¿Cuándo le dio por correr?

Empecé a correr hace tres años, aunque he hecho deporte toda la vida y estuve nadando a nivel usuario. Además, con 10 años me seleccionaron para la escuela de atletismo de Molina y estuve unos meses, pero no sé por qué lo dejé, quizás porque iba al conservatorio y nadaba.

Pero correr no es competir.

Es cierto. Empecé a correr de la manera más tonta, un verano que estaba en la playa y no sabía qué hacer. Andar se me quedaba un poco corto y un día salí, hice tres kilómetros entre andando y corriendo, y me fue fatal. Pero unos dos meses después, una amiga me habló de una carrera corta en Abarán, donde yo estaba trabajando entonces. Me apunté y me divertí porque la hice sin competir, pero quedé tercera de mi categoría. Ese día me dije a mí misma que podía ser hasta buena y me lo tomé más en serio. Un año después me había estancado en mis tiempos y me hablaron del club de José Antonio Alcaraz. Empecé y ahí sigo con ellos.

Vamos, que es muy competitiva.

Siempre me ha gustado intentar ser mejor, buscar la excelencia. Si puedo ganar bien, y si no, también. La única carrera en la que me divertí fue en la primera, porque en todas las demás siempre he sufrido porque voy a tope.

¿Solo asfalto o también montaña?

He probado de todo. Hice el Campeonato de España de veteranos en pista de 1.500, dos veces la Ruta de las Fortalezas, corrí los 90K Murcia-Caravaca y en septiembre hice en Berlín mi primera maratón, pero mi distancia es la media maratón.

¿La maratón es más mental o física?

Es más mental que física porque el cuerpo se agota muscularmente, pero si la cabeza no tira para adelante, no lo consigues. Yo he sufrido más en un 3.000 metros en pista, porque esos pocos minutos son agónicos.

Si una maratón es dura, estudiar Medicina es mucho más.

Sí, la carrera es larga y el proceso para llegar a trabajar también, pero desde pequeña quería ser médico y me encanta mi trabajo. Además, en mi consulta está muy presente el deporte porque mis pacientes saben que corro, me siguen en facebook y muchas veces me ven por la orilla del río entrenando. Yo receto deporte porque es salud y solo me falta ponerlo en un lema en la puerta.

¿Y por qué médico de familia?

Porque siempre me ha gustado el trato con la gente. Tenía claro que no quería trabajar en un hospital porque el trato en la consulta es de tú a tú, llegas a ser parte de la familia del paciente. Un hospital es impersonal y en mi consulta me cuentan cualquier cosa porque confían en mí más que en nadie. Me hacen sentir útil y parte importante porque realmente veo que ayudo. Hay pacientes que vienen solo para hablar.

¿La mujer ha perdido el miedo a salir a la calle a correr y a competir?

Creo que sí, pero echo mucho de menos que las mujeres no estén más en la competición. Muchas hacen deporte, pero sacrifican su tiempo libre por el cuidado de la familia, algo que no hace tanto el hombre. Mi experiencia me dice que si te organizas, puedes hacer de todo, pero no me gusta cuando voy a una carera y veo que el 80% son hombres. Las mujeres somos deportistas como los hombres y quizás nos cuesta más trabajo porque adquirimos unas responsabilidades simplemente por ser madres.

¿Qué sacrifica para hacer deporte?

Hombre, muchos días me voy a correr a las tres de la tarde sin comer, porque si me paro a comer, quizás no puedo entrenar. Hay días en los que no me siento en el sofá porque después me lío con las actividades extraescolares de las niñas y solo paro para cenar. Y los domingos por la mañana muchas veces me voy a las siete de la mañana a una carrera, pero son sacrificios de los que no me puedo quejar porque los hago porque quiero. Muchas veces quedan los amigos a cenar los sábados y yo no puedo, pero me compensa lo que hago.

Está claro que no hace deporte solo por estar bien físicamente.

De hecho todo empezó porque mi hermana falleció hace cinco años por un cáncer siendo muy joven. En ese momento estaba sumida en un ambiente de rabia, de cabreo, tristeza y necesitaba sacar esa energía contenida. Entonces busqué un deporte que me proporcionara satisfacción. Fue por salud mental, porque necesitaba sacar esa ansiedad que tenía retenida por ese mal momento que habíamos vivido en mi familia.

Por eso sus triunfos van dedicados.

No es que se los dedique a ella, es que pienso en ella, me da la fuerza que me hace falta. Por eso siempre cruzo la meta con un brazo en alto y el otro en el pecho. Seguro que estaría orgullosa de verme.

¿Cómo explica lo que hace?

Es verdad que la gente alucina conmigo, de hecho yo alucino. Me miro ahora y echo la mirada atrás y pienso cómo es posible que esté haciendo esto. Siempre digo que es cuestión de organizarse y de querer hacerlo, es mentalizarte de que tienes que emplear mucho tiempo y no te puedes rendir a las primeras de cambio. Luego ves que consigues lo que te propones, aunque cuando me presenta el entrenador el plan de entrenamientos, lo primero que pienso es que no lo voy hacer, aunque luego siempre lo hago.

Pues su entrenador no es blando.

Así es. Nunca me dice que lo he hecho bien, siempre tiene alguna pega. Pero eso está muy bien, porque me hace recapacitar mucho y pensar que no todo es fácil, que no hay que conformarse con eso. En parte, él es quien me hace ser competitiva.