¿Cuándo comenzó a hacer deporte?

Fue en el colegio, con apenas cinco años. Desde bien pequeña jugaba al fútbol con mis compañeros y cuando empezamos con Educación Física, los profesores adaptaban los ejercicios a mis condiciones físicas.

Y ahora hace slalom. ¿Qué es eso?

Consiste en ir recorriendo circuitos con obstáculos en el menor tiempo. Es un deporte donde solo dependes de ti, de los que hagas y cómo lo hagas. Solo hay una prueba por equipos donde dependes del colectivo, pero el resto son individuales. Llevo ahora tres años haciéndolo.

¿Cómo son los obstáculos?

Es como el atletismo de velocidad, con obstáculos cuadrados, zig zag, doble zig zag, vueltas invertidas...

¿Y ha estado en algún otro deporte?

También he practicado a nivel de competición fútbol sala en silla de ruedas entre 2001 a 2005. Entonces había tres equipos en la Región y teníamos un campeonato que organizó la Federación de Discapacitados Físicos. Después me metí en el boccia, que es como la petanca, pero pensado para personas con parálisis. Y también hice bádminton y tenis de mesa.

Veo que no se ha dejado nada.

Quien me conoce sabe cómo soy y no es extraño que haga deporte. Mucha gente se piensa que tengo otro tipo de discapacidad y que estoy en una silla de ruedas por un accidente, pero cuando digo que tengo espina bífida, se sorprenden porque no se me nota. Estoy muy ágil aunque vaya en silla, pero es porque he hecho deporte siempre. Lleva andador y aparatos desde los cinco años.

Pero ser mujer y discapacitada tiene que entrañar un plus de dificultad para hacer deporte.

Siempre he tenido que ir demostrando que aunque tenga una discapacidad, podía hacer lo mismo que los demás, como correr y saltar, aunque sea de otra manera, ya que voy en una silla de ruedas. Y el hecho de ser mujer es algo añadido, porque claro, te ven mujer y discapacitada y todo el mundo habla de que los chicos son más fuertes y tienen más resistencia, por lo que yo tengo que ir demostrando siempre algo más.

¿Se ha avanzado mucho?

Todavía hay que derribar muchas barreras, pero es verdad que se ha recorrido un camino y se han conseguido muchas cosas. Antes era prácticamente impensable poder competir o hacer deporte para una persona con discapacidad. Y no hace tantos años de eso.

¿Y la gente no se sorprende al verla hacer deporte?

Cuando empecé sí se extrañaban, se sorprendían igual que cuando jugaba al fútbol sala.

¿Cuántas veces le han dicho que está loca?

Muchas. Es cierto que me han dicho que estoy loca, que cómo voy a hacer una cosa u otra, incluso gente con discapacidad. Una vez le comenté a un chico que quería hacer atletismo y se sorprendió simplemente por ello. Se necesita tener mucha fuerza de cintura para arriba, pero yo la tengo.

¿Alguna vez se ha preguntado por qué a usted le tocó nacer con espina bífida?

Pues no, porque eso es como quien nace con ojos verdes o azules, que nadie se pregunta por qué le ha tocado. Yo nací así y he vivido siempre así.

¿Por qué dejo el equipo de fútbol sala?

Porque el equipo se perdió por motivos económicos de la federación. También surgieron problemas internos y yo dije que no quería follones. Preferí no hacer deporte durante un tiempo porque no me compensaba estar en ese ambiente.

¿Y cómo llegó al slalom?

De casualidad, porque este deporte lo traje yo aquí. Surgió porque me presenté a las pruebas de boccia para ir al Campeonato de España y vino a hacérmelas el seleccionador. Entonces me habló de que tenía cualidades para el slalom. Me presenté a las pruebas para el campeonato sin haberlo practicado nunca, solo había visto algún vídeo, pero en realidad no sabía ni que tenía que llevar casco. Cuando llegué a Elche lo primero que me preguntaron al bajar de la furgoneta es que dónde había dejado el casco, y como no llevaba, me dejaron uno. Hice las pruebas y el resultado fue que me clasifiqué ese mismo día y que batí el récord de España.

Vamos, sin conocer la técnica.

Así es, sin técnica, fue llegar y ver lo que hacían los demás. De hecho me dejaron para la última para que me diera tiempo a fijarme en lo que hacían los demás.

Veo que es muy atrevida.

Pues también estuve en una compañía de danza integrada contemporánea que desapareció por la crisis.

¿Y cómo se baila en una silla de ruedas?

Igual que con los pies. Cuando tenía que salir de la silla para trasladarme se hacía y había ejercicios en suelo.

¿Me puede decir qué no ha hecho?

Menos hacer el pino, que todavía no me sale con la silla de ruedas, lo he probado todo. Ahora también soy la secretaria de la asociación Más Mujer Murcia, compuesta por mujeres con discapacidad física. Trabajamos en el ámbito social, en favor de la inclusión social y los derechos de las mujeres.

Por cierto, ¿siguen existiendo muchas barreras arquitectónicas?

Sí, incluso habiendo rampas. Hay rampas que no son rampas y que dan ganas de decir 'mándame la cuerda que escale'. Menos mal que yo me tomo las cosas con humor, pero todavía queda mucho por hacer. Ya no son solo barreras físicas o arquitectónicas, también las hay mentales, porque hay gente que tiene discapacidad, se acomoda y se queda encerrada.