«Hay gente que piensa que el fútbol es una cuestión de vida o muerte, pero no me gusta esa postura. Es mucho más que eso». Bill Shankly, exentrenador de fútbol fallecido en 1981 y que ostenta el título de ser el técnico con más partidos al frente del Liverpool, 783 concretamente, ya explicó en los años 60 la importancia de ganar y cumplir los objetivos de cualquier club por encima de términos tan explícitos como la vida y la muerte. En poco más de veinticuatro horas se le dirá adiós al año actual y arranca un 2019 en el que los cuatro equipos murcianos que militan en el Grupo IV de Segunda B, a pesar de tener una presión distinta y presupuestos diametralmente opuestos, tienen la obligación de mejorar sí o sí para cumplir con las promesas que se le hicieron a los aficionados durante el pasado Verano.

El UCAM de Pedro Munitis, el Cartagena de Gustavo Munúa, el Murcia de Manolo Herrero y el Jumilla de Leonel Pontes son los cuatro representantes del fútbol regional en una categoría de bronce de la que cada año parece más difícil salir. Con el UCAM líder en solitario, el Cartagena acechándole los talones solo un punto por debajo, un Real Murcia que parece que ha 'resucitado' en el último mes para no descolgarse de los equipos de arriba y un Jumilla que se ha marchado de vacaciones con el mérito de haber cumplido un primer ciclo sin pasar apuros, todos parecen satisfechos por el momento.

Cada uno marcado por su historia y por sus distintas necesidades, los cuatro clubes tienen que redoblar esfuerzos y gestionar bien el cansancio para alcanzar la idea con la que partieron en la pretemporada, establecida por sus propios clubes. Si UCAM, Cartagena y Murcia no hace falta ni decir que están en la quiniela de candidatos a luchar por el ascenso, el objetivo del Jumilla es conseguir la permanencia sin la agonía de la temporada anterior.

Para despedir 2018, cualquiera que mire la clasificación del Grupo IV de Segunda B se encuentra con un líder inesperado, no porque el UCAM no lo merezca, sino porque el proyecto deportivo para este curso sufrió recortes económicos respecto al anterior y sin embargo los resultados están siendo notablemente mejores, contando incluso que las numerosas lesiones que ha sufrido la plantilla universitaria han sido un hándicap casi desde la primera jornada. El conjunto que dirige el exfutbolista Pedro Munitis se ha catalogado como un equipo 'listo', que concede pocas ocasiones y que aprovecha bien las que tiene, aspectos que han llevado ahora mismo a los universitarios a mirar al resto desde lo más alto de la tabla.

Pero claro, por mucho mérito que tiene lo del UCAM, no será sencillo seguir así con la presión de tener detrás, solo un punto por debajo, a un Cartagena que sí está confeccionado no solo para luchar por el ascenso, ya que la idea inicial es que, si puede ser, ser primero de grupo.

En el caso del Cartagena tuvo que esperar hasta la jornada quinta, un mes después de que arrancara la competición, para conseguir su primera victoria en la presente vuelta. El equipo de Munúa no convencía a nadie y había sido capaz de perder los dos primeros partidos en casa -Granada B y UCAM- por lo que las sensaciones no podían ser peores. Tanto desde la plantilla como el propio entrenador y la directiva pedían la paciencia que la afición no tiene en un club que el año pasado rozó el ascenso. Todos esperaban estar arriba desde el primer minuto, pero esta racha lo enfrió todo.

Se dudó de la capacidad de Munúa y la de una plantilla que todo el mundo vendía como la mejor de las cuatro campañas de Paco Belmonte en la entidad. El caso es que tras vencer en Jumilla en la jornada quinta, el equipo cambió el chip. En las 14 jornadas restantes hasta llegar a este día, el FC Cartagena ha sumado once victorias, un empate y dos derrotas, que le han catapultado de la decimoctava posición el 16 de septiembre hasta la tercera plaza.

El bloque albinegro ha destacado por su evolución en casa -cinco victorias consecutivas en el Cartagonova- y la gran competitividad mostrada a domicilio, ya que fuera de casa solo ha perdido un partido y ha sumado 18 puntos, la mitad de los que acumula hasta ahora.

Aunque cada club tenga sus peculiaridades, la realidad es que ninguno de ellos ha vivido la situación tan caótica que atraviesa el Real Murcia, quien casi de forma milagrosa, tras de seis jornadas sin ganar, ha conseguido marcharse de vacaciones con un pequeño soplo de esperanza después de tres victorias consecutivas que no han permitido descolgarse al conjunto de Manolo Herrero. Un equipo, el grana, que en los próximos treinta días puede ser muy distinto en cuanto a caras nuevas respecto al que despida 2018, ya que se va a tratar de sacar del equipo a los jugadores con las nóminas más elevadas. El viernes sin ir más lejos se anunciaba el adiós de uno de los fichajes estrella del pasado verano, Jesús Alfaro.

Las buenas sensaciones del arranque liguero del Murcia fueron el gran punto a favor de un equipo en el que Herrero ha llegado a estar cuestionado, sobre todo tras caer en los dos choques claves ante Cartagena y UCAM. Sin embargo, el nuevo consejo de administración grana, con Pedro Cordero como director deportivo, no piensa ahora mismo en ningún relevo en el banquillo, aunque sí en realizar cambios en una plantilla de la que nadie puede garantizar qué objetivo va a tener después de las entradas y salidas.

El club con menos presión y el más modesto de los cuatro es el Jumilla que dirige el portugués Leonel Pontes. El club vinícola, tras un acuerdo con el Wolverhampton inglés mediante el que han llegado jugadores interesantes, ha aumentado el nivel de la última temporada aunque la dirección deportiva tiene como gran objetivo conseguir la permanencia cuanto antes y sin apuros, para lo que le bastaría con seguir con la media que lleva. La mano del entrenador luso le ha dado al equipo un toque diferencial respecto a otros equipos y la realidad es que el Jumilla, en este último tramo, demostró ser un rival capaz de plantarle cara a cualquier rival de una categoría que exige mucho más de lo que parece.