El Jimbee Cartagena ha logrado recuperar el pulso de la competición después de una primera parte de la misma en la que su camino era calamitoso. Dos victorias en las trece primeras jornadas mostraron un enorme cúmulo de debilidades defensivas y ofensivas. El club decidió cortar por la parte más débil y destituyó a Juan Carlos Guillamón tras la derrota ante Aspil Vidal Navarra en la jornada séptima y con cuatro derrotas, dos victorias y un empate.

La situación, lejos de arreglarse tornó a peor y con André Brocanelo, el equipo pasó un tortuoso camino desde la octava jornada hasta la decimotercera (dos empates y cuatro derrotas).

El preparador brasileño pedía paciencia y desde el club confiaron plenamente en su trabajo, hasta el punto que aguantaron ese chaparrón de malos resultados y la imposibilidad de entrar en los puestos que dan derecho a jugar la Copa de España, buscando un objetivo más a largo plazo, como son los play off por el título liguero.

El técnico era consciente de que la recuperación de este equipo solo podía pasar por evitar esta enorme hemorragia defensiva que había supuesto al equipo ser el más goleado de la categoría. Con un plantel plagado de jugadores de caché como Batería, Eka, Juanpi, Fernández, Izquierdo o Jerez, el rendimiento que estaban ofreciendo entre todos era mucho menor del esperado. Brocanelo pidió a sus jugadores que dieran un paso al frente; apeló al orgullo de cada uno de los componentes de este plantel para cambiar el rumbo de una vez por todas.

Los encuentros frente a Jaén y ElPozo Murcia en los que el Jimbee volvía a perder, manifestaron un cambio de tendencia en el juego del equipo. El bloque cartagenero mostraba menos debilidades, más actitud, intensidad y fortaleza defensiva.

Esa evolución se ha visto reflejada en las cuatro últimas jornadas disputadas, tres de ellas vividas en el Palacio de los Deportes de Cartagena. En este periodo comprendido entre la jornada decimocuarta y la decimoséptima, el Jimbee Cartagena ha ganado todo lo que ha jugado y además ha mostrado mucha más solvencia defensiva y una mayor capacidad ofensiva.

El equipo cartagenero había conseguido frenar esta sangría en su portería que tanto daño ha hecho en la primera vuelta de la competición. Lograba pasar de encajar una media de 4,5 goles por partido desde la jornada uno hasta la duodécima, a recibir menos de la mitad de los goles -solo dos- desde la derrota ante ElPozo Murcia hasta la victoria última en casa frente a Industrias Santa Coloma.

Sentadas las bases atrás, ahora el equipo debía crecer a partir de su ataque. Está claro que si se mantiene la fortaleza en la zaga todo va a ir mucho mejor. El equipo ganó en confianza y seguridad, algo que no había manifestado hasta este momento, y los goles acabaron llegando partido tras partido. Desde la victoria en Zaragoza ha anotado 21 goles, una media de 5,25 tantos por encuentro, unos números fantásticos que contrastan mucho con los tres que hacía hasta ese punto de inflexión.

El Jimbee Cartagena ha recuperado sus mejores sensaciones y tiene toda una segunda vuelta para demostrar que lo del comienzo es agua pasada y que no se volverá a repetir.