¿Cómo llegó al mundo del deporte?

Nací entre Churra y El Puntal, en la huerta, pero mi familia se fue a vivir a Espinardo y entré en el Colegio La Consolación, que para ser religioso y femenino, daba mucha importancia al deporte. Entonces entró a dar clases de Educación Física Pepa Molina Barceló, que venía del voleibol y la rítmica. Ella nos cogió a un grupo de niñas y nos metió el gusanillo de la gimnasia. En mi familia las cuatro hermanas hacíamos deporte e incluso la pequeña, Elvira, llegó a estar en el equipo nacional.

¿Y destacó mucho?

No, yo entrenaba, pero nunca llegué a competir. Después, en el Patronato de Deportes montaron un taller que se llamaba rítmica de mantenimiento, me apunté y allí conocí a Juan Sebastián López Asensio, presidente de la Federación, y a Rosa Hernández. Se montó el club Gymnos?85, donde yo empecé, e hice mis cursos de entrenadora en Madrid.

¿Qué le mantiene hoy en día a pie del tapiz?

Pues que sigo dando clases, incluso a las más pequeñas, y también a mujeres que hacen acondicionamiento físico, que ellas dicen que son mi equipo máster.

¿Por qué hay tan pocos hombres en la rítmica?

Hay chicos compitiendo desde hace bastantes años, aunque al principio estaban un poco ninguneados, discriminados, pero ahora ya no ocurre eso. Considero que aún no está reglamentado para ellos como se debería, porque se rigen por el código que existe, no como en la artística, donde hay aparatos para hombres y mujeres, aunque en la rítmica ya se está dando en países como China, donde hay un aparato de tres mazas para ellos.

Pero se sigue viendo raro un chico en rítmica.

Es chocante, pero también hay un componente de machismo, porque nosotras somos las primeras machistas al ser este deporte muy femenino.

¿Y por qué no hay más hombres dirigiendo clubes de rítmica, es que no los dejan?

Pues no lo sé, pero un hombre fue presidente de la Federación Murciana, donde siempre ha habido directivos. En el Cronos tuvimos hasta el año pasado un chico como técnico, pero se ha ido ahora a trabajar a Barcelona, y en Alcantarilla hay otro. Ya no es tan rato ni ver chicos entrenadores ni jueces.

¿Ahora hay más familias que quieren meter a sus hijas a hacer rítmica, está de moda?

Nosotras, en el Cronos, tenemos listas de espera porque no tenemos más espacio ni más entrenadores. Y te puedo decir que no hay mes que la Federación no pase ofertas de trabajo para entrenadoras.

¿Existe intrusismo en este deporte?

Imagino que como en todos los deportes, pero, por ejemplo, en el ayuntamiento de Murcia siempre han exigido la titulación para dar clases. Como mínimo deben tener el primer nivel de los tres que hay para dar clases.

¿Se hizo entrenadora por la inercia de haber practicado gimnasia o fue algo premeditado?

No, vino así. Me tuve que ir a Madrid a hacer los tres cursos. El primer año lo pasé muy mal porque allí había niñas del equipo nacional, pero no hace falta haber sido buena gimnasta para ser buena entrenadora.

¿No se exige mucho sacrificio a las niñas en edades muy tempranas?

Nosotras, aunque tenemos un nivel alto, siempre metemos una parte lúdica a los entrenamientos porque las niñas se lo tienen que pasar bien. No les ponemos dieta y la alimentación es como la de cualquier otro deportista. Y las edades de máximo rendimiento en la rítmica son las que son, no podemos cambiarlas.

Su club ha crecido mucho. ¿Cómo ha sido, dónde está el secreto?

No hay método ni secreto. Tenemos unos técnicos fabulosos a los que no les gusta perder ni a las chapas, que se pasan los días informándose de nuevos métodos de entrenamiento y llevándolos a la práctica.

¿La rítmica es cara?

Sí lo es, muy cara porque esto es todo a base del bolsillo de las familias. El club puede pillar alguna subvención de la Comunidad Autónoma y el Ayuntamiento, pero todo eso se invierte en tapices o en autobuses, por ejemplo. El club paga los entrenadores, porque ya bastantes gastos llevan los padres, que tienen que hacer frente a inscripciones en competiciones y los maillots. Fíjate que una pelota puede llegar a valer 120 euros.

¿Ser juez es lo más ingrato de la gimnasia rítmica?

Ten en cuenta que al ser un deporte donde no hay un gol, una canasta o un tiempo, depende todo de la puntuación de unos jueces. Para juzgar tienen que ser muy profesionales, que lo son, aunque unos más que otros.

En el fútbol, muchos entrenadores de niños se quejan de los padres. ¿En la gimnasia...?

También. Suelen ser muy pasionales, pero es normal, porque esto es como quien va a ver la función de fin de curso de su hijo, donde su niño es el más guapo y el mejor. Yo admito cualquier comentario de los padres, pero les pido que no se metan en el trabajo técnico, porque no lo son. Las niñas que se nos han ido ha sido porque los padres consideraban que no estaban donde merecían. Pero también es como eduques a los padres, aunque algunos no se dejen.

Cuando forman conjuntos siempre debe haber suplentes. ¿Cómo lo aceptan en un deporte donde no hay cambios?

Una de nuestras normas es no mentir ni crear falsas expectativas. Nosotros decimos claras las cosas desde el principio, sin dejarnos nada. Ahora, cuando acabe la temporada, nos reuniremos con las gimnastas y los padres y les explicaremos todo para la próxima temporada. Esa es la clave.