¿Cuándo entró en la vida de Chari Guillén el deporte?

Fue a raíz de que a mi marido, al que le encanta el deporte, se introdujo en el mundillo de las pesas y a mí me llamaron la atención las revistas que traía a casa con cuerpos escultóricos de chicos y chicas. Entonces me propuse tener un físico atlético y me apunté a un gimnasio. Después me hice monitora de aeróbic, empecé con las pesas, me apunté a un campeonato de culturismo fitness y me encantó. Me dije a mí misma que me tenía que subir a ese escenario porque me llenó mucho lo que vi. Empecé en body atlético, donde se realizaban coreografías y acrobacias, y a raíz de eso comenzó mi trayectoria.

¿Pero con qué edad empezó?

A competir con 27 años, pero me aficioné con unos veinte.

¿Y antes no había hecho deporte en su vida?

En el colegio sí que hice, pero en aquellos años teníamos pocas alternativas, solo las actividades propias.

Pero una cosa es competir y otra es acumular su palmarés, porque lleva un año espectacular.

La verdad es que sí, porque he sido tercera en el Arnold y también fui bronce en el Open de Roma. Pero en el año 2000 fui Miss Olympia, he ganado el Regional y participado en cinco Campeonatos del Mundo, logrando un cuarto puesto en uno de ellos. Llevo tantos campeonatos que ya no me acuerdo de todos.

¿El culturista qué objetivo tiene?

Practico body fitness, que es una rama del culturismo. La meta es conseguir un cuerpo como una estatua, y para ello hay que pulir los detalles. Eso requiere un estilo de vida, una alimentación saludable, entrenar y disfrutar con lo que se hace.

¿Y qué puede comer, de todo o casi de nada?

Ahora, con los adelantos que hay, se lleva una dieta mediterránea y hay más opciones. Hay variedad de avena, distintos sabores, y puedes jugar con la alimentación y la verdura. Las pechugas de pollo se hacen ahora también en hamburguesa, lo que permite tener más variedad que antes. Por ejemplo, si un día no entreno no pasa nada, pero si me salto la dieta sí.

Es que antes, los culturistas me decían que solo comían pollo.

Sí, no había otra historia, pero ahora ha cambiado mucho. La ciencia ha hecho evolucionar mucho al culturismo.

Tiene 49 años. ¿No le cuesta ahora más trabajo llevar esta vida?

Me diagnosticaron hace tiempo una lesión en las cervicales y los médicos me dijeron que debía dejar de entrenar con pesas. A mí me entró un poco de miedo y lo dejé. Busqué otra rama del fitness, el método Yuen, que se basa en la meditación y la relajación, y trabajando la mente empecé a desarrollar otra forma de entrenar y de unir la mente y el cuerpo. Entonces empecé otra vez a competir y ahora me siento mejor forma que antes. Es decir, que para mí la edad es un número.

¿Se hace culturismo con la mente?

Pues sí, porque es mente, cuerpo y alma. Si metes los tres, encuentras un equilibrio perfecto. El alma es la pasión, lo que sientes dentro de ti.

Alrededor del culturismo también hay muchas leyendas negras. Hace poco saltó una noticia de que un buen número de deportistas huyeron de un concurso para evitar un control antidopaje.

Mira, yo no vi las imágenes de los culturistas corriendo y creo que esa noticia no era cierta. Y en cuanto al dopaje, imagino que habrá como en todos los deportes, pero la verdad es que tenemos nuestros controles.

¿Le han hecho muchos controles en su vida?

Cada vez que voy a un campeonato tengo que pasar al menos uno. Por tanto, si lo que tomas no es natural, al final te sale.

¿El problema no está en la gente que empieza, que quiere llegar arriba de forma rápida?

Mira, esto es constancia, muchos años y disciplina. Cuidando la alimentación y con disciplina se llega, pero lleva un proceso. Ahora también hay concursos de culturismo máster y el otro día salió un reportaje en televisión de un hombre de 72 años que está compitiendo y tiene el cuerpo de un chico joven, es digno de admirar y un ejemplo a seguir.

¿A qué ha tenido que renunciar en su vida?

¿Renunciar? A nada, solo al chocolate, que en algunos momentos no puedo comerlo porque estoy en época de competición, pero después sí. Esto me gusta y me apasiona, para mí no supone un sacrificio ni renunciar a nada.

Entre los hombres está asumido que es bello un cuerpo musculado, pero entre las mujeres no tanto. ¿Ha recibido muchas críticas?

Cuando empecé sí que me decían que para qué iba a practicar esto, que me iba a convertir en un hombre, pero yo no le hice caso porque me gusta. Mi moralidad es tener un cuerpo atlético y femenino. Ahora muchas mujeres que no lo veían bien me preguntan qué pueden hacer para mejorar su físico. Ahora sí se ven más mujeres en las zonas de pesas y musculación de los gimnasios, pero cuando yo empecé era un bicho raro.

¿Cómo se entra en la selección española?

Uno de los requisitos es ser medallista en el Arnold o ganar el Campeonato de España, pero al margen de ello tienes que apuntarte al selectivo y encajar en el físico que quieren los técnicos, que son Rafael Ovejero y Rosa Sayago.

Pero están en manos de jueces.

Eso me dijo mi marido cuando empecé, que el ganador de una carrera es el primero que cruza la meta, pero aquí hay personas que te puntúan.

¿Su marido le apoya?

Totalmente, es como si fuera mi entrenador. Yo le doy las gracias porque me apoya de forma incondicional. Pero mi entrenador es Pedro J. Villa, que confía en mí y sabe sacarme lo mejor.

¿Se ha puesto fecha de caducidad?

Ni me lo planteo, siempre he dicho que me gustaría llegar a una edad avanzada y tener un cuerpo joven. La edad para mí es un número.

¿Hay muchas mujeres de su edad compitiendo?

No, ahora mismo soy de las mayores. De momento no hay mujeres de casi 50 años que sigan metidas en esto, pero sí hombres, aunque ahora tengo amigas más jóvenes que han sido madres y están compitiendo. Al final todo está en la mente.