Visitaba el Real Murcia a un Almería B hundido en la clasificación. Todos los números les eran favorables a los granas. Y eso que los de Manolo Herrero acumulan muchas semanas sin ganar y las dudas cada vez son más grandes. Sin embargo, no habían transcurrido ni dos minutos de partido, y los locales ponían a temblar al murcianismo. Un error en cadena le puso en bandeja las cosas a los almerienses. El exgrana Guirao se aprovechaba de la debilidad ya conocida de Forniés para meter un centro al área. Allí, ni Charlie Dean ni Armando eran capaces de frenar a un Toril que se colaba a placer para sorprender hasta a Mackay. Dos minutos y el Real Murcia ya estaba por detrás en el marcador.

No empezaban las cosas bien para un Real Murcia depresivo y con un entrenador más que cuestionado. Tampoco continuaron en los momentos siguientes. Abenza, Youness y Guirao ganaban todas las batallas en el centro del campo, rompiendo a un Murcia más que perdido, sin ideas ni control. Pero una acción lo cambió todo. Urri fue el peor enemigo del Almería B y el mejor amigo de los granas. Un error del defensa local dejó un balón perfecto para Dani Aquino, que, como los tiburones, olió la sangre y no falló. Se demuestra que el murciano es otro cuando está cerca del área. Solo necesitó una para mostrar que quiere tirar del barco. El 1-1 cambió el partido.

Mientras que el Almería B se descompuso, el Real Murcia ganó en tranquilidad. No había ocasiones, pero tampoco se daba ventaja al rival. Como en una receta complicada, los granas tirar de paciencia, aunque a la hora de poner creatividad y de romper barreras, los de Herrero volvieron a ser incapaces. Solo Josema es capaz de sorprender por banda, porque Alfaro volvió a demostrar que su titularidad es más por caché que por méritos.

Con los porteros más que tranquilos, el partido llegó al descanso. Tendría que ser en la segunda parte donde los granas dieran el golpe sobre la mesa. Y lo hicieron. Necesitaron algunos minutos en los que siguieron mareando al Almería B. Aprovechándose de los miedos de un rival hundido en la clasificación y sin Guirao, que abandonaba el terreno de juego al borde del descanso por lesión, los murcianistas siguieron tirando de posesión. Si Aquino cambió el partido en la primera parte, el murciano volvería a ser el punto de inflexión en la segunda. Y para ello conectó a la perfección con un Josema que ayer dio un paso al frente, creció un poquito más. El muleño se escapó por la banda, abrió hueco y ya nunca lo cerró. En el minuto 68, el canterano dibujaba un centro perfecto y Aquino, en el punto de penalti, volvió a oler sangre. Se elevó sin prácticamente marcajes y cabeceó el balón a la red sin que Batalla pudiese hacer nada.

Estaba el partido donde quería el Real Murcia. Se sentían los granas crecidos ante un rival que hacía mucho daba síntomas de no saber qué hacer. Sin embargo, el Almería B volvió a tener la oportunidad de acuchillar a los murcianistas, que en los últimos partidos han perdido la fortaleza defensiva que les permitía salvar muchos partidos. Después de un arreón, en el que los granas se fueron encerrando, Javi Pérez dispuso de una ocasión única. Tras un saque de esquina cabeceado por Toril, el balón caía a los pies del lateral. Con la puerta vacía, con todo a favor, disparó al palo.

Parecía que la suerte se aliaba del lado de los de Manolo Herrero, que no quisieron sufrir más y fueron a matar el partido. Se conseguía en el minuto 87. La jugada del gol volvía a nacer de Josema, que ayer se convirtió en el ejemplo a seguir por algunos de sus compañeros, esos que se han acomodado y que apenas responden sobre el césped pese a tener la titularidad garantizada. El muleño puso un nuevo balón al área, Batalla despejó como pudo, con la mala suerte que el esférico encontró en su camino a Julio Delgado. No falló el murcianista, que sentenciaba el partido y ponía la guinda a una victoria más que necesaria.