¿Hacer un Ironman y no morir en el intento está solo reservado para deportistas de otro mundo? Ganarlo sí, pero completar los 3,86 kilómetros de natación, los 180 de ciclismo y los 42,2 de carrera está al alcance de muchos si la preparación es adecuada. Y ese proceso, con grandes dosis de humor, es el que el murciano José Carlos Pérez López cuenta en la novela El triatleta globero que se forjó una coraza de acero, que está basada en una historia real, la vivida por Paco Urban, aficionado de Murcia que a lo largo de su trayectoria también ha sido entrenador de balonmano y corredor popular, entre otras muchas facetas deportivas.

«El triatlón está tratado con mucho cariño en este libro, pero no es un manual técnico», aclara el autor, quien ha encontrado una gran acogida a esta novela que trata de desmitificar el Ironman, de hacerlo más humano, como terrenal es la historia que cuenta, la de un aficionado de carne y hueso que hace diez años, tras una decepción que sufrió su hijo, que entonces era triatleta y había sido subcampeón de España, decidió dar el paso de lanzarse a la aventura de preparar su físico para una prueba de gran dureza.

«Al comienzo fue una historia personal, pero está impersonalizada porque el protagonista es un personaje literario, una fusión que parte de Paco, pero al que he añadido cosas mías que me han permitido jugar un poco más las sensaciones», cuenta el autor, quien parte para desarrollar la historia de «un personaje que cuando se plantea hacer un Ironman no sabe nadar ni montar en bici, y tampoco había corrido nunca».

José Carlos Pérez conoció a Paco Urban a través en un club de Cieza donde coincidieron durante una época y empezó a seguir blog que escribía éste. «La historia es de él, pero el libro es mío», dice el escritor, que asegura que «sin faltarle el respeto al triatlón, sí que lo desmitificamos», para añadir el protagonista que «empecé a preparar con mucha humildad y entusiasmo, peor con un punto muy grande de inconsciencia».

«Empecé desde cero para acabar haciendo un Ironman en Alemania. Doce meses antes aprendí a nadar en la piscina de El Raal con una chica que enseñaba a niños», dice, para recordar de su experiencia en la prueba que «salí el penúltimo. Solo había un chico discapacitado detrás mí y llegué el mil. A mí me decían en el club de natación el hombre piedra, porque siempre estaba en el fondo del agua, y la primera vez que me tiré al mar creí que me moría y me di cuenta de que tenía pánico al mar abierto», explica.

«Este libro es un buen ejemplo de coaching», dice el autor, quien añade que «la mayor parte de los diálogos son ficticios, son uno mismo contra su estado de confort. Es una lucha física y un camino mental», dice. «Le he quitado todo el glamour al Ironman», afirma con gran sentido del humor Urban, quien añade que «cuando digo que yo he hecho un Ironman, la gente alucina y dice que si yo soy capaz, cualquiera puede», concluye.