Y ya van ocho jornadas sin ganar. El Talavera también ha dejado KO a un Real Murcia que semana a semana se empeña en agravar su sufrimiento, en complicarse la vida y en hacer el ridículo. La destitución de Manolo Herrero no ha servido de nada. Si hace una semana se empataban en Nueva Condomina contra el Marbella, en el día de hoy los murcianistas han caído frente al Talavera. Un gol de Cristian en el minuto 40 ha sido suficiente para los toledanos.

No encuentra el Real Murcia el camino del gol desde hace ya tanto tiempo que sería imposible recordarlo. Hace una semana, en el debut de Javi Motos, el técnico murciano probaba con dos delanteros. La apuesta no salió bien, y es que la presencia de Jeisson y Manel en la punta del ataque restó solidez defensiva. Siete días después, el preparador murcianista, ya en el banquillo, ha intentado dar otra vuelta de tuerca en busca de soluciones. Silvente, delantero del Imperial, era la novedad en el once titular que saltaba al Municipal El Prado. No actuaría el de La Alberca como '9'. Esa posición era para Manel Martínez, mientras que el canterano se movía por la banda derecha y Josema por la izquierda. Miguel Díaz seguía en la media punta, siendo el sacrificado Jeisson, uno de los fichajes invernales.

Pues al descanso, nada había cambiado para el Real Murcia. Apenas dos ocasiones de gol, por destacar algo, acumularon los de Motos en los primeros cuarenta y cinco minutos. Un disparo blandito de Manel desde fuera del área que fue directo a las manos de Gianni y otro tiro que se marchó alto de Miguel Díaz se convirtieron en el mayor peligro de un equipo grana que se convirtió en un aliado para los defensas del Talavera.

Tampoco es que los locales hiciesen mucho más, pero con el paso de los minutos lograron hilvanar algunas jugadas y sacar algunos córner que hacían presagiar que, dada la debilidad murcianista en las últimas jornadas, podría ser suficiente para ponerse por delante en el marcador. Mackay volvió a ser el más destacado de los visitantes en los primeros cuarenta y cinco minutos. El meta grana reaccionó a la perfección a un centro de Oca que se envenenó tras tocar en Hugo Álvarez. Era el minuto 30 de un partido que no podía ser más aburrido.

Ningún equipo merecía algo positivo. El Real Murcia se mostraba nulo en el centro del campo, donde Juanma, titular después de mucho tiempo, estaba más en tareas defensivas que en ofensivas. El Talavera, por su parte, parecía tener más claro el camino, pero no conseguía meter la quinta cuando se acercaba al área defendida por los murcianistas. Sin embargo, a cinco minutos del descanso volvió a cruzarse el Real Murcia con su verdadera realidad, la de ser un equipo tan pequeño e insignificante, que ya cae ante cualquier rival, independientemente de las armas que tengan los que se colocan en el otro lado.

Se vio en el minuto 40. Laerte cogía el balón en el centro del campo y nadie en el Murcia elevó las espadas para frenar al delantero. Combinaba el 9 del Talavera con Cristian que en dos pasos se colaba en el área por el lado izquierdo. Su disparo, que parecía no tener peligro, pasó por debajo de las piernas de José Ruiz y se fue directo al primer palo de la portería, donde Mackay estaba tapado y descolocado. Con un solo golpe, el Talavera ya estaba por delante en el marcador y el Real Murcia más hundido que nunca.

No le quedó otra a Javi Motos que intentar hacer reaccionar a los suyos, pero una vez más se demostró que el Real Murcia ni tiene un once titular fiable ni tiene un banquillo de garantías. Nada más comenzar la segunda parte saltaba Jeisson, y posteriormente saltaban Chumbi y Víctor Curto. A la vez que el Murcia se vestía en la delantera, se desnudaba en el centro del campo, y sin equilibrio todo siguió igual, porque nadie era capaz de ofrecer algo positivo, de dejar algún detalle que rompiese a una cómoda defensa local.

Mientras que el Real Murcia vivía en directo su caída en picado, el Talavera, con muy poco, dominaba y era protagonista de las pocas acciones de gol, obligando otra vez a Mackay a ser el único destacado del cuadro murcianista.

Los minutos iban pasando y la depresión no podía ser mayor. Sin ideas, desordenados, con jugadores intentando hacer la guerra por su cuenta, el Real Murcia lloraba su propia muerte. El problema es que quedan diez jornadas para acabar la temporada en el Grupo IV y que el descenso no deja de guiñar el ojo a un club grana destrozado tras las decisiones tomadas por el consejo de administración en el mercado de invierno. La destitución de Manolo Herrero hace quince días tampoco ha sido la solución para un equipo que acumula ocho jornadas sin ganar.