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Tengo un primo ateo gran aficionado al deporte que ha hecho en varias ocasiones los 101 kilómetros de Ronda y alguna más de esas 'bestialidades'. Hace dos años se lanzó a realizar el Camino de Santiago en bicicleta. Cuando llegó al final del recorrido se fue a por la compostelana. Le preguntaron qué motivos religiosos le habían llevado a realizar ese peregrinaje, pero él, sincero como siempre, no supo qué responder. A punto estuvo de que no le dieran la concha que identifica a todas esas personas que acreditan haber culminado el camino. Ayer, en el Palacio de los Deportes, había dos jugadores y un entrenador -desconozco cuáles son sus creencias religiosas- que tenían que realizar durante 40 minutos su particular 'camino de Santiago' frente al Obradoiro, el club de la ciudad en cuya espectacular basílica está enterrado el Apóstol. Señalados desde el inicio de la temporada por la grada por las dudas constantes transmitidas hasta el momento, terminaron ganándose el 'pasaporte' para vivir unos días de tranquilidad, alejando fantasmas y acallando el runrún de los aficionados más exigentes.

Vayamos por partes. El entrenador, Javi Juárez, le ganó el pulso a Moncho Fernández, un técnico que provocó hace unos años el despido de Óscar Quintana en el estreno de Pete Mickeal con un abrumador triunfo en Murcia. Además, al exmurcianista, que solo estuvo nueve partidos en el banquillo del Palacio, ha ganado más veces en su carrera como visitante en el Palacio que éxitos sumó -solo dos- en su efímero paso por el CB Murcia en la desastrosa temporada 2009-2010. El actual entrenador del UCAM, de no haber superado ayer esa prueba, corría el peligro de seguir el camino que andó en enero de 2014 Quintana. Pero superó la prueba y con nota, porque la dirección ayer del turolense fue sobresaliente.

Sobre el parqué se redimieron dos jugadores. Damjan Rudez, quien llegó el pasado verano con la vitola de haber jugado en la NBA y con el objetivo de acabar con el déficit del UCAM en el puesto de cuatro abierto, llevaba una temporada decepcionante, pero anotó 15 puntos -solo había sumado 17 hasta ayer- y capturó 7 rebotes, tres más que en el resto de encuentros. A cada triple le siguió un gesto de rabia. Aunque sus limitaciones defensivas son evidentes y se ponen más de manifiesto en un equipo como el UCAM, de él se esperan puntos, como los logrados ante el Obradoiro. Y el tercer componente que se redimió fue Askia Booker, el anárquico base murcianista, que repartió 4 asistencias y anotó 16 puntos. Quizás fue la actuación más completa del director de juego de Los Ángeles.

Y para completar la fiesta, un aficionado se fue a casa con 1.500 euros en el bolsillo después de anotar desde el centro de la pista en uno de los concursos que se celebran. Por cierto, no es la primera vez esta campaña. Ya van dos.