Buena voluntad les sobra, pero el nuevo consejo de administración del Real Murcia está dispuesto a realizar una revolución en la plantilla en enero para tratar de «desprenderse de nóminas inasumibles», según fuentes del club, aunque en estos momentos el club no podría realizar ningún movimiento ni de entradas ni salidas por dos motivos fundamentales. Para recibir el visto bueno de cualquier operación, la directiva grana primero tiene que hacer frente a las denuncias de exjugadores ante el sindicato de futbolistas (AFE), y segundo resolver una deuda con la Federación Murciana de alrededor de 50.000 euros que mantiene bloqueados los derechos federativos de la entidad.

El hecho de que los nuevos dirigentes hayan decidido que hay contratos de algunos jugadores que el club no tiene intención de seguir manteniendo por su elevado coste, ha provocado cierto malestar en un vestuario en el que el tema se ha colado como prioritario después de que los miembros actuales del equipo estén escuchando diariamente posibles llegadas y salidas cuando tienen pendientes cuatro meses de pago.

Tal y como indicó el secretario del consejo de administración, el abogado Higinio Pérez, el pasado 29 de noviembre en el acto que se utilizó para explicar más detalles sobre la exitosa ampliación de capital, los actuales inquilinos de los despachos de Nueva Condomina tienen intención de que los alrededor de 1,2 millones que se han recaudado a través de la venta de acciones puedan ser utilizados por el club a finales de este mes de diciembre, en teoría con prioridad para pagarle a los jugadores y empleados las nóminas atrasadas.

Sin embargo, cualquier aficionado sabe que a excepción de Biel Ribas y de Pedro Orfila, el resto de jugadores que salieron de la entidad el pasado verano asumieron unos pagarés de Víctor Gálvez, con la palabra de Toni Hernández, que después han resultado estar sin fondos y que van a volver a ser reclamados a la centenaria entidad en el momento que se abra el plazo de denuncias, el mismo momento en el que todos los jugadores actuales también deberán denunciar el importe que se le adeuda a cada uno de ellos.

Y por si las denuncias que van a llegar por parte de la AFE no fueran ya suficientes, el club que preside ahora mismo José María Almela se ha encontrado también con una deuda contraída con la Federación Murciana que ronda los 50.000 euros, un dinero que por ejemplo tiene todavía sin debutar a Compagnucci, el mediocentro argentino que Quique Pina les trajo a la familia Gálvez en el mes de agosto. Este dinero todavía no se ha entregado y por tanto los derechos federativos del club siguen por ahora bloqueados, lo que hablar de fichajes y posibles salidas parece hasta una contradicción por parte de unos consejeros que le han confiado todo este capítulo al cartagenero Pedro Cordero, quien hoy será presentado como nuevo director deportivo del equipo.

Y en este capítulo concreto existen hasta dentro del propio consejo un cierto debate sobre qué es lo ideal para el Real Murcia, ya que es la misma cuestión que se plantean la inmensa mayoría de seguidores murcianistas. ¿Es mejor invertir la liquidez obtenida en realizar una revolución en la plantilla o las esfuerzos deberían centrarse en otras deudas con vistas a la supervivencia de la entidad antes que los éxitos deportivos? Se trata de un tema complejo solo por el hecho de que el Murcia, aunque tuviera que jugar con los futbolistas del Imperial, tiene detrás una presión y una exigencia para la que no todo el mundo está preparado. Los cambios en la plantilla son casi seguros porque los representantes ya están ofreciendo a sus 'clientes' a otros clubes por si la situación en Nueva Condomina empeora.

La mejor medicina para equipo como el Real Murcia actual es que las victorias se sucedan de la manera más rápida posible para no perder nunca de vista el play off, ya que sin esperanzas deportivas todas las buenas noticias en el apartado económico no van a conseguir disminuir la preocupación de una afición que no sale de una cuando está metida en otra.