«Manos arriba, esto es un atraco». Ese fue el último cántico que entonó la afición del UCAM Murcia en 2018. Sí, como ocurrió en 2014, exactamente hace cuatro años, también en el último partido en el Palacio del año, cuando Vicente Bultó, Carlos Cortés y Sergio Manuel fueron el centro de las críticas de la afición en un choque que perdieron los locales frente al Gran Canaria de Aíto García Reneses tras ser descalificado Augusto César Lima. Ayer, dos de aquellos colegiados, Cortés y Manuel, volvieron a escuchar el 'concierto' de protestas de los seguidores, en algunos casos con razón y en otros sin ella. Todo ello llegó después de un partido frustrante de los locales, que perdonaron la vida a su rival en el primer cuarto; que tuvieron un final de segundo cuarto esperanzador; un tercer cuarto descorazonador; y un final con excesiva mala gestión y protagonismo arbitral.

En un choque que comenzó con todo el público en pie aplaudiendo la primera canasta, que fue obra de Sadiel Rojas, el Divina Seguros Joventut, como ocurrió la temporada pasada, se llevó el triunfo. Aunque Nico Laprovittola estuvo bien amarrado por Charlon Kloof durante gran parte del encuentro, el base argentino volvió a firmar una de esas actuaciones sobresalientes a las que tiene acostumbrados a los aficionados de Badalona este curso. El compañero de Marcos Delía en la selección de su país hizo ayer 19 puntos, 13 de ellos desde la línea de tiros libres, ya que forzó 10 faltas personales. El amigo de Facundo Campazzo -el pasado lunes cenaron en Nochebuena juntos en Madrid en compañía del pívot del UCAM- estuvo bien secundado por Marko Todorovic, quien se convirtió en una pesadilla bajo los aros tanto para Kevin Tumba como para Delía, quien solo estuvo 8 minutos en pista fruto de su incapacidad para sujetar al pívot de Podgorica, quien ya en su etapa en el Bilbao Basket tuvo una brillante actuación en Murcia (15 puntos y 14 rebotes en la temporada 2014-2015), aunque en aquella ocasión el triunfo fue para los locales, entonces dirigido por Diego Ocampo.

Quien sí gestionó bien su único lanzamiento a canasta fue otro aficionado que se llevó el premio al acierto desde el centro del campo. Como ocurre en la Copa del Rey, que todos los años hay una petición de matrimonio, empieza ya a dejar de ser noticia que un participante en el concurso logre el bote, aunque no por ello deja de ser agradable y motivo de festejo. Este mismo año, el pasado mes de mayo, el premio que se embolsó un seguidor fue de 5.300 euros. El pasado 19 de noviembre, en el triunfo ante el Obradoiro, otro ganó 1.500. Y ayer, dado que hacía muy poco tiempo que ya se había 'vaciado' la hucha, el premio fue de 700 euros, una ayuda para los Reyes Magos.