¿Cómo le dio por practicar el buceo?

Empecé con un curso que sacaron de buceador profesional en el INEM de San Pedro del Pinatar en 2003. Ese fue mi primer contacto y me enganchó, pero lo que más me gustó fue la parte formativa y por eso hice toda la carrera profesional docente. Estuve 12 años trabajando en un centro de buceo y los dos últimos soy autónoma.

¿Ha practicado otro deporte en su vida?

Sí, de joven toqué muchos, pero donde más tiempo estuve fue en el fútbol sala. Jugué de portera en el UCAM Murcia durante varias temporadas en División de Honor hasta que el día que me lesioné una rodilla, me operaron, y en ese tiempo de parón apareció el curso de buceo. De una cosa pasé a la otra y dejé el fútbol sala.

¿Es muy larga la carrera docente de buceo?

No porque no es una carrera oficial. El tiempo depende de la certificadora que emite los carnés y del centro de buceo, de cómo imparta esos cursos, pero para hacerlo bien se necesitan entre tres y seis meses.

¿Y qué es lo que engancha del buceo?

Sobre todo la sensación de estar debajo del agua, el silencio, la ingravidez, todo lo que ves, porque es un mundo totalmente oculto del que no somos partícipes y es maravilloso estar ahí a modo de espectador.

También se verán cosas feas porque tenemos mucho plástico en los fondos de nuestros mares.

También, hemos dejado nuestra firma en todas partes. Cuando eres buceador asiduo, notas los cambios de un año para otro y ves cómo estamos degradando todo, que va perdiendo vida. Es muy preocupante.

¿Y para la gente que nos da miedo estar debajo del agua, qué se puede hacer para que lo perdamos?

Somos seres racionales y para confiar en algo tenemos que conocerlo. Lo ideal es ponerte en manos de un docente que te explique correctamente qué es lo que sucede cuando entras en el agua, cómo funciona el equipo autónomo, y si es apnea, cómo reacciona el cuerpo. Y después está la parte de reconocimiento, que consiste en irse al agua con un profesional para que reconozcas lo que te han explicado. En el momento que ves que no pasa nada, tu mente se habitúa y disfrutas. Cuando no das esos pasos, estás tan obsesionado con la posibilidad de que te pase algo, que provoca ansiedad. Todos somos capaces de hacerlo, pero tenemos que dominar los impulsos.

¿Qué le aporta bucear?

A mí, muchas cosas. Ahora mismo, si pensara en dedicarme a cualquier otra actividad profesional, no sería capaz de imaginarme en otra cosa que no fuera buceando. Soy muy acuática y es mi medio cien por cien; si pudiera, estaría todo el día ahí abajo.

¿Es una persona a la que le llaman la atención los grandes retos y bucear a mucha profundidad?

Sí, a mí me gusta picar en todos lados. Antes de dedicarme profesionalmente a la docencia, hice mis pinitos de buceo profundo y en cuevas. Lo máximo que he bajado ha sido 102 metros a ver un barco hundido, pero también he hecho muchas cuevas y me he convertido en instructora en buceo profundo.

¿Guarda muchos secretos nuestra costa?

Hay muchos pequeños tesoros escondidos. Se concentran muchos barcos en Cabo de Palos, pero luego hay alguna pequeña joyita enfrente de Cabo Tiñoso y Cartagena, pero todas ellas están a mucha profundidad y hay que estar muy bien preparado para bajar a esas cotas.

¿Hay mucha gente que bucea sin preparación?

Bueno, cada vez menos porque se empieza a ser consciente de que hay que prepararse, pero durante mucho tiempo sí que ocurrió. El ejemplo más gráfico es el Stanfield, un barco que hay en Cabo de Palos que está a 60 metros. Muchísimos buceadores bajaban antes con una sola botella y compresiones muy largas, asumiendo mucho riesgo, pero ahora la gente va muy bien preparada.

Pero es que ahora hay muchas empresas.

Sí, el buceo técnico ahora es más accesible. La gente, siendo consciente de los riesgos, opta por hacerlo bien. De hecho, los días 6 y 7 de octubre haré un curso de apnea en el Club Amigos del Azul de La Azohía que ha tenido una gran aceptación.

¿Qué condición física hay que tener para bucear?

No hace falta ser un buen deportista para bucear. Nosotros decimos que el buceo es el deporte de los gandules porque realmente no necesitas una condición física concreta. Por supuesto, no debes tener cualquier tipo de anomalía como puede ser un problema cardiaco o pulmonar, pero estando medianamente bien, puedes bucear.

¿Cuánto tiempo debería pasar para que una persona llegara a bucear a 100 metros?

Yo te lo diría en número de inmersiones, pero a partir de las 300 o 500. Eso lleva su tiempo y su aprendizaje, porque lo fácil es bajar, pero lo difícil es subir correctamente, ya que debes gestionar bien los ascensos para tener el gas suficiente y hacerlos muy despacio, respetando todas las paradas. La gestión es compleja, tiene mucha miga.

¿Puede llegar a ser peligroso?

Sí que puede llegar a serlo. En un momento dado, en esas profundidades y si es un ascenso directamente a superficie, es probable que a lo mejor ni lo cuentes. Las ascensiones hay que realizarlas respetando los tiempos.

¿Pero es el buceo un deporte de riesgo?

Tiene los mismos riesgos que cualquier otro deporte, pero es de los que menos riesgo conlleva si lo haces todo correctamente y aplicando la seguridad que necesita.

¿Está de moda bucear hoy en día?

Sí. Ha pasado sus piquitos y es cierto que en los últimos años, con el tema de la crisis, pegó un pequeño capuzón, pero también es un deporte caro por el material que necesitas, ya que un equipo normal ronda los 1.000 euros. Los centros de buceo españoles son económicos, pero no todo el mundo se lo puede permitir.

¿Por último, en qué consisten un bautizo de mar?

En los bautizos el instructor lo hace todo y el cliente solo se tiene que ocupar de respirar y disfrutar. Después, en los cursos te enseñan a gestionarlo tú todo.