Hay dos nombres que una y otra vez aparecen vinculados al Real Murcia cada vez que se habla de la necesidad de encontrar un inversor con capacidad económica. Uno de ellos es Antonio Perea; el otro Francisco Tornel. Mientras que el primero ya no convence a nadie con cabeza; el segundo sigue año tras año ocupando titulares y posicionándose como el hombre ideal para dar oxígeno a las arcas de Nueva Condomina. Sin embargo, en el momento decisivo, Francisco Tornel siempre queda a la misma altura de Antonio Perea, y es que todo el dinero que dice tener -no en su bolsillo, sino de empresas que le acompañarían en el proyecto- nunca aparece. El notario murciano lo intentó sin éxito en 2015 y volvió a ponerse en primera línea de fuego en 2016, llegando incluso a sacar de sus casillas a un siempre tranquilo Guillermo Martínez Abarca, entonces presidente del Murcia. Sin embargo, la vez que más cerca ha tenido sentarse en el consejo de administración grana ha sido esta semana. Tanto, que durante unos días fue el presidente 'no oficial' de la entidad grana.

Aunque no era el favorito de los integrantes de la Plataforma de Apoyo al Real Murcia, el hecho de que los más votados renunciasen al cargo, hizo que el guante le llegase al notario, y el murciano lo cogió. Fue en la noche del domingo 28 de octubre. Tornel, tal y como se decidió democráticamente, presidiría el consejo de administración tras la dimisión de Víctor Gálvez. «Las empresas solo pondrán el dinero si yo estoy dentro», había repetido en los medios y en conversaciones privadas, por lo que su elección le dejaba en el lugar ideal para que todo el dinero con el que dice contar llegase a un club asfixiado y en el que los empleados y los jugadores acumulan distintas mensualidades sin cobrar.

Sin embargo, el pasado lunes, cuando ya no había vuelta de hoja y Gálvez firmaba su renuncia a la presidencia del club, Francisco Tornel apenas permanecía unos minutos en las oficinas de Nueva Condomina. A su salida confirmaba lo que a lo largo del día había pasado de rumor a noticia, no ocuparía ninguna de las sillas del consejo de administración. «Me dedicaré a buscar dinero de las empresas», indicaba el murciano, que en ningún momento se refirió a las quince empresas que solo hace unos días decía tener ya en el bolsillo.

La no presencia de Francisco Tornel en el consejo -nadie en la Plataforma ha querido aclarar los motivos- se une al historial del notario murciano, quien lleva desde 2015 intentando tomar el control del Real Murcia a precio 0, pero que siempre que se le abre la puerta del club, sale corriendo. El primero en descubrir la verdadera cara de Tornel fue Jesús Samper. En verano de 2015, de la mano de la Asociación de Accionistas Minoritarios, el notario apareció en los medios como un elefante en una cacharrería. Muchos titulares dieron casi por hecha la marcha del madrileño para dar paso al murciano. Y Felipe Coello, concejal de Deportes, no dudó en abrirle las puertas del ayuntamiento de Murcia. Era tal el protagonismo del que ya se veía como 'jefe' de Nueva Condomina, que Samper incluso emitió un comunicado oficial para desmentirle. No había ninguna oferta para adquirir el club, solo la intención de gestionarlo durante un año, y eso fue suficiente para que el propietario cortase las negociaciones por lo sano.

Solo unos meses después, tras la muerte de Jesús Samper, Francisco Tornel reapareció en la escena. El 4 de enero de 2016, día en el que Juan Antonio Samper, su hijo y Gonzalo Samper dimitían de sus cargos, el notario murciano esperaba en un sillón de la recepción de las oficinas de Nueva Condomina. Junto a él, otros pretendientes que querían ocupar una silla del consejo, como Antonio Perea y los representantes de la Asociación de Accionistas Minoritarios.

Con los Samper fuera, Guillermo Martínez Abarca lideraba un consejo de transición, y el abogado murciano no dudó en invitar a Tornel, que una vez más había hablado de todas las empresas que estaban dispuestas a poner dinero en el club. Pero el notario murciano dio calabazas a Abarca, renunciando a ser consejero con la excusa de que no quería compartir mesa con Víctor Alonso y Romeo Cotorruelo, a los que consideraba aliados de los herederos de Samper. Además, veía un problema en el que el club estuviese en manos de los herederos del madrileño, quienes no habían decidido que hacer con la herencia.

Dicen que no hay dos sin tres, y Francisco Tornel hizo válido el refrán. En diciembre de 2015 puso en marcha 'Arca Grana' con la mirada puesta en una futura ampliación de capital. Esta asociación, formada por «un grupo de empresarios y murcianistas que están trabajando para reunir el capital necesario para hacerse con la propiedad del Real Murcia y sanear la entidad grana», tenía «el propósito es recaudar al menos 8 millones de euros».

Esa ampliación de capital de la que hablaba Arca Grana comenzó en mayo de 2016, pero el notario volvió a suspender en otra prueba de fuego. La excusa de Jesús Samper y de la herencia ya no era válida. Pero una vez más, el dinero que siempre dice tener Tornel no apareció por ningún sitio. El murciano acudió a la ampliación, pero lo hizo de manera individual, sin empresas que le acompañasen.

La credibilidad de Tornel quedaba tan tocada en ese 2016 que hasta Guillermo Martínez Abarca, un hombre tranquilo y siempre cauto, no dudó en afirmar en referencia al notario que «no hay que hablar y no hacer. Es más, si no se está dispuesto a hacer es mejor callarse». Ahora, dos años después, las palabras del expresidente murcianista vuelven a tener más fuerza que nunca.