A mediados de agosto, Víctor Gálvez era aclamado por los aficionados al llegar a un partido amistoso en San Pedro del Pinatar. El oriolano se sentía respaldado por los jugadores y la plantilla, pese a que ya había indicios de irregularidades en su gestión. Sin embargo, los impagos de las nóminas cuando solo acaba de empezar la temporada significó un giro de 180 grados. «¿Dónde está el dinero de mi abono?», gritaban el pasado domingo los aficionados al presidente.

Y es que nadie en el club ha sido capaz de explicar en qué se han gastado los ingresos por abonos, publicidad, palcos VIP y cuotas de las bases, cuya suma alcanzaría el millón de euros. El hecho de que no se pudiera pagar con tarjeta o que el dinero se haya transferido a una cuenta ajena al club, tal y como publicó esta redacción en exclusiva, no han ayudado a Gálvez en su defensa.