¿Hizo deporte desde muy joven?

Estuve muy implicada en el deporte escolar y el baloncesto fue mi actividad estrella, aunque antes era muy difícil hacer equipos femeninos y que fueran estable, pero mujeres de mi equipo llegamos a arbitrar partidos.

¿Y qué deporte hace en la actualidad?

Sobre todo senderismo y montañismo porque me encanta la montaña. También he hecho natación y piragüismo porque siempre he sido muy atrevida con el deporte, y estuve dos años haciendo kickboxing.

¿En su pueblo hacían muchas mujeres deporte en aquella época?

Muy poquitas. De forma permanente éramos cuatro e íbamos luchando para tener siempre suficientes chicas. Teníamos que hacer entrenamientos mixtos con chicos y era un exitazo tener un equipo estable tres o cuatro meses. Si ahora es difícil, como me dice el presidente del Molina Basket, en aquella época era más complicado.

¿Y lo veían bien en su familia?

La verdad es que a mí siempre me dieron mucha libertad y me dejaron hacer lo que quisiera en el deporte. Sí que es cierto que una vez un buen club de natación me fichó, pero tenía que irme a otro pueblo y mi madre no me dejó salir de allí. Ahí acabó mi carrera en la natación porque en aquel momento las comunicaciones eran difíciles y no se atrevió.

¿Y no señalaban a las mujeres de su época por hacer deporte?

Si nos señalaban, yo no me daba cuenta. Sí que se escuchaban comentarios de que éramos marimachos, pero no lo sentí como algo negativo, a mí me daba igual. Incluso en la adolescencia, cuando empecé a salir más, muchas veces acabábamos jugando en la pista de baloncesto a las dos de la mañana.

Y también pitó partidos de baloncesto. ¿Qué es más fácil, arbitrar o dirigir un pleno de un Ayuntamiento?

Son duras las dos cosas. Yo soy tranquila y llevaba bien pitar partidos, pero recuerdo recibir insultos y mi compañera, que era más impulsiva, no paraba de expulsar a todo el mundo. Hay que tener mucha paciencia y temple para arbitrar al igual que en la política, donde hay que respirar muchas veces cuando escuchas cosas que no son ciertas. Pero sobre todo lo que me duele a mí es cuando la gente hace política con el dolor de la gente.

¿Cómo llegó a la política?

Siempre he estado implicada en movimientos políticos, aunque no en partidos. Cuando acabé mi carrera y tenía mi academia, me ofrecieron trabajar en 2007 para la campaña electoral del PSOE. Al final me impliqué tanto con el programa y el candidato, que me ofrecieron ir en las listas como independiente. Y así entré, sin meditarlo.

En el deporte está mal visto cambiarse de bando, pero en política eso ya no es así.

En política se ha perdido totalmente. Ahora parece que hay bandos y que te puedes cambiar dentro del mismo. Si fuese fruto de algo sano, sería positivo, y más en estos momentos que puedes coincidir con ciertos puntos de un programa electoral; pero cuando es fruto de una descomposición y no de la libertad, es cuando uno tiene que pararse a reflexionar.

¿Entiende que la gente esté cansada de la política y los políticos?

Están cansados de toda la trayectoria porque los partidos necesitan modernizarse y ser más flexibles. También me parece muy injusto que se generalice tanto porque al final la política, sobre todo a nivel municipal, está muy sujeta a las personas.

¿Pero no hay mucha gente que ha convertido la política en un oficio?

En mi grupo municipal no. Hice mi candidatura pensando en gente que viniera a volcar sus conocimientos, que antepusiera a los ciudadanos. También entiendo que la política es absorbente y que debes hacer un parón en tu vida profesional.

Pero en política y en el deporte saber retirarse a tiempo es primordial.

No puedes tener pasión, fuerza y energía si estás mucho tiempo en política. Si uno se dedica en cuerpo y alma a la política, dados los sacrificios personales que tienes que hacer, sabes cuándo tienes que irte. Es más importante saber salir que saber entrar. Es como el deportista que alcanza un logro muy importante y no sabe dejarlo.

¿En política hay más competencia insana que en deporte?

Bueno, en el deporte la competencia es muy alta. Si la sociedad es sana, la política es sana. Sí que siento que hoy en política se saltan ciertos límites de respeto y valores que quizás antes no eran tan visibles. Pienso que en política, como en deporte, no todo vale porque te hace infeliz.

Lleva muchas concejalías. ¿Deportes es la más sencilla de dirigir?

Molina tiene un potencial deportivo impresionante, pero estaba todo muy desectructurado, con un déficit de instalaciones gigante que creaba conflicto entre los clubes. El trabajo de estructurar eso no fue sencillo. Unimos Deportes a Salud porque lo considero imprescindible. Hemos invertido más de 5 millones de euros, más que la Comunidad Autónoma, y vamos a conventir el río en navegable porque en Molina tenemos de todo. El deporte no se ha utilizado como herramienta para transformar la sociedad.

Pero a los políticos les gusta mucho ponerse en la foto cuando hay un éxito deportivo.

Sí, ya está, pero muchas veces pienso qué difícil lo tienen los deportistas y, sobre todo, en ciertas disciplinas, para conseguir éxitos sin un apoyo institucional, con un coste económico que acaban soportando ellos. Cuando miro el Consejo Superior de Deportes o la dirección general de Deportes y veo que los presupuestos son mínimos cuando el deporte sirve para la inclusión social, implicar a las personas mayores, incluso para reducir los gastos en sanidad, me da pena. El deporte es compañerismo, sacrificio y disciplina. En una sociedad donde todo es tan efímero, que todo es tan inmediato, ayuda a centrarte. Es justo lo que necesitamos contra esas prisas de conseguir las cosas ya.