y yo en el equipo. Ahora todo eso ha evolucionado. Por ejemplo, en Alhama hay niñas que son mejores que los chicos y ellos están encantados, pero con nosotras hubo rechazo, nos tenían manía. Entonces me enteré que había un equipo de fútbol sala femenino en El Puntal y estuve ahí un par de años hasta que pude volver al fútbol.

Pero es que también ha jugado al fútbol playa.

Sí, es que yo he llegado un poco tarde a todo en esto del fútbol. Ahora hay selecciones murcianas femeninas de todas las categorías, pero cuando yo tenía la edad, todo eso no existía, aunque al menos he tenido la suerte de jugar en la de fútbol playa. Cuando estaba en el Murcia Féminas nos preguntaron si estábamos dispuestas y nosotras dijimos que con tal de ponernos la camiseta de la selección murciana, jugábamos a lo que fuera. Empezamos a entrenar en las Mil Palmeras sin porterías ni nada y fuimos campeonas de España, pero aquello no era fútbol playa, era fútbol arena.

Veo que se ha atrevido con todo.

A todo lo que el trabajo me ha permitido compaginar, me he apuntado.

Y siempre compaginándolo con el trabajo.

Sí, llevo 13 años como monitora de sala fitness y en la recepción del gimnasio. Por suerte mis jefes siempre me han apoyado y nunca he tenido que faltar a un entrenamiento por el trabajo.

¿Siempre ha sido lateral derecho?

Solo al principio no sabían dónde ponerme, lo típico, decían que la cría que se pusiera de delantera, pero en un partido teníamos una baja en defensa, el entrenador me puso de lateral derecho y me salió un partidazo. Y ahí me quedé.

¿Es un elogio para una mujer que le digan que juega como un hombre?

A mí no es algo que me disguste, pero jugamos al fútbol como mujeres que somos y, por suerte, el fútbol femenino está evolucionando muchísimo. Mucha gente me dice que el ritmo de las mujeres es más bajo que el de los hombres, pero nadie dice que sea de menor calidad. No me sienta mal que me digan que juego al fútbol como un hombre, para mí es un elogio, no es un comentario que sienta como machista o feminista.

Sí que en algún campo habrá tenido que escuchar el típico 'vete a fregar'.

Cuando jugaba con los críos los mismos padres eran desagradables cuando una cría jugaba y su hijo se quedaba en el banquillo. Pero en el momento que me pasé al fútbol femenino eso se acabó porque la afición son nuestros propios familiares.

¿Verá usted el fútbol femenino profesionalizado o ha llegado tarde?

Yo creo que el momento va a llegar, aunque yo creo que también voy a llegar tarde a eso. Ahora mismo, en nuestro club, el trabajo que se hace es muy profesional. En Alhama se dice que solo hay un fútbol, ni masculino ni femenino, y no se entrena diferente por ser chica o chico. En el trato y en el trabajo nos sentimos profesionales, la única diferencia es el salario, porque no podemos vivir de ello. Pero la metodología y la forma de trabajar es de un equipo profesional.

También está entrenando un equipo.

Sí, el año pasado llevé al filial de Preferente y este quise llevar niñas más pequeñas porque me resulta más gratificante. En septiembre empecé con seis y tenemos ya veinte. Muchas no sabían ni pasar el balón cuando llegaron y ahora sí saben hacerlo. Me resulta muy gratificante porque las personas mayores somos más injustas y egoístas, pero los niños y niñas son mucho más agradecidos.

¿Cómo se siente en un vestuario donde hay chicas de solo 16 años?

Mis compañeras son una más todas independientemente de la edad que tengan. Quizás cuando como jugadora veterana en el vestuario antes de un partido las veo más eufóricas, pongo un poco de calma. Ellas no me ven como la mayor, me tienen respeto, pero me hacen caso por la edad, soy una más a la hora de gastar bromas. Las edades aquí no las miramos.

¿En Alhama se ha producido un milagro?

Yo creo que los milagros no existen. Llevo tres temporadas en Alhama y al principio era reacia a ir allí porque no me gustaba mucho el ambiente que veía, pero cuando fui el entrenador me convenció y ahora que estoy dentro y después de haber jugado en Lorca Féminas, Murcia Féminas y Sporting Plaza de Argel, te digo que el sitio donde mejor se trabaja. Creo que el éxito ha sido el fruto al buen trabajo, a tener claro lo que se quería y a que esta temporada se ha reunido a las mejores jugadoras de Murcia. La plantilla es muy buena, pero sin el trabajo del cuerpo técnico, no estaríamos aquí.

¿Un equipo solo con murcianas es posible?

El nivel del fútbol femenino murciano es muy alto. Tenemos la suerte de contar con las mejores jugadoras de Murcia, como Andrea Totana y Helena Torres, así como cuatro compañeras que han venido del Spa, de las que dos son murcianas. Para dar el salto a la Liga Iberdrola habría que reforzarse porque no hay tantas para una plantilla y competir.

Ya se han metido en Primera B. ¿Quieren más?

El primer objetivo era ascender a Primera B y la mentalidad ahora mismo es ir a por todas y jugar el play off de ascenso.

¿Nota que ya no hace falta, como pasó en el Lorca Féminas, que las futbolistas hagan un calendario para llamar la atención?

Mira, esos son ingresos extras que nunca vienen mal en un club, porque es verdad que los equipos femeninos carecen de recursos. Para clubes de Segunda División o el año que viene de Primera B, como el nuestro, hay que hacer más cosas, pero en Alhama ese tipo de cosas no les gusta, les parece bien pero no lo comparten, y creo que allí nunca se haría ningún calendario porque les gusta más vender fútbol y menos postureo. En Lorca notaba que había más postureo, les gustaban más las redes sociales y que a nivel mediático les regalaran los oídos, pero en Alhama solo quieren fútbol.

Por lo que dice, no repetiría.

Si un equipo masculino no hace un calendario, ¿por qué sí lo tiene que hacer uno femenino? ¿Por qué una mujer tiene que vender por salir en un calendario en ropa interior? Yo participé en el calendario y me encantó la experiencia, no lo tiro por los suelos, ni muchos menos, pero sí que es verdad que ahora, a toro pasado, quiero que me reconozcan más por verme jugar en un partido que por ser el mes de julio.