Los ilustres suelen perderse por la bragueta, los listos por la soberbia y los tontos por la boca, aunque a veces se invierta el orden.

Dice un 'juntaletras' guionista de cine que «no escribe algo sobre Blas de Lezo porque no le da la puta gana»; fino el payo. Atiende esa lumbrera por Borja Cobeaga y tiene a gala SuperLópez, un bodrio entre la mediocridad más ramplona del cine español. Este 'tontolpijo', con perdón, desprecia al marino militar español más relevante de nuestra historia. Consulten aunque sea en google quienes quieran conocer a un almirante tuerto, cojo y manco, vasco de Pasajes, al que debemos que de Méjico hasta la Patagonia se siga hablando español porque con seis barcos le dio un repaso al inglés Vernón, que con ciento ochenta y seis quiso tomar Cartagena de Indias a mediados del siglo XVIII.

Y traigo a colación este asunto porque Guardiola, que de tonto no tiene un pelo, y no es coña, sigue metiendo la lengua cada vez con más fruición. Seguramente quiere emular a su padrino Laporta, quien en su trampantoja versión política ha pedido que retiren la estatua que el heroico almirante tiene en la ciudad condal. La guerra de Sucesión del dieciocho por la corona de España, de Borbones contra Austrias y no de catalanes contra españoles como tantos ignorantes independistas aseguran, adquiere actualidad en la futbolera de culés contra merengues. Un disparate se mire por donde se mire. El excelente técnico de Sanpedor ha dicho que el Bayern, el Barça y la Juventus son los tres mejores equipos de Europa del último decenio, olvidando que el Madrid ha ganado cinco de las últimas diez Champions. Igual le traiciona algún complejo por emular también a su antagonista Mourinho, quien en lugar de número uno debería ser recordado como lenguaraz insuperable. O tal vez su ego porque cita a dos de los tres clubes a los que entrenado en ese decenio, o quizá la frustración de no haber ganado nada en Europa desde que salió del Barça.

Efectivamente, los tres equipos que cita han sido los mejores en regularidad en sus competiciones domésticas, pero ninguno se puede asemejar a las cuatro Champions del Real Madrid en ese tiempo, las tres últimas consecutivas. Solo el Barça está cerca, con sus tres en 2009, 2011 y 2015, pero eso solo nos lleva a la reflexión de que el fútbol grande también florece en la primavera española.

Y es así porque con los tres próximos enfrentamientos entre el Barça y el Madrid, y no digamos si llegaran también a cruzarse en la Champions, la máxima atención futbolística europea se centrará en el fútbol español, quien es de largo quien protagoniza la cumbre futbolera mundial tanto a nivel de clubes como de selecciones en el último decenio que cita el lacero 'apajizado' Guardiola.

Ningún otro enfrentamiento actual acapara tanta atención como los Madrid-Barça en Liga, Copa o Champions. Y eso, diga lo que diga don Pep, evidencia que son los dos clubes más importantes de Europa.

Este año, además, con el interés añadido de que los de Solari, tullidos como Blas de Lezo tras la marcha de Cristiano, llegan a febrero tan lanzados como el Barça potente mientras conserve al mejor del mundo; Messi es de otra dimensión. Sin él, como se decía en la Murcia taurina de los sesenta respecto a un insigne torero venido a menos, Cascales ya no es Cascales.

Primavera murciana

El Cartagena le dio el mismo repaso al UCAM en la Condomina que su técnico Munúa a Munitis en la primera parte. El cántabro se equivocó, o sus jugadores no supieron interpretarle, porque para atrás no se juega al fútbol salvo que el miedo te atosigue, saques el balón limpio y jugado o quieras lanzar enseguida balones largos para que la velocidad de tus puntas gane los espacios libres. Pero ese no era el libreto. Ni los universitarios tenían centellas arriba ni tienen mimbres para jugarle con personalidad a un equipo de calidad bien plantado. Un fútbol tan desesperante como suicida que propició una ventaja insuperable al excelente Cartagena de Belmonte y Breis para consolidar su liderazgo. Muy buen equipo, planteamiento inteligente, juego eficaz, pierna dura, velocidad, ideas claras y ambición. Las claves del éxito.

¿Y el Murcia? Espere usted, buen hombre, que estamos buscando papeles y delanteros. Unos para denunciar a golfos y otros para golear y poder ganar algún partido. ¡¡¡Ah!!!