¿Cómo y cuándo empezó a hacer deporte?

Mi madre me apuntó a actividades extraescolares y por eso hice natación, tenis, judo e incluso gimnasia rítmica, y me quedé con lo que más me gustaba.

Veo que la rítmica no le enganchó.

Ritmo sí que tengo, pero todo lo que rodea la rítmica no me gustó mucho, aunque hay otros deportes que practiqué y a los que sí me gustaría volver, como el tenis.

¿Cómo llegó desde San Javier a Miami?

Un día me llegó un mensaje en facebook de una empresa, AGM, que gestiona becas para nadadores con buenos resultados para llevarlos a universidades de Estados Unidos. Me llegó cuando estaba en 4º de la ESO, pero entonces no sabía ni lo que iba a hacer en Bachiller, pero dije que no. Pero al año siguiente insistieron en que podía conseguir una beca por mis resultados. En ese momento ya me lo planteé en serio e inicié el proceso.

Allí el deporte universitario tiene otra dimensión.

Aquí los atletas universitarios son lo máximo. Cuando dices que estás en el equipo de natación, te admiran tanto los compañeros como los profesores, que se adaptan a ti; si faltas por acudir a cualquier competición, no te ponen ningún problema. Además, el ambiente en cualquier competición, del deporte que sea, es brutal.

¿Y puede bien compaginar los estudios y el deporte al más alto nivel?

Sí porque aquí los entrenamientos están regulados. La NCAA, que es el organismo que controla el deporte universitario, exige que deben ser 20 horas como máximo de entrenamientos a la semana. Tenemos el domingo libre y el resto entrenamos tres horas. Además, elijo cuándo voy a clase porque es fácil adaptar los horarios.

Eso en España es imposible.

Aquí puedo elegir en qué curso y momento puedo hacer una asignatura, incluso elegir el horario de clase porque los profesores dan la misma en horarios diferentes.

¿Y qué es lo más difícil del cambio?

Los primeros meses echaba de menos a la familia, pero ahora lo que más me está costando es controlar la alimentación, porque es muy diferente nuestra dieta alimentaria a lo que se consume aquí.

¿Y cómo llevaba el inglés antes de viajar?

Yo nunca he dado una clase extraescolar, solo las que correspondían a mi curso académico. Mi inglés era el básico de todos los estudiantes, pero en cuanto llegué aquí y me encontré que solo podía hablar en inglés, mejoré exponencialmente. Al mes ya me defendía bien.

¿No le daba miedo el cambio tan radical?

En el avión pensaba qué iba a hacer porque ya no podía hablar en español. Sabía que en Miami la comunidad española es grande, pero en mi equipo no tenía a nadie que hablara español y todas mis clases iban a ser en inglés.

¿Qué le pasa con la alimentación?

Pues que nuestra dieta es la mejor y todos los productos de la huerta murciana no se pueden comparar con lo que hay en Miami, donde las frutas son de plástico. Me olía que se me iba a hacer difícil y más en un deporte como la natación, donde cada gramo cuenta.

¿En qué nota que ha mejorado más allí?

En las pequeñas cosas de las que hablamos, lo que es el nado subacuático, que es muy importante, porque al competir en piscina de yardas, los virajes son muchísimo más importantes, y en eso he mejorado mucho.

¿Y los estudios, cómo los lleva?

Muy bien. Digamos que tengo una media de 9 aunque aquí es diferente el sistema de puntuación.

¿El ritmo de vida es muy diferente?

Bastante. Todos los días, a las nueve y media de la noche, ya estoy durmiendo porque entreno a las seis y media de la mañana. Aquí se cena a las seis y la comida es a las doce. Cuando les digo que en San Javier yo entrenaba de siete de la tarde a diez de la noche, no se lo creen.

¿La beca le da para mantenerse?

La beca incluye los estudios, las clases, una parte para el alojamiento y también un dinero extra que llaman el coste de vivir, que es para comprarme la comida o cualquier gasto extra. Yo no necesito nada de dinero, todo me lo dan ellos. Incluso los viajes a España me los puedo pagar.

Por tanto, vive de la natación.

La gente aquí no considera esto profesionalismo. Los profesionales están fuera de la liga universitaria y tienen patrocinadores. Yo ahora mismo no podría tenerlos ni recibir dinero extra. Aunque en España a mí que se me consideraría profesional en mi situación, aquí no lo es.

Ser deportista allí es más fácil.

Es muy fácil. En España sería imposible sacar mi carrera universitaria y nadar al más alto nivel, pero aquí sí.

¿En la natación hay igualdad de oportunidades para hombres y mujeres?

Ahora mismo da un poco igual, no es un deporte como el fútbol, donde las chicas están muy atrás. En la natación hay más igualdad que en otros deportes.

¿Y cuando acabe esta etapa en Estados Unidos, qué?

Ahora mismo no sé qué hacer. Quedarme aquí sería una buena opción porque hay muchas oportunidades, pero España tira mucho.

¿Piensa que se pierde algo por llevar esta vida?

Yo creo que no. ¿Qué hace la gente de mi edad, salir de fiesta y tomarse algo? Yo también me lo puedo permitir cuando no estoy en época de competición. No creo que me haya perdido nada porque he salido de fiesta con mis amigos y me he tomado algo.

¿Ha probado las famosas fiestas universitarias?

Cuando podemos sí que lo hacemos. Ahora mismo estoy de concentración en un centro de entrenamiento desde Año Nuevo y no he podido salir, pero cuando acabe la competición más importante, si hacen una fiesta, seguramente vayamos.

Por último, ¿recomendaría a un deportista irse a Estados Unidos?

Por supuesto. A cualquier deportista que tenga unos resultados buenos, le recomendaría que se viniera sin pensárselo porque los beneficios son brutales en todos los sentidos y la experiencia no te la va a dar ninguna otra cosa.