¿De dónde le viene su afición al deporte?

De mi padre, que es profesor de Educación Física ya jubilado. Él nunca ha corrido, pero me inculcó desde pequeño lo importante que es hacer deporte.

¿Y por los maratones?

Empecé en el segundo Maratón de Murcia. Antes había corrido 10 kilómetros, donde hacía marcas de 42 minutos, un ritmo medio alto, y me animé a hacer medias maratones. Y haciendo 1 hora y 40 minutos, me decidí a probar en los 42 kilómetros pese a que me daba mucho respeto la distancia. Pero me lancé y desde entonces llevo ya 12 maratones, en los que he pasado por Sevilla, Valencia, Barcelona y Madrid.

¿Pero correr esas distancias es sano?

Claro que es sano, pero cada uno tiene su maratón. Hay mucha gente que empieza y dice que no está para correr 10 kilómetros porque su maratón está en ese momento en 2,5 kilómetros, pero progresivamente y adaptándose a las condiciones de cada uno, se va incrementado la carga de ritmo, intensidad y de volumen. Mucha gente me ha dicho que por hacer esto me voy a lesionar las rodillas, pero yo no he tenido ninguna molestia va acompañado de un trabajo de tonificación de los grupos musculares implicados en la carrera.

Tiene 29 años y la media de edad de los participantes en maratones es de 40. ¿Se siente un pipiolo?

Por supuesto que sí, pero sobre todo porque hay gente que lleva muchos años. En Valencia conocí a un hombre que llevaba 100 maratones, tenía unos 60 años y estaba estupendamente. Con el tiempo no se sabe qué pasará, pero me gustaría llegar a eso, aunque también puede pasar que dentro de unos años mi maratón sean 4 kilómetros. Al final todo se reduce al esfuerzo que esté dispuesto a hacer cada uno en cada momento.

¿El maratoniano es diferente al corredor popular?

Cada uno tiene su reto. El corredor popular a lo mejor siempre se queda en los 5 y 10 kilómetros y con eso quema el gusanillo. El maratoniano también va buscando destinos diferentes o viajes con esos packs que están ofreciendo ahora, pero estamos hablando de que una semana en Nueva York te cuesta 3.000 euros.

Pero es que el running se ha convertido en un gran negocio deportivo y turístico.

Tienes lo que quieras. Yo ahora vuelvo a correr en Murcia después de tres años, pero esta Navidad también he hecho la inscripción para Liverpool. Y viendo esa, me salió una oferta para Sudáfrica. Tienes lo que quieras.

Antes decían que correr era el deporte más barato, pero hoy en día no creo que sea así.

Te puedes gastar lo que quieras, indumentaria aparte. Zapatillas, relojes GPS... Al final, entre unas cosas y otras y el pack de viaje, un maratón te sale por mucho dinero. Y piensa que es solo correr, porque los triatlones, para qué contarte, ya que ahí sumas natación y la bicicleta, que cuesta un dineral.

También lleva la preparación física de un equipo de fútbol de juveniles. ¿Es comparable el trabajo que hace un maratoniano a un futbolista?

Partimos de la base de que son deportes muy diferentes, con intensidades variadas. Los niveles de entrenamiento no son iguales porque en el fútbol hay táctica y acciones colectivas, mientras que en el running tú vas solo y a tu ritmo, y cuando quieres apretar más, lo haces.

¿El futbolista entrena poco?

Nosotros no entrenamos poco, esto te lo garantizo y es un equipo juvenil. Intentamos que haya un acondicionamiento básico, que se hace en pretemporada, pero se trabajan mil facetas de fuerza y resistencia, así como la táctica colectiva. El fútbol es mucho más complejo.

¿En el running lo difícil es parar?

Así es, porque pese al sufrimiento, cuando acabas un maratón ya estás pensando en el siguiente. Cuando fui a Barcelona y Sevilla, lo primero que pensé cuando pasé la meta fue 'y ahora qué, ¿repito el mismo destino o cambio de sitio?'. Al final, aunque repitas destino, un maratón nunca va a ser igual a otro. Las sensaciones siempre son diferentes en cada carrera, dependen del momento, con quién vayas, el tiempo dedicado a los entrenamientos...

¿Y es de los que se marca un tiempo?

A mí me gusta disfrutar de las carreras. En este tipo de distancias no voy marcándome un límite porque hay que disfrutar y ese es el consejo que le puedo dar a la gente. Aunque progreses, cada carrera tiene su sensación, que solo pasa una vez y que no vuelve. En mi primera maratón, los últimos diez kilómetros fueron horribles.

¿No hay mucho desaprensivo que se mete sin preparación adecuada en las carreras largas?

Muchísima gente. Además de maratones, también he corrido la Ruta de las Fortalezas, que es preciosa, porque hay unas vistas espectaculares, pero hay que dedicarle tiempo a prepararla. Y estando en la carrera algunos decían que solo habían hecho 10 o 12 kilómetros entrenando cuando iban a hacer 52 con un desnivel de 1.200 metros. Hay gente que se mete en locuras y ahí es donde el running es lesivo. Todo tiene que ir en su dosis progresiva porque esas locuras provocan que se lo dejen.

Y parece que si haces un maratón y no lo publicas en redes sociales no has hecho nada.

Hay un postureo que a mí no me gusta, me enfurece, me lleva por el camino de la amargura, porque al final hacer esto es un reto personal que asumes. Es como la vida misma, con momentos en los que tienes situaciones adversas y tiras de fortaleza mental para salir adelante.

¿No cree que hay demasiada oferta de carreras?

Hace unos años hubo un boom en Murcia. Teníamos tres pruebas al mismo tiempo en la ciudad. Mucha gente hizo dinero con eso, pero ahora he observado que ha disminuido un poco. Lo que me gustaría es que ni tanto ni tan poco. De hecho, una de las perjudicadas de tantas carreras es el Maratón de Murcia, que debería ser puntero en España por el clima y el recorrido. Por ese abuso que hubo, ahora parece que hay más precaución en el nivel de inscripciones y de organización de eventos.