Gabriel Torregrosa presentaba en la noche de ayer su dimisión como consejero del Real Murcia. El abogado murciano, al que en la reconstrucción del órgano de control tras la junta de accionistas era relegado por Francisco Tornel del cargo de vicepresidente, decidía ayer poner fin a su etapa en el Real Murcia. Aunque era una decisión que tenía tomada, anoche se precipitó todo en una reunión del consejo de administración, donde se le puso entre la espada y la pared, y todo por la deuda de alrededor de cuatro millones de euros del club que tiene en sus manos después de adquirirla en una subasta a una de las empresas liquidadas de Jesús Samper.

El abogado murciano siempre ha defendido que no iba a especular con esa deuda, e incluso ha llegado a ponerla a disposición de los inversores en una futura ampliación de capital, sin embargo Francisco Tornel, temeroso de perder el poder que tiene ahora mismo, junto con los consejeros que él mismo ha colocado presionaron a Torregrosa para que donara esa deuda. Al no estar dispuesto a dar ese paso, el abogado decidía adelantar una dimisión que ya tenía prevista para el próximo 22 de febrero.