Después de las vacaciones navideñas, toca volver al trabajo, y el Cartagena viene acusando en los últimos tiempos cierta depresión postvacacional. El mes de enero se le atraganta al conjunto albinegro desde que descendió a Segunda División B en el año 2012. En las seis temporadas anteriores, han perdido como mínimo un partido, y normalmente, se han visto sobrepasados por otros equipos en la clasificación. Es un aviso a navegantes para un equipo que en las próximas semanas se medirá con la Balompédica Linense, el Granada B, el Don Benito y el Recreativo de Huelva.

A priori, son equipos que figuran en la clasificación por detrás de los de Munúa, aunque tres de ellos están en la mitad alta de la tabla: Linense (4º), Recreativo (7º) y Granada B (8º). El Don Benito es penúltimo, a seis puntos de la salvación.

Echando la vista atrás, comprobamos que el Cartagena siempre ha tenido, por lo menos un mal día en los años buenos, y que ha presentado síntomas preocupantes en los años malos. Como reflejo del primer caso, podemos acudir a la temporada 2012-13. Con el equipo de vuelta a la categoría de bronce, Pacheta acababa de coger los mandos del club tras la destitución de Pato, y empezaban a remontar el vuelo. De hecho, el inicio de la segunda vuelta fue sensacional, con tres triunfos consecutivos ante el Cacereño, el Albacete y el Écija, pero, como mencionábamos, hubo un borrón, con la derrota en campo del Lucena por 2-1 el 27 de enero. En cualquier caso, el Cartagena pasó de la quinta posición a la segunda, en la que finalizaría la temporada.

A pesar de que el curso 2013-14 fue bastante bueno (el Cartagena de Tevenet acabó 3º), enero trajo consigo una de las peores rachas del equipo: dos derrotas consecutivas. El año empezó bien, con dos triunfos contra El Palo y contra el Lucena, antes de perder contra La Hoya Lorca (3-0) y el Albacete (0-2). Sin embargo, no tuvo ningún efecto clasificatoria, porque el conjunto albinegro se mantuvo fiel a la tercera posición desde el final de la primera vuelta hasta la jornada 38.

Como no podía ser de otra manera, las cosas no salieron bien en la peor temporada de la historia reciente del club: la 2014-15. Unos meses antes de evitar el descenso por los pelos en el play-out, el club cambiaba de técnico antes del Día de Reyes. El 4 de enero, la derrota ante La Roda (2-0) para estrenar el año colmó el vaso, y Simón Ruiz se marchó del equipo a pesar de que todavía era decimotercero. Con la entrada de Palomeque, cosecharon un empate (2-2) en Marbella, un soplo de aire fresco al ganar al Granada B (3-0), pero un nuevo traspié en La Condomina devolvió al equipo a las catacubmas. No fue cuestión solo del mes de enero; la segunda vuelta al completo fue una catástrofe, y en febrero ya cayeron a puestos de descenso.

La peor cuesta de enero fue la de 2016. La racha fue tan mala que Víctor Fernández acabó pagando los platos rotos y saliendo del club a principios de febrero, dando paso a la era de Alberto Monteagudo. El Cartagena entró al año en octavo posición, a una ventaja asequible de los puestos de play-off, y acabó el mes decimotercero, con todas sus aspiraciones echadas por tierra. De cinco partidos, los albinegros empataron los dos primeros y perdieron los tres siguientes: 1-1 con el San Roque de Lepe, 0-0 con el Linares, 0-1 con el Cádiz, 3-1 con el Linense y 0-2 con el Sevilla Atlético. Una debacle que lo costó el puesto al entrenador al acabar la jornada 23.

Con Alberto Monteagudo en el banquillo, el mes de enero siempre ha traído complicaciones. En la campaña 2016-17 el equipo albinegro llegaba con 40 puntos al final de la primera vuelta, y después de Navidad la cosa se empezó a torcer. Arrancaron con un empate en casa del Linares (1-1), y la semana siguiente el Córdoba B hacía saltar la banca en el Cartagonova (1-2). Las victorias albinegras del día 22 de enero (0-2 ante el Mancha Real) y del día 29 (2-0 ante El Ejido) fueron un simple espejismo, porque el equipo se volvería a caer a lo largo de la segunda vuelta y pasaría del primer al cuarto puesto.

El curso pasado, el equipo mantuvo el tipo después de las vacaciones, aunque, como siempre, algún día que se torcía. Tras un mes de diciembre impoluto, el Cartagena continuó la línea ascendente en los dos primeros partidos del año 2018. Pero después de pasar por encima de ganar en un campo mítico como El Colombino (2-3) y de apalizar a El Ejido (3-0), el Melilla frustró una racha de cinco victorias consecutivas. Una vez más, el inasaltable Álvarez Claro se cruzaba en el camino. Eso sí, el equipo recobró las sensaciones en el último partido del mes al doblegar al UCAM en casa (3-2), con un resultado un tanto engañoso, ya que hasta los últimos minutos el marcador reflejaba un 3-0.

La primera prueba de fuego para ver el rendimiento del equipo de Munúa tras las vacaciones llegará el lunes en La Línea de la Concepción. Será el momento de comprobar si los polvorones le han afectado más de la cuenta al equipo, como en épocas anteriores, o si el equipo del uruguayo permanece impasible, con su ritmo de vértigo, en busca de los puestos más altos de la tabla.